El artículo de ayer generó una intensa e interesante discusión. Y no sólo aquí, sino también en otros foros. Concretamente, en éste foro de telecos en el que me referenciaban, se comenta lo siguiente:
«en este caso no estoy en absoluto de acuerdo, creo que ha simplificado demasiado el problema obviando la componente humana y dando por hecho que la empresa está pensando siempre en ofrecer lo mejor disponible a sus empleados. No me parece una opinión que aporte nada al debate, la verdad.»
Lo de que la empresa siempre está pensando en ofrecer lo mejor disponible a sus empleados no sé muy bien de dónde, en mi artículo, lo extrae. No creo que sea así. La empresa siempre va a ofrecer aquello que sea mejor para sus propios intereses, no para los intereses de su gente. Sólo en la medida en que le convenga ofrecerá cosas a sus empleados. Si te dan formación no es para que te cultives, sino para que ganes habilidades que te hagan más productivo, más eficiente… más rentable. Si te dan un aumento es para que no te vayas a otro sitio, o para que tu motivación no caiga por debajo del umbral de la rentabilidad. Pero si les da igual que te vayas o no (porque eres auténtica «marca blanca», perfectamente sustituible sin apenas coste), no harán nada por retenerte. Si les da igual que que adquieras nuevas habilidades (porque te quieren para mantener un sistema obsoleto y planean que hagas eso para siempre; y cuando ese cliente se vaya les resulta mejor echarte a la calle y sustituirte por uno nuevo que reciclarte), no verás un curso ni en pintura. Etc, etc.
La empresa no es un ser humano, no tiene sentimientos. Todo eso de «las personas son nuestro mejor activo» es un mantra «guay» que, sólo a veces, se corresponde con la realidad. En empresas donde es factor clave de competitividad (de verdad, no de boquilla) el tener a un equipo brillante, motivado, experimentado, dinámico, innovador… la empresa se preocupará mucho por sus empleados. Pero no porque tenga un gran corazón, sino porque hacerlo es la vía para su rentabilidad y su supervivencia. Pero desengañémonos: por mucho que los libros del management digan que vivimos en un mundo complejo y dinámico, y que para todas las empresas las personas son un factor clave… hay muchísimas que viven en base a otros valores competitivos. Como el coste, sin ir más lejos. Y si hay que elegir coste o personas, elegirán coste. Tareas repetitivas, especialización y división del trabajo, formación la mínima imprescindible, aumentos de sueldo limitados, empleados sustituibles, gestión a base de capataces…
Suena a las fábricas insalubres de la revolución industrial. Pero es la realidad del siglo XXI de muchas empresas. Ahora no van con harapos, ahora van con traje y corbata. No son analfabetos inmigrados del campo, son ingenieros y licenciados. Pero la esencia es la misma. Claro, si entras al mundo de la empresa pensando en los mundos de Yupi, y caes en una de las muchas empresas que juegan a este juego, te llevas decepción. Pero así es la vida. Y no se puede culpar a las empresas por «no ser humanas». Es que no lo son. Pueden aparentar serlo en la medida en que les ayude a ganar dinero y a pervivir. Pero si eligen otra manera de hacerlo…
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Una de las muchas cosas que aprendí de mi querido Juan Antonio Pérez López (q.e.p.d) es lo que sigue. Las empresas pueden ser rentables y ganarse la supervivencia jugando a ser mecanicistas o humanistas. Ahora bien, lo que no funciona a largo plazo es decir una cosa y hacer la otra.
Estoy cien por cien de acuerdo contigo, aunque como dice @josempelaez lo que no puede ser es que se juegue al despiste, empresas que intentan atar a los empleados con contratos «grillete», las empresas se distinguen por su marca o por su precio, en la mayoría de los casos, las que van por precio no han de invertir en grandes profesionales si no en personal a bajo coste y las que van a hacer marca, deberían tener el mejor equipo posible, mantenerlo y formarlo.
Creo que a veces no nos damos cuenta de que hay una visión del trabajador que no concuerda con la de la empresa porque no tiene sentido que así sea y esa es una máxima que hay que comprender antes de entrar en el mercado de trabajo.
No comparto al 100% lo que dices, pero casi.
En las empresas que disponen de trabajadores del conocimiento, es decir, personas cuyas aportaciones son críticas para la evolución económica de la compañía, actualmente sólo tiene sentido un sistema organizativo humanista, de palabra y de hechos (como dice @josempelaez en el primer comentario).
En estos casos, la empresa debe intentar incrementar el rendimiento económico de la empresa a través de sus personas, pero sólo lo puede hacer de manera permanente a través de hechos que redunden en un incremento de la satisfacción y el orgullo de esas personas por permanecer en la empresa.
Estos hechos «humanistas» (por seguir con la etiqueta) dirás que están vinculados o relacionados con los resultados económicos que aportan las personas, pero sin duda lo transcienden, ya que supone establecer un marco de valores en donde la preocupación por la calidad de vida personal tiene un peso muy significativo en las decisiones empresariales que redunden en las propias personas.
Nacho, quizás el punto que yo vengo a poner encima de la mesa es que no todas las empresas que contratan licenciados o ingenieros son, por el mero hecho de hacerlo, «empresas con trabajadores del conocimiento». Que se pueden requerir licenciados e ingenieros para una apuesta mecanicista, y que es ahí donde puede surgir la gran decepción.
Luego podemos discutir hasta qué punto una apuesta mecanicista es sostenible en el mundo actual. Pero lo cierto es que las hay, y muchas.
Por lo demás, me gusta el planteamiento de José María. Como dice el chiste, «si estamos a setas, estamos a setas. Y si estamos a Rólex, a Rólex».
Hay una duda casi filósofica que se me plantea de la expresión «la empresa» y que tiene que ver con tu frase «La empresa no es un ser humano, no tiene sentimientos. »
La empresa no existe, no es Hal 9000 que dirige de forma coordinada. Es humana en cuanto las líneas de actuación, la estrategia está diseñada y llevada a cabo por personas, por tanto si es humana.
Y acierta a veces. Y se equivoca en otras. Y quien se equivoca no es «la empresa» son los responsables con nombre y apellidos. Ahi es donde creo que muchas veces el concepto abstracto sirve de coartada para justificar cagadas o barbaridades.
Cuando algo sale bien o es agradable, tiene cara, nombre y apellidos, algun directivo que dice «esto es mio». Cuando hay una cagada o un ERE o algo así es «la empresa» como si fuera una especie de dios azteca que se come el corazón de la gente.
Los grupos humanos, las empresas lo son, deben intentar cometer los menores errores a largo plazo para garantizar su objetivo numero 1, que es sobrevivir (herencia de mi época de auditor, el «going concern» siempre ahi colgando sobre el cuello)Y ahi pues muchas veces las decisiones tienen aciertos y equivocaciones porque por razones «humanas» los organigramas de muchas empresas no resisten un análisis medianamente lógico en terminos de funciones y coste. Y cuanto más grande la empresa más probable que así sea.
Respecto al tema de tratar de forma humana, la cuestión es que la persona que toma las decisiones o las comunica lo haga con un mínimo de educación y respeto «humano». No es lo mismo que te despidan como dios manda, por necesidades de la empresa, a que te humillen innecesariamente (siempre está «la empresa» para cargar con el muerto)
Hay casos realmente sangrantes que seguramente muchos conocemos.
En fin, que siento razonar de forma deshilvanada pero es viernes, estoy en la oficina y necesito el fin de semana como el comer 😉
Por otro lado, Leon: si la empresa es algo «no humano», deberíamos hacer todo lo posible por destruirlas, puesto que eso querría decir que entidades no humanas están tomando el control de nuestra civilización.
Coincido con Leon. No me gusta nada decir «la empresa» para justificar una decisión. Deberíamos decir que el «director general ha decidido que», o que «fulano, mengano y zutano del comite de RRHH han decidido subir los sueldos un 40%…».
La empresa ni siente ni padece, y menos decide.
Las decisiones que se toman por mejorar la «empresa» son por que alguien decide que los socios/accionistas no ganan suficiente dinero, o por que alguien cree que los empleados pueden estar más agusto… olo que sea…
Me asalta la misma duda que a yabu.
Yo creo que estoy en una posición intermedia, más tirando hacia «la empresa es humana», en el sentido que, al final, «la empresa», desde el punto de vista del que trabaja o colabora con ella, es el grupo de personas que conoce…
Al final, en las empresas grandes la diferencia entre estar en la división A y la B puede ser bestial, a todos los niveles, y normalmente tiene que ver con la persona o personas responsables de esa división o grupo o como queramos llamarlo…
Ahora, tampoco podemos despreciar el tema de la cultura empresarial, que es algo que verdaderamente existe y que «se cuela» en la manera de hacer las cosas… Y tampoco que hay órdenes «desde arriba» que pueden ser bestialmente distintas a como se hacen las cosas «abajo»
Muy buen post, en la universidad y Masters siempre aprendiendo mil técnicas sobre políticas de motivación del factor humano y ahora compruebas como en muchas empresas que al mínimo atisbo de crisis todo este factor humano es el primero en irse a la p. calle antes que adoptar otro tipo de políticas, en fin es lo que hay, las empresas son para haver negocio, y no me parece mal, pero que no vengan con eslóganes que cuidamos a nuestros RR.HH., y papanatas varias, un saludo y felicidades porr tu blog
Interesante el planteamiento de «la empresa no existe, sino las personas». Cierto. Pero creo que una vez que se define la empresa, con sus objetivos (ganar dinero, supervivencia…) se establecen determinadas restricciones a los grados de libertad de los individuos que deciden dentro de ellas. Es decir, «si quiero que la empresa gane dinero, no puedo tomar esta decisión aunque «humanamente» es la que tomaría».
¿Y por qué quieres que la empresa gane dinero? Porque en el fondo tú, como directivo o como accionista, quieres ganar dinero. Y aquí llegamos al quid de la cuestión… ¿no serán las empresas simplemente una extensión de la naturaleza egoísta de los humanos? ¿No serán, en su egoismo, tan humanas como nosotros mismos? Igual resulta que no es que las empresas sean «no humanas» y como tales ajenas a nosotros, sino que son precisamente «demasiado humanas».
Ahí lo dejo 🙂
Estamos casi todos curados de espantos, realmente se ha predicado mucho con los activos humanos, pero en el momento de la verdad es que el juego que tanto nosotros como consultores como los propios directivos o empleados de base están en la empresa por un puro motivo de rentabilidad, hay que obtener rendimiento positivo de manera continuada, de lo contrario te caes del organigrama en un instante, y en casos como ahora que es época de no ganar tanto o de perder, nuestra vida profesional está siempre pendiente de un hilo, da igual si somos buenos o malos, solo se nos valora por la capacidad de ganar o producir, los beneficios obtenidos en el pasado son Historia antigua de España.
Estoy en parte de acuerdo contigo pero también en buena parte de acuerdo con Nacho Muñoz y con Leon. Una cosa es que las empresas sean personas jurídicas y por tanto una ficción del derecho, y otra cosa es que en ellas no exista un indudable factor humano, al más puro estilo de Graham Green. Desde luego en empresas que se enmarcan en la economía del conocimiento este factor es más relevante y decisivo.
En cualquier caso existe un matiz que tal vez merezca la pena subrayar: estamos hablando de empresas españolas, donde el nivel de gestión del empresario medio es mediocre, y su forma de resolver los problemas con ahorro de costes inmediato a costa de los derechos de los trabajadores es alarmante.
Estimado:
Que bueno encontrar tu blog. Impresiona la capacidad de convocatoria y de creación de lugar de discusión. Deberías darnos unos tips.
Con respecto al tema, solo les puedo decir que la empresa que asesoro ahora, la está evaluando con el sistema «ETHOS» para empresas socialmente responsable. Es interesante que la busquen en google, ya que es un poco de las dos cosas, rentable y humanista
Alberto
Alberto, me alegro de que tu empresa sea así, pero la verdad: de los sistemas y las certificaciones no me creo nada; al final suelen ser un asunto en el que la empresa suelta la pasta suficiente y si no hay motivos muy escandalosos para negarlo, le certifican lo que sea.
Eso sí, estoy seguro que todavía hay algún gerente que se lo cree, por un fenómeno que surge cuando se mezclan los emperadores y el pret-a-porter.
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Estoy parcialmente de acuerdo contigo, pero hay que tener en cuenta que no todas las empresas tienen accionistas o juntas generales con un montón de gente.
En cualquier caso, y retomando el final de tu anterior entrada, creo que no es justo cargar las tintas siempre contra la empresa; a menudo nos anquilosamos y dejamos llevar en un mismo puesto, conscientes de que aunque no es lo mejor para nuestra carrera, es lo más cómodo. Gran parte de la culpa recae sobre nuestras espaldas, no sobre la de la empresa.