Durante el verano «futbolero», uno de los temas estrella ha sido la turbulenta salida de Ibrahimovic del Barça. El que justo hace un año llegó en loor de multitudes por una cifra millonaria, se va doce meses después de un rendimiento limitado, enfrentado con el entrenador, por un tercio del valor de compra. «Un negocio ruinoso», dice la gente.
En realidad, lo que se está criticando ahora es la decisión de ficharle hace un año. A un año vista, es muy fácil decir si uno acertó o se equivocó; todos podemos hacerlo. La cuestión es que los que toman decisiones no tienen esa capacidad de ver la jugada completa. Si Ibrahimovic se hubiese salido como delantero centro, y hubiese encajado en el vestuario, ahora todo el mundo diría que fue una gran decisión el ficharle. Cuando uno decide, normalmente arriesga. A veces sale bien, a veces sale mal.
El caso es que en agosto de 2010, «no fichar a Ibrahimovic» no era una de las opciones disponibles. Eso pertenecía al pasado. Las decisiones que se podían tomar era «venderlo por lo que podamos» o «quedárnoslo un año más». La primera decisión implicaba un «negocio ruinoso» (vender algo por mucho menos de lo que costó). ¿Pero cuál era la alternativa? ¿Tener un tío envenenando el vestuario durante un año completo, a cambio de un sueldo de 9 millones de euros? ¿Cuál iba a ser el impacto en el rendimiento del equipo? ¿Y cuál iba a ser el valor de mercado de ese jugador un año después, un año más viejo, probablemente habiendo jugado poco y mal?
Probablemente podamos calificar una solución como «mala» y otra como «peor». El caso es que no había más. Ésas eran las opciones que se tenían en agosto de 2010. Y entre ésas había que elegir.
Dicen los que saben de bolsa que uno, a la hora de vender unas acciones, tiene que olvidarse de cuánto le costaron. Porque en realidad es irrelevante. Lo único que importa es el precio actual, y el precio que creamos que puede alcanzar en el futuro. Vender ahora, o mantener para vender más tarde. Ésas son las únicas decisiones que podemos tomar.
Muchas veces nos encontraremos con situaciones parecidas, en las que no tendremos una alternativa buena, sino simplemente una mala y otra peor. Pero igualmente hay que elegir.
Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí
Si sabemos el alcance de cada una, elegiríamos siempre la alternativa mala antes que la peor. ¿No? ¿O hay algún tipo de trampa lógica aquí? 🙂
Te deseo que la mala… o la peor, se transformen en la «mejor». El tiempo dirá ;))
Sí, la contabilidad de costes también ayuda, pero es menos «mediática». Pero vamos, que es mejor vender algo «por poco» que dejarlo pudrir en tu almacén 😀
No hay trampa lógica. El punto del artículo es que, a veces, no hay decisión buena; pero tenemos que escoger igualmente, entre una mala y otra peor. Y eso no significa que hayamos elegido mal, simplemente que hemos elegido lo mejor que hemos podido entre las opciones que realmente teníamos.
No haría falta ir a la Bolsa, que a algunos nos da repelús, también lo enseñaban en contabilidad analítica o de costes, ¿no? 😉
bueno, eso de «Tener un tío envenenando el vestuario durante un año completo» es lo que dicen los que defienden la decisión de Guardiola, pero no tiene porque ser la realidad. Él mismo resaltó que como profesional no tenía ninguna queja, que era un problema personal.
A mi me parece un pedazo de jugador y deberíamos analizar hasta qué punto los responsables deportivos no han sabido manejar un activo del club y qué parte de culpa han tenido en su devaluación
Si yo le digo a mi jefe que tenemos que comprar una máquina para la empresa por 70 millones de euros y al cabo de un año le digo que no sirve y que la tenemos que vender por 25 (no que esté rota, recordemos que dicen que es un gran profesional, sino que no cumple con lo que necesitábamos, o no la sé manejar) duro menos en la empresa que la Esteban en Pasapalabra
Magorrias, el tema Ibrahimovic no lo conozco en profundidad y era sólo una excusa para introducir el tema. Ahora bien, estoy seguro de que nadie hace lo que ha hecho Guardiola sin tener un muy buen motivo. Me parece evidente que la situación en el vestuario se tornaría insostenible. Y no creo que sea casualidad: Ibrahimovic ha salido tarifando de cuanto equipo ha tocado. Hay personas tóxicas que, aun pudiendo ser «buenos profesionales», envenenan el ambiente de un grupo. A veces ni siquiera es una cuestión de «malos comportamientos», sino simplemente de falta de comunión en valores, estilo, cultura. Y ese tipo de cosas «intangibles» creo que influyen mucho en el desempeño de un colectivo.
¿Por qué Ibrahimovic «se devalúa» mientras Xavi, Iniesta, Messi, Busquets… no hacen sino crecer año tras año? ¿No son los mismos responsables deportivos los que les llevan?
En cuanto a la analogía de la máquina: te habrás equivocado al comprar la máquina. Y puede que ese error al comprar la máquina te costara el puesto, o no (depende de lo negligente que hubiese sido tu decisión: a veces uno hace todo lo que tiene que hacer para analizar y sopesar una decisión, y aun así sale mal). Pero al cabo del tiempo, las decisiones que puedes tomar (y éste era el punto central del artículo) son: o intento recuperar al menos 25 millones vendiéndola, o me quedo la máquina cogiendo polvo en un rincón hasta que se caiga a cachos. ¿Cuál es la mejor decisión?
Dices que en ocasiones hay que tomar una decisión entre una solución mala y otra peor. Si incluso la cosa fuera como dices, sería muy fácil tomar la decisión: entre una mala y otra peor, pues me quedo con la mala, que es mejor que la peor.
Pero, ¿cómo sabes que «la peor» es peor que la mala? ¿Y si el Barça decide quedarse al jugador una año más, y este se convierte en un auténtico crack? El problema es que, como comentas al principio del artículo, nunca sabes cómo te va a salir una jugada hasta que esta no transcurre, y es muy fácil criticar una decisión cuando ya has visto las consecuencias.
En base a tu experiencia, puedes intuir por dónde irá el tema, pero nadie está a salvo de «cagarla»: grandes empresarios de grandes empresas han tomado decisiones equivocadas en muchas ocasiones. De los errores se aprende, aunque algunos son tang ordos que es posible que no te dejen otra oportunidad.
Las decisiones se toman en el momento que se toman, con la información de la que disponemos en ese momento. Y en el caso de este jugador, pues todo apuntaba a que iba a ser un éxito. No creo que se equivocasen al ficharlo. Pero como bien dice el dicho, a toro pasado, todos somos Manolete.
Si de futbol no tengo ni idea, de «saber» tomar decisiones, menos aún.
En mi opinión, sólo hay dos tipos de decisiones: Las malas y las lentas, a cada uno le toca «decidir» si toma una decisión o espera.
Una vez hecho esto, sabremos si la decisión tomada era la buena.
Puestos a equivocarse y a rectificar, lo mejor es hacerl ambas cosas lo más rapido posible.
Creo que en psicología se le llama situación de doble lazo a aquella en la que cualquiera de las decisiones será mala, y la solución está en buscar cual será la menos mala.
De todas maneras, para la manera de entrenar de Guardiola, tener una bomba de relojería en el vestuario (como le pasó con Etó) es inadmisible.
Bastante caro le costó al Barça la apuesta en su rendimiento que hizo por él Guardiola en los partidos de Champions y unos cuantos de liga en detrimento de Bojan, que, por lo menois de actitud, estaba mucho mejor que Ibra.
Yo creo que el dinero «perdido» lo recuperarán de sobra con títulos y con la revalorización de otros jugadores de la casa y a correr.
Adiós, Ibra. No te echaremos de menos.
Un saludo,
Celestino Martínez.