Han pasado unos días en los que he seguido explorando el maravilloso mundo de Snapchat, haciéndome un poco más a la idea de cómo funciona y para qué puede tener sentido.
Hace unos días Jeroen Sangers hacía una reflexión muy pertinente: «Veo gente explorando Snapchat, pero lo que veo es que, como yo, todavía no tenemos muy claro para qué usarlo… ¿y tú para qué usas Snapchat? ¿cuál es tu objetivo?» (hay que ver estos señores de la efectividad, siempre metiendo el dedo en la llaga :D).
Le respondí con una serie de snaps, que podéis ver a continuación. No os riáis, que hacer el ganso es parte de la diversión (no es un medio para vergonzosos)
Yo me reafirmo en lo que decía en una primera sensación: lo que más me atrae es la funcionalidad de «my story», la posibilidad de utilizar las posibilidades del «lenguaje snapchat» para contar historias. En problema es… ¿qué historias?
Hice un pequeño gráfico que, a mi entender, refleja el «sweet spot» de las historias que tiene sentido contar en Snapchat:
- Tiene que tener sentido para ti, servirte para algo. No creo en una visión 100% utilitarista del mundo, pero al final si dedicamos tiempo y esfuerzo a algo (y más si tiene que ser algo sostenido en el tiempo) más nos vale que nos refuerce de alguna manera. Como decía Covey, «empezar con un fin en mente».
- Tiene que resultar interesante, entretenido, útil… para quienes lo vean. Que pueden ser muchos o pocos. Pero si la gente ve tus snaps y piensa «pfff…» difícilmente van a interesarse por seguir viéndolos. Y para predicar en el desierto pues mejor nos quedamos callados, ¿no?
- Tiene que adaptarse al «lenguaje Snapchat». Cada medio tiene sus pros y sus contras, y Snapchat también. La vinculación con «el entorno inmediato», la imagen, lo «informal», la caducidad… son características que se pueden aprovechar, pero que también restringen.
A mí particularmente me está costando encontrar el punto. He ido alimentando «my story» estos días, y creo que «el lenguaje Snapchat» lo voy pillando. El problema es que no acabo de saber qué contar: he puesto cómo hacía una tortilla de patata, cómo me iba a cortar el pelo o cómo estaba un rato en el gimnasio. Dudo mucho que eso interese a nadie (aunque oye, cada uno con sus filias :D), y me cuesta ver de qué manera eso me va a aportar nada a mí.
La cuestión es que, viendo lo que publican otras personas a las que sigo, tampoco acabo de ver ejemplos que me inspiren. Uno lleva a cortar jamón, otro se va a hacer unas plantillas para los pies, otro pasea al perro… Todo muy costumbrista, muy cotidiano. También están los que encadenan snaps para hacer un monólogo a cámara fija… ¿no tenías youtube para eso?. Quizás Snapchat me recuerde a aquel twitter original, que con su pregunta «qué estás haciendo» invitaba a ser muy descriptivo. Luego el medio evolucionó. ¿Puede que con Snapchat pase igual? Quizás, pero una de sus características principales es la vinculación con lo que tienes alrededor, lo que puedes captar con el móvil… lo cual te lleva casi de forma inevitable a ceñirte al «mira lo que estoy haciendo justo ahora» que, la verdad, da para lo que da.
Quizás, si tienes una vida muy interesante y muy movida, dé para «retransmitirla». Mira, hoy he viajado aquí. Mira, hoy he comido allí. Mira, hoy he hecho no sé qué actividad. Pero si tu vida es más o menos normal (de la de levantarte, trabajar, pasar el rato en tu casa con tu familia, ver una serie) pues te quedas pronto sin «aventuras» que retransmitir. La variedad en mi vida está en el ámbito intelectual (lo que leo, lo que escribo, los trabajos que hago), no tanto en el ámbito físico. Y quizás por eso me sigue costando ver cómo hacerle hueco.
Pero bueno, seguimos explorando. Ah, por cierto, mi «snapcode» por si os apetece uniros. Por nombre de usuario, allí soy raulherngonz
Muchas gracias por esta respuesta extensa y divertida. Estoy contigo, Snapchat es una herramienta perfecta para contar historias …
(Has pronunciado mi nombre bien, por cierto)