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Dedica 20 horas a aprender

En esta charla, Josh Kaufman plantea las claves principales de su libro «The first 20 hours«. Intentando pasar por encima de barniz «marketiniano» que tienen los lanzamientos editoriales («cómo aprender cualquier cosa de forma rápida», dice… como si te vendiera el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura), creo que hay algunas ideas interesantes que merece la pena rescatar:

  • La visión. Como dice Covey, «empezar con un fin en mente». ¿Qué quieres aprender? ¿Para qué? ¿Con qué profundidad? El ser capaz de visualizar «qué somos capaces de hacer» una vez hayamos concluido el proceso de aprendizaje es el primer paso para saber cómo focalizar nuestros esfuerzos. No es lo mismo tocar la guitarra para dar un concierto de música clásica, que aprenderse cuatro acordes básicos con los que tocar alrededor del fuego en un campamento. Él lo llama el «target performance level», pero vamos, es eso.
  • La deconstrucción y la investigación. Aunque él lo menciona como dos aspectos separados, para mí son dos caras de la misma moneda. El objetivo (como también mencionaba Anxo Pérez en su conferencia que referenciaba hace unas semanas) es «modularizar» la materia, romperla en trozos más pequeños, y ser capaz de priorizar cuáles son los más importantes, aquellos que nos van a llevar a cubrir el objetivo. La investigación es necesaria para saber «cómo partir» el contenido, y para saber la importancia relativa de cada uno de los trozos.
  • El aprendizaje es un proceso costoso en sí mismo, por lo que debemos tratar de «ponérnoslo fácil». Eliminar distracciones, tener a mano todos los recursos necesarios… en definitiva, eliminar en la medida de lo posible cualquier fricción externa que nos dificulte poner foco.
  • El compromiso de las 20 horas, que es el leitmotiv de su libro. Es decir, si decidimos aprender algo, que sea por lo menos durante 20 horas. ¿Por qué? Su planteamiento es que 20 horas es una barrera suficientemente ambiciosa como para servir de criba inicial a nuestra voluntad real de aprendizaje. No es lo mismo decir «voy a aprender a tocar la guitarra» (así en genérico) que decir «voy a dedicar al menos 20 horas a tocar la guitarra»; si nos da pereza ese compromiso, mejor dejarlo antes de empezar.
  • Además, entiende que 20 horas es una cantidad de tiempo que nos puede hacer adquirir un conocimiento significativo como para que merezca la pena (puede parecer poco, pero piensa… ¿cuándo fue la última vez que dedicaste 20 horas de esfuerzo consciente y orientado hacia un objetivo concreto? ¿mejoraste significativamente o no?).
  • Considerar esas 20 horas como un único bloque nos va a permitir «aguantar el tirón» de la frustración inicial (donde todo es confuso, cometemos errores, no sabemos por dónde nos da el aire…) y llegar a un punto donde empecemos a tener la sensación de que sabemos de qué va la cosa.
  • Por último, si resulta que pasadas esas 20 horas concluimos que aquello que decidimos aprender no nos aporta demasiado, y que no queremos profundizar más… la inversión realizada habrá estado limitada.

2 comentarios en “Dedica 20 horas a aprender”

  1. Hay una cosa curiosa. Lees veinte horas y piensas «qué poco tiempo». Pero como tú dices creo que sobreestimamos el tiempo que dedicamos a las cosas. Suele ser bastante menos.
    La deconstrucción y la investigación coinciden con las ideas de Tim Ferris y de su sistema DISS.
    No creo en las cifras mágicas, pero me parece bien establecer un límite mínimo.

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  2. Obviamente (de hecho él mismo lo dice), «20 horas» no es más que una cifra más o menos redonda que ayuda a concretar el concepto (y de paso a venderlo un poquito mejor 🙂 )

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