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A (casi) nadie le importa

A casi nadie le importa lo que escribes en tu blog, por muy bueno que tú creas que es lo que escribes. A casi nadie le importa lo que pones en tu twitter. A casi nadie le importan las fotos que haces, los relatos que escribes, los dibujos que pintas, la música que escuchas, las canciones que compones, los videos que cuelgas en youtube. A casi nadie le importa los sitios donde vas de copas, las comidas que te gustan, el lugar donde has ido de vacaciones. A casi nadie le importan los libros que lees, ni las series que sigues, ni las pelis que has visto, ni tu opinión sobre ellas. A casi nadie le importa que hayas escrito un artículo en quién sabe qué revista sectorial, o que hayas publicado un libro, o que hayas dado una conferencia. A casi nadie le importan tus planes y tus proyectos.
Y sin embargo, cada día son más los vehículos que tenemos para «hacer público» y compartir cualquiera de esas cosas. Y con mecanismos de retroalimentación, encima. Followers, likes, visitas, comentarios… que nos hacen mantener una vana expectativa de que efectivamente «le importa» a alguien. Pero desengañate, como he dicho antes incluso cuando tus métricas están bien, lo cierto es que a casi nadie le importa.
Si vas a hacer algo, hazlo porque te apetece. Escribe tus relatos, pinta, haz fotos, expón tus teorías… porque te gusta a ti, porque te sirve para entretenerte o para mejorar tus habilidades, porque te sirve para aprender, o para evadirte. Hazlo a tu ritmo, según te apetezca. No te dejes engañar, no tienes un «público» que esté esperando ansioso tus «pepitas de oro» y que se sentirá decepcionado si no lo haces. Realmente, si mañana dejases de hacerlo, si mañana dejas tu blog, o dejas de colgar fotos, o dejas de actualizar el Facebook, o abandonas twitter, o dejas de escribir libros, o… casi nadie se daría cuenta. La popularidad es una mentira; lo es incluso para esas «grandes estrellas» (del cine, de la música, del deporte, de la literatura) que tienen su época de gloria (basada sobre todo en unos desmedidos esfuerzos de marketing realizados por las grandes compañías que deciden lucrarse a su costa) pero que después desaparecen sin que nadie nunca se vuelva a acordar de ellas. Así que imaginate para ti.
Haz las cosas porque sí, no porque esperes algo a cambio. Úsalas para conectar con la gente que te rodea. Regalale una foto bonita a tus padres, hazle a tu hija un dibujo personalizado, escribe un relato para leer en tu boda, compón una canción especial para tu aniversario. Disfruta de tu habilidad con tu entorno, con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros… con todas esas personas que ya existen en tu vida.
Y aprovecha también, si surge, para conectar con ese pequeño número de personas a las que en un momento dado sí les pueda importar lo que haces. No van a ser muchas, pero puede que sea la excusa para descubrir a un puñado de personas afines que incorporar a tu vida.
Lo que haces le importa a muy poca gente. Disfrútalo con ellos, y olvida a los demás.

16 comentarios en “A (casi) nadie le importa”

  1. Te has levantado gruñón esta mañana. Esas pequeñas cosas son las que nos hacen más agradable el camino, ¿nos hacen el camino? no, como bien dices cada uno tiene que hacer el suyo, pero a mi me resulta mucho más placentero hacerlo en compañía y no con pedazos de carne que no comparten nada ni dejan vislumbrar sus emociones, necesidades, flaquezas, alegrías o pasiones.

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    • Ah, pues fíjate que yo no lo veo así (bueno, un poco sí :D). Quiero decir, que es una reflexión bastante liberadora, si lo piensas. No estoy defendiendo el «no hagas, no compartas», sino más bien el hacer por el placer de hacer, compartir por el placer de compartir. No esperar nada a cambio, no estar pendiente de visitas, de retuits, de likes… no frustrarse cuando no llegan, y no darle importancia cuando llegan. Disfrutar del camino, porque no buscas ningún destino. Y si entre medias surge la oportunidad de crear una conexión significativa con alguien, pues bienvenida sea.

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  2. Cómo mola eso de «Haz las cosas porque sí, no porque esperes algo a cambio. Úsalas para conectar con la gente que te rodea». Si lo siguiéramos más a fondo mejor nos iría a todos.

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  3. Es tremendamente liberador pensar así. Te vuelve menos miedoso, más fresco. Te quita la sensación de precipicio.
    Además, no es solo liberador, sino que es verdad en la mayor parte de los casos (de 7.000 millones de casos).
    Las redes sociales nos proporcionan una ilusión de notoriedad que no suele estar justificada. Twitter es tan popular porque creemos que un montón de gente no está leyendo y sigue todo lo que decimos. Supongo que pasa algo parecido con los blogs.
    Pero la mayoría de la gente no está tan interesada en lo que escribes como en el efecto que produce lo que ellos escriben.
    Yo siempre he dicho que en el largo plazo solo puedes hacer algo si realmente sientes interés genuino y tiene un significado muy personal.
    La clave está en hacer más y más de estas cosas que conectan con personas cercanas o con lo que verdaderamente nos importa.

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  4. He descubierto este post navegando por la red y me ha llamado tanto la atención que he decidido añadir este comentario, aunque veo que ha pasado bastante tiempo desde su publicación. Yo también estoy de acuerdo contigo en que uno debe escribir porque le gusta y se debe a esa pasión. El problema está en que unos blogueros se obsesionan más que otros y viven pendientes del número de visitas que recibe su blog. Algunos son capaces de vender su alma al diablo o incluso de comprar a sus potenciales lectores con tal de conseguir incrementar esas visitas. Me pregunto si se es mejor escritor si se tienen más visitas… Yo visito blogs muy mal escritos, con un montón de faltas de ortografía y, sin embargo, con un montón de comentarios y de seguidores. Ahí dejo la cuestión… Yo a mi blog le di el nombre de POR SI ALGUIEN ME LEE, porque no es bueno crearse falsas expectativas sino partir de la base de que lo que escribes, como tú dices, le va a interesar a cuatro gatos (y si me incluyo yo, a tres). Si uno se obsesiona con el público que tiene, lo único que puede conseguir es amargarse la vida y entorpecer el proceso de escritura. Más vale tener un lector fiel y de calidad que mil «lectores» que apenas leen el título de tu blog. ¿Vale la pena tener un blog para vivir en ese sinvivir? Como tan bien has argumentado tú, si tu pasión es escribir, escribe primero para ti y, luego, si encuentras a alguien interesado en leerte, pues bienvenido sea. Supongo que todos necesitamos un poco la aceptación social, que nos sirve de recompensa y nos alienta a seguir escribiendo, ¡pero, sobre todo, sin obsesionarnos! Bueno, es mi humilde opinión. Por último, decirte que es un verdadero placer leer todas tus entradas. Un saludo.

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  5. Leyéndote me he acordado de aquellos ganadores de la estrella Michelin que renuncian a ella para evitar caer en presiones tanto profesionales como mediáticas.
    Yo también tengo un blog desde hace mucho tiempo, 11 años. Siempre he escrito para mi. Siempre lo he tenido claro. El blog permite recordar, explicar y comprender cosas que no son posibles con otros formatos. La sensación de «leerte» pasados unos años sigue siendo un incentivo a continuar con ello. Por eso no me planteo dejarlo.
    Saludos de un incondicional.

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  6. Pues sí, es totalmente cierto. Aunque nos engañamos constantemente para pensar que no es así, porque en el fondo es difícil hacer algo solamente para ti. O al menos hacerlo durante mucho tiempo.
    Aunque no deja de ser una ironía que te de la razón y por otro lado admita que me gusta, me sirva y me importa lo que has escrito. Pero bueno, para eso está el casi.

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  7. Me gusta la parte positiva del artículo porque te empujo a continuar haciendo algo porque es lo que deseas.
    No obstante, creo que no hay que perder de vista que cuando creamos buscamos compartir algo. Por eso es inevitable, como dices al final, que tratemos de conectar con aquellos pocos que sí estén interesado en lo que hagamos. De hecho, puede que para una persona sin mucho público sea más fácil conectar con otras personas, que para el gran artista reconocido que recibe tantos miles de inputs y peticiones diarias que opta por ignorarlas todas, con lo que acaba perdiendo la conexión que, al principio, todo buscamos.
    Un saludo

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