Hoy he estado jugando un rato con el photoshop, y haciendo un «efecto tiltshift«. En teoría, este efecto se puede conseguir «de verdad» con objetivos descentrables (no me he parado a entender la lógica del asunto, la verdad). El caso es que también se puede simular con photoshop.
La idea es tomar una foto de una escena real, y darle un aspecto como de «maqueta». La escena real, tomada a una cierta distancia, hace que la profundidad de campo sea muy grande (o sea, todo está enfocado). Si la foto fuese de una maqueta se habría tomado desde una distancia muy pequeña y, por lo tanto, la profundidad de campo sería menor; es decir, que sólo una parte de la foto estaría enfocada, existiendo un desenfoque progresivo por delante y por detrás.
Pues bien, el truco está en simular ese desenfoque. Se trata de aplicar un filtro «desenfoque de lente» o «lens blur» utilizando además una máscara de degradado (que es lo que nos va a permitir tener una zona enfocada y aplicar el desenfoque progresivamente). En mi caso, además, había que hacer un ajuste, salvando del desenfoque la parte alta del tractor (que, al estar en el mismo plano que la base, tenía que estar igualmente enfocado). La técnica sale mejor si se aplica a una foto tomada desde una perspectiva elevada; permite aplicar mejor el degradado, y además «simula» mejor la perspectiva que tendríamos si, efectivamente, estuviésemos viendo una maqueta.
En fin, un rato divertido para un resultado curioso.
photoshop
La luna en los viñedos
Como creo que hace mucho que no traigo por aquí alguna de mis fotos… pues vamos allá. Ésta la saqué ayer, que estuvimos de excursión por La Rioja. Una de esas casualidades que se dan de vez en cuando: que haya luna llena, que haya un atardecer claro, y que tú hayas decidido salir a hacer fotos trípode incluído.
Ante la imposibilidad de enfocar correctamente viñas y luna, opté por dar el protagonismo a esta última. Las viñas, difuminadas y apenas iluminadas con los últimos rayos de sol, actúan poco más que como un marco de contraste.
Por cierto, la foto tiene truco. En el original, la luna era más pequeñita… una pena, teniendo en cuenta que iba a ser la «prota». Así que, Photoshop en mano, la he agrandado (de forma muy sencilla; seleccionar el trocito de la luna tomando la precaución de suavizar los bordes, copiar como nueva capa, transformación libre… y ya está) hasta que ocupara un espacio un poco más digno. ¿Trampa? Bueno, ¿y qué?
Hacer clones con photoshop
Hoy vuelve a ser de fotografía (ya sé, ya sé, últimamente hablo mucho del tema… pero es de lo que me apetece hablar, qué le vamos a hacer), y de un efecto «clásico» gracias al photoshop: aparecer una persona n veces en una foto, o sea, los clones.
En principio la teoría es sencilla: sacarse varias fotos (importante: dejar la cámara inmovilizada en la misma posición, y con los ajustes iguales en todas las fotos – mejor disparar en manual para controlarlo todo) y luego, con el photoshop, superponerlas.
Para ello hay que coger los archivos de todas las fotos (en mi caso, seis) y abrirlos todos como capas de un único archivo de photoshop (no sé si hay una forma directa de hacerlo: yo lo hago abriendo cada archivo por separado, seleccionando la única capa de cada archivo y «duplicar capa» indicando que lo haga en el archivo de destino – así con cada una de ellas). De esta forma, tenemos un archivo en el que hay tantas capas como fotos vamos a mezclar. Lo ideal es ordenarlas «de atrás adelante», de forma que las fotos en la que aparecemos en primer plano sea la que se sitúa encima de las demás.
A continuación lo que hay que hacer, con cierta paciencia, es ir creando (empezando por la capa que contiene el plano que se sitúa más al fondo) máscaras de capa para cada una de ellas, y usándolas para ir mostrando en cada una de ellas sólo la parte que se superpone a las anteriores, preservando el resto. Así, una por una (es útil ocultar todas las capas al principio e irlas visualizando a medida que vamos a trabajar con ellas) hasta llegar a la del primer plano.
Y ya está. Si hemos tenido la precaución de tomar las fotos con cierto cuidado (para no sacarnos dos fotos distintas ocupando un mismo espacio, que eso no hay forma humana de arreglarlo; para no tocar elementos del fondo que cambien mucho de una foto a otra y así no haya inconsistencias; para dejar la cámara bien fija, de forma que los elementos estáticos se superpongan a la perfección; y para utilizar todo el rato los mismos ajustes, para que no haya discrepancias), la cosa es sobre todo cuestión de paciencia.
Hay dos cosas que, aunque hayamos tomado todas las precauciones, pueden ponernos en problemas: una es la superposición de dos capas con elementos móviles (si se superpone con el fondo no hay problema, porque el fondo permanece igual a lo largo de todas las fotos). Por ejemplo, en esta foto, mi «yo» de primer plano se superpone con los «yo» (¿yos? ¿yoes?) sentados en el sofá. Aquí hay que hilar muy fino en la superposición para respetar a ambos y que no se note el «pegote».
Y luego está el tema de las sombras: en cada una de las fotos arrojas una sombra, que no está allí en el resto de fotos. Si cae sobre el fondo no hay problema (porque puedes utilizar la versión «con sombra» y ya está – por ejemplo, el «yo» debajo de la ventana arroja su sombra contra el suelo y no hay problema), pero «canta» cuando debería caer sobre otro elemento: en esta foto, por ejemplo, el «yo» de primer plano debería arrojar su sombra sobre el «yo» del ordenador. Pero no lo hace. Y arreglar eso me parece que ya son palabras mayores…
En fin, que un entretenimiento divertido.
Fotografía: luces y sombras
Hace unos meses reflexionaba sobre las dificultades para hacer fotografías durante los viajes y la importancia de la luz en una buena fotografía. Al final, lo que subyace en todo esto es un concepto que hay que tener claro cuando uno se pone detrás de una cámara. Y es la diferente capacidad del ojo humano y de las cámaras fotográficas para captar las luces y las sombras.
El ojo humano puede percibir, con facilidad, escenas donde hay un elevado contraste entre zonas iluminadas y zonas oscuras. Podemos ver la escena y distinguir detalles entre las luces y entre las sombras. Pues bien, las cámaras fotográficas están mucho más limitadas, su «rango dinámico» es más pequeño. ¿Qué quiere decir esto? Que si ajustamos la cámara para captar detalles de las zonas en sombra, las zonas iluminadas tienden a quedar sobreexpuestas, «quemadas»: una zona en blanco, sin detalles. Y si ajustamos la cámara para captar los detalles de las zonas iluminadas, las zonas oscuras tienden a quedar subexpuestas, es decir, totalmente negras y sin detalles.
Aprender a conocer estos límites de las cámaras es fundamental para acabar sacando buenas fotos. Porque nuestra vista nos dirá «esta foto sí se puede hacer», pero la realidad técnica de las cámaras dice que no…
¿Se puede hacer algo al respecto? Veamos:
- Evitar situaciones de alto contraste: muerto el perro, se acabó la rabia. Si la escena que queremos fotografíar tiene demasiado contraste entre zonas oscuras y zonas iluminadas, busquemos un encuadre o una composición que elimine o minimice una de las dos de forma que la escena tenga una iluminación más homogénea. Así podremos ajustar la cámara para esas condiciones y toda la escena nos saldrá razonablemente bien.
- Iluminación adicional: normalmente imposible para fotografías de edificios o paisajes, pero útil cuando el protagonista es un elemento pequeño en primer plano. Con la ayuda del flash de relleno, podemos iluminar al sujeto (que si no quedaría en zona de sombra) y así homogeneizar sus condiciones de luz con las del fondo iluminado.
- Filtros: utilizar un filtro degradado para el objetivo puede, en determinadas situaciones, reducir la intensidad lumínica de las zonas más claras, homogeneizándose así las condiciones de toda la escena.
- Cámaras con más rango dinámico: algunas cámaras tienen, dentro de la limitación general, un rango dinámico mayor que otras, lo que les permite captar situaciones de más contraste lumínico sin perder información por la zona de las luces o de las sombras. Pero, como suele ser habitual, mayores prestaciones equivalen a mayor precio.
- Recuperar luces o sombras en el postproceso: con el software de postprocesado (photoshop, lightroom, etc.) es posible (si la foto no está totalmente estropeada y hay alguna información que rescatar) trabajar la foto para recuperar detalles en las zonas excesivamente oscuras o iluminadas. La contrapartida es que este proceso equivale a «inventarse» parte de la información que no hemos captado, lo que se traduce en la aparición del molesto «ruido».
- HDR: se trata de una técnica llamada High Dynamic Range, consistente en sacar varias tomas de una misma escena con distintos ajustes; en una ajustamos para tener los detalles de las zonas oscuras, y en otra para los detalles de las zonas iluminadas. A continuación, en el postprocesado, se fusionan ambas tomas de forma que nos quedemos con lo mejor de cada una de ellas. El resultado, si se exagera mucho, puede resultar un tanto irreal pero si se hace con «tiento» puede ayudar a darle más vida a fotos que, de otra forma, sería imposible mostrar.
En fin, esto es algo de lo que voy siendo cada vez más consciente. Pero aun así a veces no puedo evitar sacar fotos con demasiado contraste entre luces y sombras y, por lo tanto, inservibles en su mayoría.
Retocando un retrato: draganizado
Esto que veis es un «antes y después» de una foto que hice este verano. El «antes» es tal cual salió de la cámara (con algún ajuste en Lightroom de exposición y contraste). El «después» es tras una sesión de photoshop, en concreto con la acción Draganizer que está creada para tratar de alcanzar un efecto draganizado (en honor al estilo característico de Andrzej Dragan). Estuve un buen rato jugando con la acción, intentando entender qué impacto tenía cada paso, modificando los distintos parámetros y viendo qué pasaba…
Habrá quien piense que el resultado es excesivo, irreal. Pero para mi gusto un retrato «normal» adquiere más intensidad…
Trasteando con el photoshop
He estado un rato trasteando un poco con el photoshop. Sin mucho conocimiento, para qué vamos a engañarnos. Unas capas por aquí, un toqueteo con el hue/saturation (todavía tengo que aprender qué significa y cómo se usa… yo simplemente he movido algunas cosas), un filtro por acá… y esta típica estampa del Congreso de los Diputados se transforma en algo tan… ¿kitsch? Bueno, ahí está. Seguro que cuando haga las cosas con un poco más de tiento, igual sirve para algo… de momento, digamos que he estado «creativo» 🙂
Componer recortando
Una de las cosas que más nos están insistiendo en el curso de fotografía (y que alguno de vosotros también me ha indicado tanto en público como en privado) es en la importancia de la composición. La misma imagen, captada con la misma técnica, puede resultar definitivamente mejor o definitivamente peor en función de cómo se ordenen los elementos de la foto y cómo se sitúen unos respecto de otros. Que si la regla de los tercios, que si las líneas horizontales y verticales, que si la unicidad y la variedad, que si el color, que si las líneas de fuga, que si… estoy en ello, de verdad.
El caso es que a veces podremos componer la foto según disparamos. Pero en otras ocasiones, podremos hacer la composición a posteriori, a base de recortar un elemento de una foto más grande. Por ejemplo, esta imagen es el detalle de una más grande (que pongo abajo) que saqué en la boda de una amiga. La foto original (está sacada con el móvil, no era una foto «intencionada», no me crucifiquéis por ello!), sin estar mal, tampoco dice demasiado. Sin embargo, al recortar el detalle más significativo de la foto (eliminando así cosas accesorias que «molestan») y situarlo en determinado lugar de la composición, la cosa cambia, ¿no? Al menos a mí, al ver una y otra, las sensaciones son distintas.
Clonando voy, clonando vengo
Una de las cosas en las que quiero entrar con la fotografía es en el retoque digital vía Photoshop y similares. Coger una foto existente y manipularla. No con ánimo de hacerla pasar por verdadera, sino por explorar las posibilidades del asunto. He estado haciendo algún pinito…
Desde el famoso asunto del Clon Agüero de hace unos días venía con ganas de trastear en alguna foto en la que pudiese intentar «clonar» parte de la misma como hicieron en el As. Y hoy me he dado de bruces con una foto estupenda para hacerlo, es ésta:
Y el resultado después de trastear (no durante mucho tiempo) es éste:
Las dos señoras se han reproducido «por arte de magia» dos asientos más allá, con paraguas y todo, eso sí, dejando el bolso sólo para las primeras. Tan sencillo como utilizar primero el «clone stamp tool» para duplicar a las mujeres, y luego volver a utilizarlo para ajustar correctamente los asientos que rodean a los clones.
Ha sido un divertimento, pura prueba / error, seguro que la técnica puede hacerse de forma mucho más depurada. Pero molan las posibilidades, ¿no?. Imagino que esta foto es ideal porque dispone de un fondo fácilmente replicable, por lo que es sencillo arreglar los desperfectos derivados de la primera clonación con una segunda que «limpie» esos bordes…
En fin, seguiré curioseando.