
Este gráfico refleja las páginas vistas (mensuales) que este blog ha tenido «desde que existen series históricas», que dicen los de la estadística. En concreto, se muestra el periodo de enero 2007 a hoy, enero de 2014. Se puede observar claramente un periodo de esplendor (de mediados de 2008 a mediados de 2010), donde me movía cómodamente en cifras por encima de las 30.000 páginas vistas mensuales. Y la (presunta, como veremos más tarde) decadencia actual, donde «sufro» para quedar por encima de las 5.000. Una caída de cerca del 85%. ¡Horror!
Si nos ceñimos a las métricas, eso es exactamente lo que ha pasado. Ahora bien, ¿es relevante? ¿me preocupa?. Ni una pizca.
Entendedme bien, me gusta como al que más «salir bien en los números». Pero ya pasé hace mucho aquella fiebre por las estadísticas, por ver mes a mes (¡o día a día!) cómo evolucionaban los números, por el posicionamiento, por la quimera de «hacer dinero con el blog» (¡si hasta llegué a querer tenerlo patrocinado! Por cierto, nunca sucedió… )
Como ya comenté en alguna ocasión, ya llegué a la conclusión de que mi enfoque para este blog es difícilmente compatible con el SEO. No es un blog temático. No «vendo» nada. No hay una serie de «palabras clave» por las que quiera destacar, ni hay un objetivo final de «conversión». Sí, claro que me gusta «que haya alguien al otro lado», tener una base de lectores/personas afines que sintonicen con lo que cuento y con lo que soy, y si es más grande mejor que más pequeña (recordemos que hablamos de un tío bastante egocéntrico). Pero si ése es el objetivo (y no ni siquiera me atrevería a calificarlo como tal; es más bien una «consecuencia agradable»), entonces las «páginas vistas» son una métrica bastante irrelevante.
Este es el desglose de las 10 páginas más vistas a lo largo de este periodo:

Estas 10 primeras entradas, incluyendo la portada, acumulan el 40% de todas las páginas vistas. Es decir, el 0,6% del contenido (hay más de 1500 entradas escritas) acumulan más del 40% del tráfico. Y ya veis los títulos de los artículos… de lo más variopinto. ¿Por qué? Porque en algún momento, Google sobre todo (aunque también hay por ahí algún «efecto meneame») decidió que uno de mis posts era «simpático» para una de sus búsquedas. Por ejemplo, durante años si tecleabas «debilidades» en Google aparecía mi post como primer resultado. Consecuencia: un montón de visitas.
La cuestión es… ¿cuántas de esas visitas atraídas por Google (o por menéame, igual da) eran relevantes? ¿Cuántas llegaron a interesarse por «quién ha escrito esto», no digamos ya a decidir «este tío me cae bien, voy a seguir leyendo su blog»? Joder, ¿cuántas llegaron siquiera a leerse el post entero? Sí, es verdad, su visita sirvió para inflar las estadísticas… pero generando unos números irrelevantes, totalmente intrascendentes. Supongo que para quien vende publicidad, «cualquier agujero es trinchera» y cualquier visita es buena (al final, se trata de vender a los anunciantes visitas «al peso», o de conseguir que un porcentaje siempre ínfimo de incautos pinche en un banner… cuanto mayor sea la base, mayor es el número final). Pero yo no estoy en esa película. Sí, tengo puesto algún anuncio de Adsense que me da una cantidad irrisoria: si consiguiese duplicarla o triplicarla o multiplicarla por diez seguiría siéndolo…
A mí lo que me importa es que hay un número pequeño de «fieles» que gracias a mi blog me han conocido, con los que he podido interactuar tanto dentro como fuera de internet. Gente interesante, gente maja, gente que me ha abierto muchos horizontes. ¿Cuántas de las visitas que reflejan las estadísticas son suyas? Muy pocas. Sin embargo, para mí, son de largo las más importantes. De hecho, las únicas relevantes.