¡Votame!

Que no, que no quiero que me votéis en ningún sitio. Más bien al contrario… voy a despotricar sobre los concursos que funcionan en base a «votación popular». Ya sabéis, me refiero a esos en los que se anima a los concursantes a «hacer campaña» para conseguir votos, ya que los más votados o bien reciben un premio directo, o bien entran en una «final» en la que un jurado escoge a los ganadores. No voy a personalizar en ninguno: seguro que a los «interneteros» se os vienen a la mente unos cuantos ejemplos, y a los «no interneteros» también.
Pues bien, no me gustan ni un pelo. Me parecen una fuente de ruido y de spam, que no beneficia a los mejores proyectos si no a los que más capacidad de movilizar a «amiguetes» tienen (incluso convirtiéndose en unos coñazos multimedia; que si «votame» en twitter, que si abrirte una ventanita de mensajería para pedirte un voto, que si mails masivos, que si…), y me parecen un método en general bastante burdo por parte de los organizadores para conseguir visibilidad y relevancia a costa del esfuerzo bienintencionado de los concursantes por conseguir votos.
Si alguien tiene interés en montar un concurso serio, lo que hace es solicitar candidatos (y mejor aun, complementar las inscripciones con una selección realizada directamente para evitar dejar fuera a proyectos que no se hayan inscrito) y tener un jurado de expertos que elija, con criterios serios, rigurosos y profesionales, a los mejores. Todo lo demás, puro marketing a costa de los participantes.
O sea que dudo mucho que nunca me vaya a inscribir por voluntad propia en un concurso de esas características o que vaya a hacer campaña en favor de ningún participante (ni de mí mismo, claro) ni a hablar bien de un montaje de este tipo. Y si alguna vez lo hago, caigan sobre mí hordas de comentaristas recordándome este post.

Fotos que llaman la atención

El pasado viernes, los alumnos de distintos cursos que da Mario Pascucci en la zona de Aranda de Duero nos juntamos en su su sala En-Cuadra (que es la cuadra restaurada de su casa de Gumiel de Izán). El objetivo era hacer una fiesta de fin de curso, y ver una pequeña exposición en la que cada alumno teníamos una foto. También hicimos un concurso: cada uno de nosotros tenía que votar 10 fotos (al estilo eurovisión: 10 puntos a la que más gustase, 9 a la siguiente, etc.).
Mi foto, esta rosa que pongo aquí, quedó en una intrascendente vigésima posición (de unos cuarenta alumnos, más o menos).

Gotas de amarillo

Pero al margen del premio (que ni siquiera sé en qué consistía 🙂 ), resulta interesante ver el listado de fotos mejores valoradas en su conjunto.
La primera, es una foto macro de un insecto (parecido a una mariquita, también rojo con puntos negros) haciendo equilibrios sobre una flor. La segunda, una vaca fotografiada desde atrás en el momento justo en el que gira su cuello para lamerse… el culo (¿se puede decir culo en este blog? Ah, sí, que es mío 😀 ). La tercera, un libro abierto con un anillo. La cuarta, una madre empujando a su hija el los columpios…
¿Que a dónde quiero ir a parar? Pues que tengo la sensación (es la conclusión que saco) de que las fotos que más llaman la atención son las que cuentan o sugieren algo (al margen de que tengan una mejor o peor técnica: probablemente si el jurado hubiese sido más «técnico» hubiesen ponderado más otras cosas, aunque las ganadoras eran muy notables también en ese aspecto). Las que muestran un momento, las que evocan una historia o un sentimiento. El insecto y su equilibrio inmortalizados en pleno proceso natural, la vaca y su punto divertido, la risa de la niña en el columpio, el sugerente anillo en el libro…
En ese sentido, las fotos que tienden a la mera descripción (como mi rosa) pueden ser más o menos estéticas, estar más o menos bien hechas… pero resultan tibias, no despiertan ninguna pasión. Una foto gusta si transmite emoción, si comunica algo, si establece una conexión con quien la ve.
Un ejercicio interesante.
PD-. Lo que no puedo negar es que me alabo el gusto: creo que las cinco primeras son también las cinco (no sé si en el orden exacto, alguna puede bailar, aunque la primera y la segunda las tengo seguras) a las que yo dí la máxima puntuación.

Regalando iPhones

iPhone
Supongo que es el signo de los tiempos. Al fin y al cabo, se trata del «chisme del año». El iPhone lleva meses despertando expectación, y con su puesta a la venta el pasado fin de semana se ha desatado la euforia. Reviews, bloggers contando su experiencia, ventas en eBay, iPhones viajeros… y por supuesto, concursos con un iPhone de regalo.
En USA lo tienen más fácil, al menos allí lo venden :). Por ejemplo, Calacanis está organizando un concurso para quienes mejor contribuyan a su nuevo invento, Mahalo.. En España habrá que esperar a que vengan los iPhones el año que viene, pero de momento ya hay quienes lo utilizan como reclamo para sus concursos. Por ejemplo, este concurso de posicionamiento que me pasa Ferrán.
Aunque claro, en el fondo tiene truco… «Como sabéis, el Iphone no se comercializa aún en España. Se hará entrega de esta parte del premio en cuanto sea posible su adquisición en España, mediante la entrega del importe del teléfono móvil. Es posible que la adquisición del teléfono lleve consigo la contratación de un contrato específico con una compañia de telefonía concreta, que correrán a acargo del premiado. El premio consiste únicamente en la entrega del importe del PVP del terminal
Vamos, que dan 600 euros (o lo que cueste). Si te quieres comprar un iPhone o no, ya es cosa tuya. Pero claro, es mucho más molón poner un iPhone de reclamo, ¿no?