Ese proyecto que tienes empantanado… ¿lo quieres hacer, sí o no? Ese libro que tienes a medio leer… ¿lo quieres terminar, sí o no? Ese plan que te han propuesto… ¿te apetece hacerlo, sí o no?
Decídete.
Y si has decidido seguir adelante… ¿qué debes hacer? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Qué, cómo, cuándo?
Decídete.
Ya, ya sé que decidir es difícil. Hay que pensar, valorar cosas, siempre está el «y si…», el «no pero…». Mejor dejarlo reposar, ¿no? A ver si dejando las cosas pasar suceden por sí mismas, y te quitas el marrón de tener que decidir tú. Y qué decir de llevar las cosas al terreno de lo concreto: ¿de verdad tengo que hacer eso tan incómodo? ¿de verdad tengo que enfrentar ese conflicto?
Escuchaba hoy un capítulo del podcast de Jesús Bédmar sobre productividad que hablaba precisamente de esto: de que GTD (en este caso; cualquier otro sistema de productividad te acabará diciendo algo parecido) va de tomar decisiones. De ponerte frente al espejo, y de obligarte a decir lo que quieres y lo que no quieres. De que revises tus compromisos contigo mismo y con los demás. Es una interpelación constante, ¿esto es importante, sí o no? ¿y qué vas a hacer para lograrlo?
Habla Francisco Alcaide del compromiso como «hacer lo que sea necesario durante el tiempo que sea necesario» para lograr un determinado objetivo. ¿Cuántos de nuestros compromisos responden a un verdadero compromiso? ¿Cuántos de nuestros supuestos objetivos vienen de una decisión tan consciente? ¿Cuántas de nuestras tareas pendientes son fruto de la reflexión, de decidir «sí, quiero hacerlo, y además lo voy a hacer así y así, y asumo con completo conocimiento de causa el coste»?
Nos cuesta decidir, porque implica pensar, e implica optar, e implica asumir unas consecuencias, e implica incomodidad. Nos gusta dejar las cosas en esa nebulosa del «sí pero no», de la decisión pendiente, del «ya pensaré los detalles». Porque ahí es más fácil escurrir el bulto, engañarnos, distraer la atención del hecho de que no estamos haciendo lo que verdaderamente queremos hacer, o de que ni siquiera sabemos qué es.
Decídete. O no. Ésa, en sí misma, ya es una decisión.
PD.- Como ves, he añadido un episodio del podcast Diarios de un knowmad dedicado a este tema. Si te gusta, puedes suscribirte en iVoox y en iTunes, comentar, recomendar, compartir…
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