Reduciendo los gastos de envío

En el proceso de ajuste de Triopic, hoy he aplicado un cambio de política: la reducción de los gastos de envío. En el planteamiento original, el coste de envío por agencia de transporte era (para España peninsular) de 9 euros (iva incluído). O sea, de 7,76 euros sin IVA. A mí el coste del envío me sale a 9,71 más IVA, o sea, que por cada envío ya estaba asumiendo 1,95 euros del coste.
Sin embargo, parte del feedback recibido (especialmente por parte de personas no acostumbradas a la compra online) es que los costes de envío resultaban un poco intimidatorios. Y en cierto sentido, lo entiendo: tú ves que el producto te cuesta 39,95, y que el envío te cuesta 9… y es prácticamente un 25%. «Y si lo comprase en una tienda, me lo ahorraría». Y eso, por mucho que sepamos que en realidad «ir a la tienda» también tiene un coste aunque más oculto (el tiempo que tardas, la gasolina que gastas, el parking, etc.), es una realidad percibida por el potencial cliente que supone una barrera para la compra.
Así que le he pegado un «tijeretazo», dejando los costes de envío en unos testimoniales 3 euros IVA incluído. Eso supone 2,59 euros para mí, o sea, que por cada envío voy a estar asumiendo más de 5 euros del transporte. ¿El objetivo? Reducir al máximo esa «barrera psicológica» de los gastos de envío. A cambio, lógicamente, se reduce el margen comercial para poder hacer descuentos (porque, de hecho, poner esos precios de envío ya supone un descuento).
No sé por qué, pero tengo la sensación de que la gente percibe mejor una reducción de 6 euros en el coste del envío que si la reducción la haces en el precio.

¿Coche o autobús? De Aranda a Madrid

ContinentalAuto

Ayer estuve en Madrid, que es algo que suelo hacer prácticamente cada semana. Sin embargo ayer, para variar, decidí ir en autobús en vez de en coche. Recordemos la situación, Aranda de Duero, unos 155 km. de distancia de Madrid. Después de la experiencia… ¿qué es mejor, ir en coche o en autobús? Pues como todo, hay pros y contras…
Horarios: indudablemente, con el coche sales cuando quieres y vuelves cuando quieres. Con el autobús estás sujeto a los horarios que, desde aquí, tampoco es que sean muchos. Eso significa un peor aprovechamiento del tiempo (o te sobra tiempo por delante o por detrás, pero es raro poder ajustar la agenda exactamente a los horarios del autobús), restricciones a la hora de la vuelta (el último sale de Madrid a las 20:00 h.), etc. En esto, claramente, gana el coche.
A la estación: con el coche bajo al garaje y ya estoy en ruta. Con el autobús hay que irse un rato antes a la estación. No está lejos, pero a las 8:00 de la mañana hace frío en Aranda, y si llevas mochila o lo que sea es un incordio. Y a la vuelta, lo mismo: en vez de aparcar en el garaje, el bus te deja en la estación y otro paseíto. Y en Madrid un poco igual: en vez de salir de donde estés, subirte en el coche y para casa, tienes los desplazamientos internos. En esto también gana el coche.
Tiempo: ya en condiciones normales en coche iría más rápido que en bus – sin tiempos de espera, mayor velocidad, sin desplazamientos a / desde la estación… en este caso, además, el autobús se mete por varios pueblillos de los alrededores a coger gente. Nada de «carretera y manta», sino que entras en la autovía, sales de la autovía, vuelves a entrar, vuelves a salir… en total, sólo de tiempo en carretera, hay unos 40 minutos de diferencia (digamos 1h30 en coche, 2h10 en bus). Goleada del coche.
Carga: el maletero del coche funciona como un estupendo almacén. Obviamente no importa tanto durante el viaje (que ahí el autobús también vale) sino durante el día: si te sobra la chaqueta, la dejas en el maletero. Si luego la necesitas, la coges otra vez. Si necesitas la mochila, te la llevas, pero si te sobra la dejas en el coche. Sin embargo, yendo en bus, tú y tus pertenencias tenéis que ser uno a lo largo de todo el día, lo cual puede llegar a ser un incordio si tienes que ir de aquí para allá.
Coste: en términos directos andarán «ahí ahí». El bus me costó 19,76 euros (ida y vuelta) más 1 euro de «costes de gestión» (por sacar el billete por internet… joder con los tiempos modernos). Los 310 km. en coche me saldrán, más o menos, por lo mismo (el depósito de 50 euros me suele durar unos 700-780 km.). Eso sí, llevar el coche a Madrid supone dejarse además un buen dinero en parkings o zonasazules, mientras que armado con un bonometro te mueves la mar de bien. Así que aquí gana el bus.
Desplazamientos internos: con el coche te mueves a tu ritmo, de origen a destino. Eso en condiciones ideales, claro. Pero aparte de todos los problemas de tráfico (que según la hora y la zona, no son moco de pavo), está el problema del aparcamiento: no siempre hay sitio. El transporte público está bien, la red de transporte de Madrid es buena y te permite llegar prácticamente a todos los lados. En Metro, encima, sin atascos (lo del autobús urbano es otra cosa) aunque según la hora puede ser un poco incómodo por las aglomeraciones. Pero creo que si no tienes que ir a ningún sitio del extrarradio (que ya exige mayor conocimiento), con el transporte público los desplazamientos son más cómodos.
Comodidad: en tu coche vas con tu música, o en silencio, como quieras. En el autobús vas oyendo a los de al lado, o la peli que pone el conductor, o el teléfono de fulano o el de mengano… es otra cosa.
Actividades alternativas: cuando vas conduciendo pues vas… conduciendo. Centrado en el volante y en la carretera. Pero cuando vas en autobús puedes pensar, leer, distraerte, hablar tranquilamente por teléfono, navegar por internet, echar un sueñecito… y todo ello completamente despreocupado.
En fin, hay puntos a favor del coche y puntos a favor del autobús. En general, tengo la sensación de que si optimizo bien la agenda (para adaptarla a los horarios) y el equipaje (para no ir demasiado cargado y desplazarme con comodidad por la ciudad) la opción del autobús sigue siendo válida, aunque lo de «cortarme el rollo» a las 20:00h. me impide ir a «saraos varios»…
Ninguna conclusión definitiva, pues. Ni me he enamorado del autobús, ni lo he aborrecido.