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El timo de los libros de texto

Me pregunto cuánto habrán avanzado las matemáticas en el último año como para justificar un cambio en los libros de texto de primaria. O qué nuevos descubrimientos nos habrán hecho replantearnos la Historia que se enseña a un niño de 10 años. Desde luego, el idioma español ha cambiado mucho en los últimos 365 días, los tiempos verbales ya no son lo que eran, y hay nuevas normas para saber si una palabra se escribe con g o con j. Y bueno, qué decir de las innovaciones pedagógicas, que los niños del 2017 no aprenden igual que los del 2016.
Llega el final del curso, y llega el papelito para informarnos de los libros de texto que hay que comprar el año que viene (disponibles cómodamente bajo petición en el colegio). Oh, sorpresa: los libros que valían el año pasado ya no valen este año. La editorial ha sacado una nueva edición con nuevos dibujitos, o cambiando el problema de sumar manzanas por otro de sumar peras, o el colegio ha decidido que los libros de la editorial B son muchísimo mejores que los de la editorial A. Sumas libros del niño, sumas libros de la niña… casi 500 euros.
En condiciones normales, podríamos guardar los libros del hermano mayor para que la pequeña los usase cuando llegue el turno. O podríamos establecer un mercado de préstamo, o de venta de segunda mano si quieres, para que los libros de un curso sean reaprovechados el año siguiente por otras familias. Pero no, no es posible: lo que hay que hacer es pasar por caja, y pagar este impuesto revolucionario que cobran las editoriales con el beneplácito (¿gratuito?) de las administraciones. A veces me cuestiono incluso hasta qué punto los colegios están pringados en la trama («si te cambias a mi editorial y obligas a tus alumnos a comprar mis libros te doy un porcentaje»).
El resultado es el mismo: un expolio a las familias, una subvención encubierta a todo un sector. ¿Y qué puedes hacer? Nada. Paga y calla, imbécil.
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6 comentarios en “El timo de los libros de texto”

  1. Suscribo cada palabra Raúl.
    Quiero suponer, que somos tontos porque de otra forma, esto no tiene ninguna explicación lógica. Desde las editoriales y librerías nos verán como rácanos y miserables, personas que no se quieren gastar el dinero en «lo mejor para sus hijos» o como peligrosísimos librepensadores que no quieren seguir la doctrina establecida.
    Alucino.

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  2. Es el timo perfecto. No tienes escapatoria (¿qué vas a hacer, mandar a tu hijo sin libros al cole? ¿hacerle ser «el rarito que va con un libro que no es el que tienen los demás»?), que quizás sea lo que más rabia me da. Venid aquí, estúpidos ciudadanos, que os vamos a sablear.

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  3. El cuento de todos los años Raúl. Nada nuevo bajo el sol. En cuanto al tema de los colegios, doy fe con conocimiento de causa, de que las editoriales suelen ser bastante «generosas» con los afines a su causa.

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  4. Hay otras opciones, también promovidas desde la administración. En Andalucía existe un programa de gratuidad de libros en primaria y ESO. Cada año, los niños reciben los libros en préstamo, deben usarlos con cuidado y devolverlos al final del curso; si los deteriora deben pagarlo.
    El programa está previsto para 4 años, aunque llevamos un par de cursos (o más en según qué casos) en que no se han renovado, primero por la crisis y después por la LOMCE.
    Como padre me parece una gran idea: se ahorra, se reutiliza, se enseña a compartir, y a ser responsable del material que te prestan.
    Las editoriales no estarán tan contentas, supongo. Aunque en 1º y 2º de EP se renuevan los libros todos los años, y en la etapa de Infantil los libros no son gratuitos, así que algo es algo…
    Gracias por tus publicaciones.

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  5. El problema no son las editoriales, sino los profesores (soy profesor) y los directores de los centros que permiten, fomentan y se benefician (con migajas) de ello.
    La solución son cosas como «moodle». No es ninguna broma. Contenidos actualizados al momento, gratuito, dinámico, universal, adaptable a cada profesor. Lo siento, pero un señor que trabaja para la editorial que acaba en aya o la que acaba en ana no están mejor preparados para hacer un libro que los miles y miles de maestros y profesores que imparten día a día. Fijémonos en wikipedia, la «potencia intelectual» de las masas (bien gestionadas) arrasa. Pero claro, las editoriales son lobbies que todavía pueden sobornar a las 4 o 5 personas clave y los demás a tragar con libros que ponen que «La Manga del Mar Menor está situada en la Comunidad Valenciana» o que «el río Segura transcurre en su mayor parte por la Com. Valenciana» o tenemos que tragar con que tenemos que comprar el libro de 1º de la ESO de MAtemáticas, edición Región de Murcia, …resulta que en Murcia las unidades son distintas (chispa, chispica, miaja, miajica) y justifica un libro «distinto», no vaya a ser que alguien se beneficie de los libros de su primo que vive en Hellín, Pilar de la Horadada o Huercal-Overa. Vergonzoso impuesto revolucionario.

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