Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


¿Cuánto pagarías por trabajar menos?

Recuerdo la escena. Estábamos tomando unas cañas después del trabajo, celebrando la despedida de alguien del grupo. La conversación derivó a los horarios de trabajo que teníamos, y una compañera dijo «Yo pagaría por trabajar menos». «Hazlo», le respondí. «¡No se puede!». «Mentira. Por supuesto que puedes. Otra cosa es que no quieras».
Por supuesto que podía trabajar menos. Si no dentro de la misma empresa, en otra. Si no en el mismo sector, en otro. Si esa era su prioridad, era cuestión de ponerse a buscar la fórmula. El problema es que ese «trabajar menos» tenía un precio. A buen seguro medido en términos económicos: menor retribución, menos poder adquisitivo… ergo renuncias a determinados elementos de su estilo de vida. Y posiblemente también medido en términos de proyección profesional, o incluso en satisfacción intrínseca con su trabajo. En definitiva, si no trabajaba menos es porque consideraba que el precio a pagar era demasiado alto para lo que iba a obtener a cambio.
Poco tiempo después, yo mismo tomé decisiones en ese sentido. Dejé mi posición (renunciando con ello a un jugoso sueldo, y a determinada carrera profesional), buscando otra forma de vida. Y en ello estoy. El caso es que llegó un momento en el que lo que podía conseguir con el cambio se volvió lo suficientemente valioso para mí como para pagar el precio que me pedían.
Por cierto, lo último que supe de esta chica es que se casó, dejó el trabajo y se dedicó a «sus labores» de esposa y madre. Está claro que podía trabajar menos, si quería. Sólo era cuestión de desearlo lo suficiente como para aceptar la contrapartida.
Foto: 1suisse .ch

6 comentarios en “¿Cuánto pagarías por trabajar menos?”

  1. El problema es que en España el precio que hay que pagar suele ser demasiado alto. En muchos países europeos disponen de unos horarios de trabajo más razonables, donde se puede compaginar una exitosa carrera profesional con una familia o con otras actividades de carácter privado que no son fáciles de desarrollar en España.
    Nos falla la productividad, como es de sobra conocido, tenemos unos sueldos bajos y un precio de la vivienda muy alto, con lo que es muy difícil poder conseguir un nivel de vida similar a nuestros vecinos europeos, al menos en lo que respecta a la vivienda y al desarrollo personal o a la conciliación familiar.
    Muchas personas renuncian a su carrera profesional (aunque siguen trabajando) para disponer de más tiempo para su familia, pero preguntándose por qué han tenido que hacerlo si pueden ser perfectamente útiles y productivos, y eso es muy duro. Se tarda mucho tiempo en formarse, en especializarse, en aumentar de valor para después tener que renunciar a sus frutos por una mala organización. Debemos fijarnos en quienes han implantado sistemas más eficientes y adaptarlos a nuestras características.

    Responder
  2. Mi estimado Raúl,
    Tuve el gusto de encontrar tu blog por twitter, lo que me llena de emoción, ahora te sigo e incluso te he puesto en mi blog roll para no perderme nada.
    Pero bueno a entrar en materia, en algún tiempo viví una situación similar, me ofrecieron un trabajo muy bien remunerado (casi el doble de lo que gano), pero bajo las siguientes condiciones:
    * Hay hora de entrada pero no de salida.
    * Disponibilidad para viajar diaria, incluso fines de semana.
    * Me quedaba a más de dos horas de casa, (dos de ida y dos de vuelta)
    * Tienes que viajar a cualquier hora por cualquier conflicto relacionado con las 40 sucursales a nivel país. (Soy abogado)
    * Desapegarme de lazos con mi familia.
    Definitivamente el dinero era bueno, pero el precio que había que pagar era altísimo y no, definitivamente no estaba dispuesto a ceder mi vida, el dinero que gano ahora está bien, sobre todo porque trabajo con mis amigos, tengo los fines de semana libres y cuando viajo es algo que disfruto mucho, a dónde llego me tratan muy bien.
    Entonces el precio era muy alto y de momento estoy tranquilo como estoy, pero no me quería quedar con este ejemplo que creo que se acerca muy bien a lo que dices.
    Una de mis primeras entradas en mi blog Análisis Realista fue justamente enfocada a eso, te la dejo para que veas cómo podemos coincidir en pensamientos: http://wp.me/pPuRl-v
    Saludos desde México.
    Omar Carreño

    Responder
    • Omar, gracias por tus palabras. Realmente la situación que describes es el reverso de la misma moneda. Por un lado, algo a lo que renuncias. Por otro, algo que ganas. Tomas la decisión cuando lo que ganas es mayor que aquello a lo que renuncias.
      Carlos, estando de acuerdo contigo, la excusa del «factor nacional» tampoco me vale. ¿Nos gusta el estilo de vida de Noruega? Pues agarremos un billete y vayámonos allí. Claro, entonces al precio que pagamos habrá que sumarle el del desarraigo… y a muchos no les compensaría. Pero es que las cosas son así, cada uno hemos nacido donde hemos nacido, y esas son las cartas que nos tocan jugar. Si hubiésemos nacido noruegos, tendríamos otras circunstancias. Positivas en algunos casos, y negativas en otros. Como se suele decir, «si mi abuela tuviera ruedas…»
      También habría que valorar las causas de que en unos sitios haya determinados sistemas que funcionan y en otros no. ¿Es sólo porque un señor, empresario, decide que tiene que ser así? ¿O es una suma de factores culturales, a los que todos contribuímos, las que hacen que la evolución haya sido distinta en unos sitios y en otros?

      Responder
  3. Raúl, no intento poner como excusa el «factor nacional» sino que lo resalto porque existe y hay que tenerlo en cuenta. En Noruega, por seguir tu ejemplo, el precio que tienen que pagar por disponer de tiempo libre es menor, y quizás por eso lo hacen con más frecuencia y trabajan menos horas. Aquí eso no es tan fácil porque, como digo, el precio puede ser muy alto. Y el desarraigo, para muchos es una de las barreras que no se puede franquear (quiero más tiempo, pero no más tiempo para pasear por Noruega! 🙂
    Lo que digo es que hay que fijarse en cómo funcionan esos sistemas que nos parecen eficaces y, por un lado adaptarlos a nuestra propia idiosincrasia, y por otro ir modificando nuestras conductas o tradiciones más dañinas para nuestro bienestar para ver si encontramos un equilibrio más beneficioso para todos.
    Solo es un cambio en el punto de vista: desde el lado del individuo, cada uno es responsable de su destino y debe buscar lo que más le interese. Desde el lado social o colectivo, debemos intentar crear las condiciones para que cada uno pueda elegir con más libertad y menor coste.

    Responder
  4. Yo entiendo lo que quiere decir Carlos. En la Europa que está mas allá de los Pirineos es relativamente fácil encontrar trabajos altamente cualificados al 60% u 80% para gente que sólo quiere trabajar 3 o 4 días a la semana.
    ¿De verdad todas las empresas necesitan un contable, o un CIO, o un responsable de marketing al 100%? Pues eso…

    Responder

Deja un comentario