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Hacer fotos cuando estás de viaje

Poco a poco, sigo aprendiendo cosas importantes para hacer buenas fotografías. Probablemente la más importante sea la luz. Es algo que te puedes hartar de leer en libros, y de escuchar a los que saben… pero hasta que no lo vas experimentando por tí mismo, no asumes la importancia clave, crucial, definitiva, insoslayable… que tiene una buena luz para una buena fotografía.
¿Qué significa esto? Pues que hay fotos que, sin una buena luz, no merece la pena hacerlas. Porque nunca, jamás, van a quedar bien y no hay photoshop que las salve. Y esta realidad es especialmente dolorosa cuando uno viaja.
Porque salvo que uno plantée su viaje «para hacer fotos», normalmente las fotos son secundarias. Llegas a un sitio de acuerdo a tu plan de viaje (influido por las necesidades familiares, o el deseo de ver muchos sitios, o planificado en las fechas que te lo permite tu trabajo) y haces las fotos sea cual sea la hora del día, la época del año, o el clima. Es decir, haya la luz que haya. Y el resultado, en muchas ocasiones, es decepcionante.
Hacer una foto excelente te exigiría haber estudiado previamente el sitio (para ver cuándo va a tener una buena luz), planificar la visita a la hora del día (y en la época del año) en que esa luz es buena, y cruzar los dedos para que la climatología sea la adecuada (y, si no, volver otro día). Esperar que todas esas circunstancias coincidan de casualidad justo el día y a la hora en que tu viaje te ha llevado allí… es mucho esperar.
Es verdad que los buenos fotógrafos pueden, aun en malas condiciones, conseguir fotos decentes. Sobre todo dedicándole tiempo a buscar un encuadre distinto y original en el que hagan jugar a la luz en su favor. Lo cual nos lleva a otro de los problemas de las fotos en los viajes: que tampoco le dedicas demasiado tiempo a buscar esos encuadres, vas con la familia o con amigos, llegas a un sitio para enseguida ir a otro… y no le dedicas a las fotos el tiempo que requieren. Simplemente llegas a un sitio, sacas la cámara… y foto. Y los resultados son los que son.
En fin, son un par de reflexiones que me llevan a concluir que, o vas de viaje con la finalidad casi exclusiva de hacer fotos (y le dedicas el tiempo necesario), o asumes que las fotos que saques van a ser, salvo casualidad, mediocres.

11 comentarios en “Hacer fotos cuando estás de viaje”

  1. Hace un par de años, una empresa francesa de viajes tuvo mucho éxito organizando viajes para fotógrafos «amateur». Todo el viaje giraba en torno a un guía, experto, que te formaba, y además, se salía a las horas adecuadas, y a los enclaves fotográficos adecuados.
    Esta reflexión tuya me la he hecho muchas veces. Lo mejor cuando vas de viaje con la familia, es llevarte una cámara compacta para tirar fotos de recuerdo (con bicho, claro), y comprarte un buen libro de fotografía del sitio que visitas…

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  2. Supongo que es algo en lo que todos los que inician el camino de la fotografía caen a medida que se van dando cuenta de las cosas. A mí me ha tocado ahora :).
    Supongo que es una frustración necesaria para el aprendizaje. Es absurdo cargar con la cámara, los objetivos, el trípode… para al final sacar fotos que «ni fu ni fa». Creo que para los próximos viajes, salvo que prevea que puedo «robar un rato» para hacer fotos en condiciones, optaré por el plan que propones: compacta y se acabó.

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  3. Pues comparto tambien totalmente tu frustracion. Cuando visito un sitio me atrae el reto te conseguir una buena foto de un cierto paisaje, con la luz adecuada. Al ir acompanado tampoco puedo dedicar todo el tiempo necesario a ello, asi que me he especializado en amaneceres. Te levantas bien temprano, cuando el resto duermes, te escapas un buen rato a hacer tus fotos con una luz estupenda, y luego vuelves al hotel a desayunar con el resto, muerto de sueno pero contento de haber capturado esas imagenes y normalmente casi tu solo en el sitio.
    Requiere mucho esfuerzo, pero consigues tener un buen rato para ti mismo y esa fotografia con la que tanto disfrutas.

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  4. Qué razón llevas. Es la desgracia del afotador ocasional, por muy aficionado entusiasta que uno sea. Y lo realmente triste es que se pierden muchas posibles buenas fotos. Pero también queda un huequillo a la esperanza, y es que tanto visitar sitios, alguno se hace en el momento oportuno. Yo siempre rescato 3-4 fotos más que decentes de un viaje normal, aunque claro tirando de 400 para arriba… Siempre quedará ese 1% de esperanza.

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  5. Yabu… touché! 🙂 ¿Pero a que suena creible?
    Iratxo, estoy de acuerdo con ese 1%. A veces, los planetas se alinean y sacas una buena foto…
    Euge, lo que dices es cierto. Por eso a mí me gusta disfrutar de los sitios «en vivo», pasear por ellos, observarlos… y luego sacarles la foto. Si la foto no sale bien, al menos habré disfrutado del recuerdo.
    Juanjo, lo de «levantarse temprano» es algo que ya he leído. Pero es que va en contra de mi naturaleza :P. No, en serio, es algo que para futuros viajes me plantearé más en serio, al menos si quiero sacar fotos decentes.

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  6. Hombre, es que no hay que quererlo todo… por un lado, las fotos que haces en ese punto son para «recuerdo». Como todo está en tu cabeza, por muy malas que sean, serán lo suficientemente evocadoras para llevarte de nuevo mentalmente a ese lugar, que es de lo que se trata.
    A no ser que las quieras para fardar con los que no han estado contigo de los sitios tan guays que has visto, claro… pero eso es otro cantar.
    Por otro lado, yo disfruto de la sensación de «cazar» una buena foto mientras estoy recorriendo una ciudad nueva, un lugar nuevo, disfrutando de él. Son pocas veces las que tienes la oportunidad, pero existen. Así que cuando «turisteo», suelo ir con la reflex al cuello 😀

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  7. Aunque sea obvio para los que más saben, no está de más recordar que la tecnología ayuda en las cuestiones de iluminación y encuadre: calidad óptica, sensibilidad máxima del CCD, teleobjetivo con antivibración… En fin, mucho dinero…

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  8. No podía ser de otra manera: cuando un consultor se enfrenta a la fotografía la analiza y la disecciona como cualquier otro mortal no lo haría jamás 😉
    Te lo comenté en Twitter y te lo comento aquí: has dado con la clave que a mucha gente le cuesta entender años y hasta es posible que no lo entienda. Sólo hay dos momentos buenos para conseguir una foto memorable: el amanecer y el anochecer. Y esto no lo digo yo, lo afirman los editores de National Geographic. Hasta el punto de no publicar fotos que procedan de otros momentos del día.
    Y la siguiente reflexión es ¿un viaje familiar permite hacer fotos «de verdad»? pues si te sirve la opinión de alguien que ha vivido esa situación ya, la respuesta es no. En mi caso, hasta el punto de no llevar ni la compacta, porque es una frustración mayor si cabe.
    Una cosa es traer un recuerdo y otra parir una fotografía. Lo segundo es incompatible con los viajes familiares, salvo que se llegue al sitio y la familia por un lado y el fotógrafo por otro. Si lo consigues, puede que no traigas mejores fotos, pero al menos el nivel de estrés disminuirá, seguro.
    Cuando la fotografía se convierte en virus y uno enferma, lo mejor es buscar el momento para ella, propio y exclusivo. No se lleva bien con las tareas familiares 🙂

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