Más contenidos, es la guerra
Hace unos días me llegó una oferta para suscribirme a una plataforma de contenidos con «miles de libros» y «cientos de expertos a los que seguir». Y durante unos minutos estuve valorando inscribirme hasta que me di cuenta: ¿cuántos libros tengo YA en mi lista de pendientes? ¿cuántos artículos tengo guardados en el pocket esperando a ser leídos? ¿cuántos cursos interesantes he visto pasar por delante de mis narices?
¿Realmente, si tengo un problema de aprendizaje, se soluciona con «más contenidos»?
Aprendizaje eficaz es actuar diferente
En mi discurso sobre el aprendizaje, enfatizo mucho el concepto de «aprendizaje eficaz». El aprendizaje eficaz es aquel que me sirve para actuar de forma diferente. Una formación, un curso, un libro… sólo son aprendizaje en la medida en que, después, yo cambio alguno de mis comportamientos.
La cuestión es… ¿cuántas veces es así? En muchas ocasiones, nos apuntamos a cursos, o compramos libros para leer… y pensamos que ya estamos aprendiendo. Nuestra conciencia se queda tranquila, «sí, mira en todo lo que estoy metido». A veces incluso vamos a las clases y leemos los libros. ¿Y luego qué? Ésa es la pregunta clave.
Hace tiempo hablaba del mapa del aprendizaje, y de cómo hay diversas rutas que podemos elegir. Algunas nos llevan hacia el aprendizaje deseado, y otras… son como un placebo que tranquiliza nuestra conciencia, pero que no nos llevan a ningún sitio.
El burladero de los contenidos
Hacer un curso, leer un libro… son opciones satisfactorias para la mente, y de muy bajo riesgo. No hay que «actuar», y por lo tanto no hay incomodidad, error, frustración… Nos da la sensación de que estamos contribuyendo a nuestro aprendizaje, pero sólo estamos haciendo un simulacro que no aporta nada.
Nos estamos refugiando tras «otra formación» para evitar salir al ruedo y torear. «No, cuando esté realmente preparado». ¿Cuándo va a ser eso? Nunca vas a estar 100% preparado. Siempre vas a tener que enfrentarte a la incomodidad. Siempre vas a equivocarte cuando te pongas manos a la obra. Siempre vas a tener que gestionar tu frustración.
Regurgitando conocimientos
De hecho, en demasiadas ocasiones esas formaciones transcurren sobre territorios conocidos. Nos refrescan cosas que ya sabemos, nos dicen cosas que nos suenan… El «cognitive ease» hace que nuestro cerebro acoja esas actividades con regocijo: es mucho más fácil digerir cosas «que ya nos suenan» que enfrentarnos de verdad a un conocimiento/habilidad que no tenemos cultivado.
Total, que hemos dedicado tiempo, energía, dinero… a una actividad que no ha contribuido a que realmente hagamos las cosas de forma diferente.
Más acción, menos formación
Cuando tengamos la tentación de apuntarnos a un nuevo curso, o de leer otro libro, deberíamos preguntarnos: ¿realmente he exprimido/puesto en práctica todos los contenidos que he consumido antes? ¿qué me va a aportar esto que quiero consumir? ¿tengo el compromiso de ponerlo en práctica, o sólo quiero calmar mi conciencia?
A partir de ahí, cada uno toma sus decisiones. Pero si no tienes una respuesta clara a todas esas preguntas… con mucha probabilidad, estarás perdiendo el tiempo.
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PD2.- He editado este contenido como un episodio para el podcast Skillopment. Recuerda que puedes revisar todos los episodios del podcast, y suscribirte al mismo tanto en iVoox como en iTunes.