Y es que el Evento Blog no es solo evento; es, sobre todo, social. Una orgía de socialización que, he de reconocer, en algún momento me desbordó. Tuve que «retirarme» el sábado por la tarde, buscar un sofá alejado del ruido y permanecer callado y aislado del mundo. Porque todo lo demás no fue más que hablar, y hablar, y hablar…
Hablar con gente a la que ya conozco físicamente, pero con la que encuentras quizás más momentos y durante más rato para profundizar en temas de conversación y reforzar la relación. Con gente que nos relacionamos virtualmente, pero que todavía no habíamos tenido oportunidad de vernos en persona y con las que das continuidad sin ninguna dificultad a la relación social. Con gente a la que conozco virtualmente pero que ella no me conocía a mí. Con gente que me conocía a mí pero a la que yo no conocía. Hablar, hablar y hablar…
No voy a mencionar personas. No por nada, es que no quiero dejarme a nadie, y realmente creo que no he tenido en todo el fin de semana ninguna conversación prescindible. Todas, absolutamente todas, las más largas, las más cortas, las más «profesionales», las más «personales», las mantenidas con los conocidos y con los desconocidos… han aportado algo.
Todo empezó en el AVE. Ya en la cola detecté a un par de personas, pero de esas que «yo sé quiénes son pero no creo que me conozcan» (una sensación extraña que da este mundo). Luego en el AVE ya se formó un grupillo (con conocidos y desconocidos a la vez) que hicimos más de medio viaje en la cafetería. Luego en el hotel ya «adoptamos» a alguno más, y yendo hacia el Evento nos encontramos a un gran grupo. Entrar en la sala fue una sensación un poco agobiante: ¡hay mucha gente! ¿Y con quién me junto?. Sin embargo la cosa evolucionó con sorprendente fluidez a partir de ahí: pasa un conocido, te saludas, sales a tomar un café, te juntas con otros, te presentan a fulanito, ves venir a menganito, apretón de mano por aquí, dos besos por allá, «hola, ¿tú eres Raúl? Yo soy…» Y así, como un tarzán yendo de liana en liana, llega el domingo por la tarde con la sensación de que no has hecho otra cosa que ir enganchando conversaciones.
El «programa social» del Evento salió además fenomenal. El viernes, cena con algunos (más de treinta) autores del Blogbook. Un lugar muy agradable, toneladas de rica comida, charleta… el sábado, la comida con la gente de WSL y mismo resumen: lugar muy agradable, toneladas (bueno, quizás no tanto pero más que suficiente, es que lo del viernes fue excesivo) de comida, charleta… Y el sábado por la noche, «fiestón» en una sala sevillana. A la comida (que también hubo) se le sumaron las cervezas, las copas y la música. Pero la dinámica fué exactamente igual: ir a cada rato charlando con personas diferentes, algunas ya conocidas, otras desconocidas…
¿El resumen? Mucha gente muy interesante, mucha gente muy agradable, toneladas de buen rollo, nuevos descubrimientos, ni un momento desagradable… y la más que satisfactoria sensación de haber construído en unos casos, y reforzado en otros, vínculos con muchas personas. Que es, como decíamos en una de las conversaciones desarrolladas por allí, lo verdaderamente esencial de todo esto y para lo que sirven los blogs.
Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí
Suscribo en letras mayúsculas, color dorado y luces parpadeantes tu última frase: Para esto sirven los blogs, comunicar y comunicarse.
Espero que el próximo EBE se centre más en cuestiones como esa, facilitándonos aún más que los asistentes podamos conocernos, y menos filosofía y accesorios a los blogs..
Nos vemos el año que viene.