El otro día caí, siguiendo una referencia, en una web de una autodenominada «red profesional de RRHH». A saber, un conjunto de profesionales «expertos en la gestión y desarrollo de personas». Siguiendo con su autodescripción, «esta red de expertos es un espacio diferente de colaboración, porque trabajamos en red entre nosotros, nos organizamos de una forma eficiente y dinámica en función del proyecto, y eso, redunda en el valor y la calidad que te aportamos.»
Soy un absoluto convencido del concepto de red. Hace ya un tiempo decía que «la metáfora de la neurona, como elemento individual pero a la vez conectado con otros, me parece muy descriptiva de nuestra realidad social y profesional. Somos individuos, sí, pero nos conectamos con otros. Esas conexiones se crean, a veces se fortalecen, a veces se debilitan, e incluso llegan a romperse.»
Pese a este convencimiento, o precisamente a causa de él, creo que ese concepto de «red profesional» que describía al principio está equivocado, que es propio de quien ha oído campanas pero no sabe muy bien dónde.
Aunque suene paradójico, la red es un concepto profundamente individual. Yo soy yo y mi red. No existe el concepto de «nuestra red». Yo tengo la mía, tú tienes la tuya. Puede que se solapen en cierta medida, pero siguen siendo entidades separadas, cada una centrada en el nexo principal que eres tú mismo.
Cuando le ponemos un paraguas común (una marca, una web, una etiqueta) a nuestras redes, estamos yendo en contra de la lógica propia de las redes. No es verdad que «nuestra red», en conjunto, seamos un bloque monolítico. Cada uno de los individuos tiene relaciones diversas con el resto de elementos dentro de esa supuesta red. Con unos eres más afín, con otros menos. Exactamente igual que sucede con elementos que queden fuera de esa red: yo tengo mis contactos, tú tienes los tuyos. Podemos compartirlos, pero nunca la relación va a ser exactamente igual con unos que con otros. Por muchos «valores comunes» que nos acerquen, seguimos siendo nodos independientes que se relacionan con distinta intensidad, tanto dentro como fuera. Esa «capa común» que dibujamos es una ficción.
Creo que lo que subyace en este tipo de enfoques es una mezcla de desconocimiento y miedo. Nos suena bien eso de la red, más o menos, pero en el fondo nos aterra asumir su realidad. Seguimos buscando el cobijo en algún tipo de estructura que nos proteja. Un logo, un nombre común, un algo. Aceptar al 100% la red implica aceptar que estamos solos, que somos los máximos y únicos responsables, que nuestra red depende de nosotros mismos, del esfuerzo que hagamos en desarrollarla y mantenerla. Para mucha gente éste es un pensamiento acongojante, y prefiere descargar esa responsabilidad en un ente superior (la empresa, la tribu, incluso la «red común»). Durante mucho tiempo eso sirvió para ir tirando. Pero creo que en esta era aguanta menos soplidos que la casita de paja del cuento de los tres cerditos.
Si de verdad nos creemos lo de la red (y francamente, no creo que haya una visión alternativa), seamos consecuentes.
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Comparto totalmente la valoración que haces.
Simplemente creo que eso de la «red de expertos» es fruto de moda más que de un concepto de «red» diferente al tuyo (nuestro).
Si pones «foro de expertos» o «lugar de encuentro de expertos» queda menos moderno que «red de expertos».
Pero a fin de cuentas, las cosas son lo que son y no lo que se dice que son.
o sea, caiste en la red ? pero saliste ileso yno me sorprendo……..