Siempre me ha llamado la atención el proceso de formación de una perla. Un cuerpo extraño cae en un molusco, y éste reacciona empezando a recubrirlo de nácar. Poco a poco, capa a capa, lo que era una pequeña partícula evoluciona hasta convertirse en algo mucho más grande.
Me gustan los proyectos que se forman igual que una perla. Que empiezan siendo algo pequeñito, que involucran a pocas personas, a veces incluso a una sola. Que evolucionan poco a poco, a su ritmo. Que van sumando voluntades y afinidades de forma natural, sin prisas, sin imposturas. En los que existe una verdadera implicación por parte de todo el mundo, en los que sólo están los que realmente quieren estar, donde las complicidades y los objetivos comunes son la piedra angular, donde compartir la experiencia es más importante que los resultados tangibles. Son proyectos, por definición, ilusionantes; porque cuando dejan de serlo, cuando uno no se encuentra agusto, simplemente se aleja de ellos.
Lamentablemente, parece que estos proyectos tienen que quedar circunscritos al ámbito personal; las empresas tienen que ganar dinero, y tienen que ganarlo ya, y hay que controlarlo todo… y eso de dejar que las cosas simplemente «pasen» no es una opción . Y ni siquiera en el ámbito personal estaremos a salvo, porque incluso ahí tienden a aparecer urgencias, imposiciones, agendas ocultas… que dan al taste con la motivación intrínseca. A falta de ésta, tanto en la empresa como fuera, buscamos otras motivaciones; el dinero, el status… pero el resultado difícilmente será igual. Y desde luego la experiencia durante el proceso no será ni comparable.
Foto: K8monster1
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Normalmente, los proyectos hoy son perlas cultivadas; Te abren la boca u otro orificio por la fuerza, te introducen un cuerpo extraño, y hala, a gestarlo, hasta que algunos meses después puedes expulsarlo después de consumir toda tu energía.
Hermosa comparacion. Lo importante es darse cuenta de como un cuerpo extraño, a priori maligno, posiblemente un grano de arena, se convierte poco a poco en algo tan apreciado gracias al esfuerzo de un componente.