Ayer nos desayunamos (y comimos, y cenamos) con el runrun de las caídas generalizadas en las bolsas europeas y asiáticas (y la norteamericana porque estaba de vacaciones, que si no…). Como sucede cuando se trata de acercar temas complejos al gran público, la simplificación y la magnificación fueron las notas dominantes, por encima del análisis y la perspectiva. «La mayor caída de la historia», «Desde el 11-S no se veía otra cosa así», «Lunes negro». Titulares que, sin faltar a la verdad, hacen énfasis en la superficie y no en el fondo. Como es habitual, hay que buscar un poco (lo cual supone un esfuerzo activo más allá de escuchar los titulares) para encontrar análisis más ponderados que, a su vez, exigen un esfuerzo adicional (inalcanzable para la mayoría) para su comprensión. Y es que en la economía y en las finanzas, como en casi todo en la vida, las cosas no son simples.
Una de las reflexiones que más me gustó ayer fue ésta de El Confidencial:
Estamos ante un acelerado y, aparentemente, incontrolable proceso de ajuste del injustificado sobredimensionamiento de la economía financiera sobre la economía real. Una economía real que le sirvió, originariamente, de origen y justificación. Liquidación por derribo de un universo artificial que ahora purga sus excesos.
Siendo importante el castañazo de ayer, lo relevante del asunto es en realidad lo inflados que han estado los mercados financieros en los últimos años. Y sin embargo nadie se ha llevado las manos a la cabeza durante los últimos cinco años en los que el IBEX se ha más que duplicado (incluyendo la bajada de las últimas semanas). No es una subida lógica. Está alejada de los parámetros de la economía real. Pero oye, como ahí se ganaba pasta… pues todo el mundo chitón y a mirar para otro lado, a silbar mirando al techo mientras se llenaban los bolsillos (intermediarios incluidos). Y ahora todo el mundo haciéndose de cruces… hombre, pues qué esperábais, ¿seguir inflando permanentemente el globo?
Ocurre que los mercados financieros hace tiempo que funcionan «por libre». Los activos subyacentes tienen una importancia cada vez menor, y la evolución de los valores responde más a cuestiones psicológicas y a movimientos interesados por parte de los operadores que a realidades económicas. Pero, por mucha cuerda que demos al asunto, y por mucho que nos hagamos los despistados mientras vemos como esa incoherencia crece, llega un momento en el que la cosa no da más de sí.
Por lo tanto, la vinculación entre caídas en los mercados financieros y crisis en la economía real, sin ser inexistente, no es tan directa como se pudiera pensar. Igual al contrario: la exhuberancia en los mercados financieros no debe ser vinculada unívocamente a la exhuberancia de la economía real.
Y, sobre todo, miremos las cosas con perspectiva.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Aúnque estoy convencido de que la crisis financiera real va a llegar, si no fuera así, la bolsa podría haber caido igual.
Es que ya estoy hecho un figura de la economía 😀
Saludos.
No estoy de acuerdo en que la crisis de los mercados financieros no afecta a la economía real.
A modo de ejemplo voy a hablar de unas consecuencias que inicialmente surgen de modo indirecto, pero que después directamente afectan a la economía, no solo empresarial si no del ciudadano de a pié.
Pensemos en una aseguradora que para garantizar sus obligaciones futuras, tiene que tener constituidas unas provisiones técnicas (reservas)en razón a las primas que ha recaudado. Si sus activos ordinariamente invertidos en bolsa, por el efecto bursátil, se devaluan un 25%, inmediatamente, porque así se lo exige la Ley de Ordenación de los Seguros Privados, vendrá obligada a equilibrar esas provisiones técnicas y tendrá que ingresar en caja ese 25% que falta.
Como consecuencia, en sus cuentas de resultados aparecerá una pérdida del 25%. ¿cómo equilibrará esta pérdida?. Muy sencillo, incrementando sus primas un 25%. ¿Quien soportará este incremento? Evidentemente el consumidor final.
Y ¿que pasa cuando se trata de los grandes patrimonios que constituyen los fondos de pensiones?. Si este patrimonio que está invertido para garantizar mi pensión, se ve devaluado en un 25% por los avatares de la bolsa, el efecto inmediato es que mis derechos consolidados se verán reducidos en un 25%. Es decir, mis ingresos por la jubilación privada quedarán reducidos en un 25%.
Y ¿qué pasa con el pequeño ahorrador que tenía invertido el fruto del trabajo de toda su vida en «matildes» por ejemplo. y que de la noche a la mañana necesita ese dinero para vivir y se encuentra que por mor de los avarares busátiles tiene el 25% menos de ahorros?
Quiero decir con esto, que, mírese por donde se mire, la evolución de los índices bursátiles afectan de modo directísimo a la economía real.
Guillermo, mi argumento iba más en sentido contrario… no es que la economía financiera no impacte en la real, sino que la economía real no impacta (tan directamente como algunos titulares sugieren) en la economía financiera. Vamos, que la crisis de estos días no significa que la economía real está un 10% peor hoy que la semana pasada, ni las subidas de los últimos años significan que la economía real esté un 100% mejor que hace 5 años.
De todas formas, de tus ejemplos (un pelo demagógicos, tanta pensión y tanto «fruto del trabajo de toda su vida»): tienes el 25% menos de ahorros si invertiste el 1 de enero. Pero si invertiste hace 5 años, tienes el 100% más. Es decir, que el escenario catastrofista que pintas en la que las pensiones se van al garete y los pequeños ahorradores pierden sus ahorros de toda la vida simplemente no es real: lo real es que esas pensiones y esos ahorros se han revalorizado muy por encima de lo razonable durante mucho tiempo, e incluso con este ajuste de las últimas semanas sigue siendo una rentabilidad mucho mayor de lo que sería razonable esperar de cualquier actividad no productiva. Pero no, ese enriquecimiento «irreal» no ha ocupado ningún titular, lo que ocupa los titulares es la «hecatombe».
Idem con las aseguradoras (aunque aquí mis conocimientos patinan un poco más)… ¿es que la subida de la bolsa de los últimos años no ha servido para incrementar el valor de sus activos muy por encima de las obligaciones contraidas? ¿Es justo la bajada del último periodo la que les va a obligar a provisionar? ¿Y qué pasa con las plusvalías obtenidas durante todo este periodo?
En fin, que los efectos de la «hecatombe» en los mercados financieros podrían entenderse y asumirse si la bolsa hubiese tenido un comportamiento plano a lo largo del tiempo y, de repente, cae un 25%. Pero lo cierto es que ha tenido un comportamiento creciente muy por encima de lo razonable (eso que llaman la exhuberancia irracional), y que esta caída del 25% es simplemente un «lunar» en un panorama que todavía es de crecimientos generalizados.
La bolsa es volátil. Cuando da dinero y cuando se quita. Lo lógico es que el dinero que «sale de la nada» se vaya, antes o después, por el mismo sitio. En el intermedio, habrá quienes ganen mucho (cogiendo el dinero «salido de la nada» y saliéndose de bolsa) y quienes palmen mucho (metiendo dinero justo en la parte decreciente del ciclo, cuando el dinero «desaparece»). Pero para un inversor estable, estas subidas y bajadas son irreales, sabe que al cabo del tiempo lo que puede esperar es una rentabilidad racional, relacionada con el tipo de interés y la prima de riesgo. Lo demás son castillos en el aire, tan fáciles de crear como de eliminar.
No deseo polemizar, pero como hablas de ejemplos un pelo demagógicos, me gustaría realizar alguna aclaración puntual.
En cuanto a las aseguradoras, ha de quedar claro que cuando la Dirección General de Seguros las obliga a provisionar ese 25% de pérdida de valor bursátil, ese 25% de pérdida me lo trasladarán a mi bolsillo cuando pago el seguro. En sentido contrario, cuando la bolsa les ha favorecido, tendrán muchos beneficios y evidentemente generarán valor para el accionista, pero en cambio a mi no me van a devolver esas primas. Por tanto, la bolsa si ha incidido muy directamente en mi economía real.
En cuanto a las pensiones (que dicho sea de paso también gestionan aseguradoras, además de entidades bancarias) el efecto a groso modo es el mismo. Si quieres mira los rankings de rentabilidad de Inverco ) y verás que de 15 años a esta parte, la rentabilidad media anual no ha superado el 4%. Y este dato no tiene nada de catastrofista. Es un dato real.
En lo demás, estoy de acuerdo en lo que se refiere a la volatilidad de la bolsa, pero yo para nada he hablado de catastrofismos, ni de hecatombes ni nada parecido.
Estoy también de acuerdo en que a largo plazo la bolsa es rentable, pero el gran problema es que a veces los valles bajistas duran algunos años (lo de estos últimos tres años alcistas ha sido una verdadera excepción) y si yo pequeño inversor, y que como soy pequeño igual necesito el dinero ahora, porque me han surgido necesidades, habré perdido. Por tanto también ha influido en mi economía real.
Guillermo, polemiza, hombre, que no hay problema 🙂
Como te decía el tema de las aseguradoras no lo controlo. Si cada vez que hay un 25% de caída se les obliga a provisionar independientemente de las subidas previas, nada que decir.
En cuanto a las pensiones, creo que es una cuestión de expectativas: hay quien se cree que invirtiendo en renta variable debería obtener 10%, 15%, 20% de rentabilidad anual… pero luego resulta que los fondos de gestión activa acaban obteniendo rentabilidades ramplonas, en muchas ocasiones por debajo de los índices de referencia (¿tanto gestionar, tantas comisiones, para nada?). Es lo que hay, así funcionan los mercados y, a largo plazo, es lógico que así lo hagan: un tipo de interés de mercado más una prima de riesgo (que, en valores «consolidados», debería ser tendente a cero). En el corto y medio plazo es donde se producen desajustes que algunos aprovechan para ganar.
Finalmente, respecto al pequeño inversor: uno de los consejos más oídos y repetidos en el mundo de la bolsa es «invierte el dinero que no necesites». Principalmente por eso, porque si lo necesitas te puedes ver atrapado en un mal momento y tener que salirte con pérdidas. El problema del «capitalismo popular» (y sus palmeros; todos los interesados en ganar dinero con él) es que ha hecho que mucha gente sin conocimientos se meta en mercados que no entiende, asumiendo muchos más riesgos de los recomendables, en la creencia de que eso era una especie de maná del cielo y que si no ganabas rentabilidades de dos dígitos eras poco menos que tonto (me acuerdo yo de las míticas Terra y de la burbuja de finales de siglo). Luego llegaba la lógica, venía Paco con las rebajas… y tocaba lamentarse.
Hombre, yo en principio estoy de acuerdo en general con lo que dices – creo que a nadie debería pillarle de sorpresa este batacazo pero…no crees que, al publicar este post 1 día después del «lunes negro» también pecas de falta de perspectiva? No sería mejor poder hacer un análisis reposado con cierto tiempo de por medio?
HSP, yo creo que a la hora de analizar el presente, es obvio que lo ideal sería esperar al «futuro» para tener más referencias. Pero si lo hacemos, entonces no estaremos analizando el presente, sino que ya será el pasado…
Y lo que yo vengo a decir es que para analizar el presente, dado que el futuro es incierto y no nos sirve «esperar» ni tampoco elucubrar, lo mínimo que hay que hacer es contextualizarlo en el pasado, darle esa perspectiva. Porque eso sí que está a nuestro alcance, y no hacerlo es una falta de rigor.
Hostia Raúl…lo único que puedo decir ante este comentario es…
GGGGGGRRRRRRRRRRROOOOOOOOONNNNNNNNNFFFFFFF!!!!!!!!!!!!!!
Los fondos, eso si que es bueno para las firmas, pase lo que pase se quedan muchas con un buen 2% de comisión, luego hasta piden un porcentaje de las posibles ganancias. Eso es negocio redondo, pero ya a mi que no me esperen, sale mucho mas barato operar uno mismo. Asi que ahora que son tiempos malisimos les aconsejo queridos brokers que no hagan nada o bien piquen piedra todos los dias.