Ya no te sigo en twitter

En mi gestión de twitter siempre he tratado de ser coherente, añadiendo a personas que me interesaban por lo que decían. El interés puede ser profesional, personal o de mero entretenimiento; sea como sea son mis razones y con eso es suficiente, no las tengo que someter a ninguna aprobación externa, al igual que yo tampoco tengo por qué cuestionar las razones de otros para seguir o no a quien les parezca oportuno.
Estimo cuál es el número de followers que puedo seguir «de verdad» (porque seguirles para no leer lo que ponen me resulta un poco absurdo), y voy añadiendo gente que me encuentro y que me resulta interesante hasta que llego a un tope donde pienso «estoy siguiendo a demasiada gente». Y entonces llega el momento de eliminar algunos, siguiendo el criterio de «los que menos me aportan, relativamente, con sus twitts». Unfollow, y a correr.
Y esto debería ser así de sencillo, yo al menos lo tengo claro: si me sigues será porque por alguna razón (tú sabrás) te interesa lo que pongo, y si no me sigues será porque o no me has descubierto, o no te interesa lo que digo. Y si durante un tiempo me sigues y luego dejas de hacerlo, será porque encuentras otras cosas más interesantes a las que dedicar tu atención. Y no pasa nada; claro que a mi ego le encantaría interesar mucho a todo el mundo pero ya voy haciéndome a la idea de que el mundo no gira entorno a cada uno de nosotros.
Estos días estoy dejando de seguir a algunas personas en twitter. Una pequeña limpieza de contenidos que han dejado de interesarme. Una de ellas lo ha visto (gracias a qwitter, una herramienta que sirve precisamente cuando un follower deja de seguirte) y se ha puesto en contacto conmigo para saber si había algún problema…
¿Problema? No, ninguno. Simplemente, por el motivo que sea (que es MI motivo) lo que cuentas ha dejado de interesarme tanto como para dedicarle parte de mi atención y prefiero dedicársela a otras cosas.
Que alguien deje de seguirte no significa ni que le caigas mal, ni que tenga ninguna animadversión, ni que no le parezcas un buen tipo… Y perder un follower tampoco debería hacerte dudar sobre si lo que cuentas en tu twitter es interesante o no: cuenta lo que quieras que para eso es tuyo, habrá a quien le guste y habrá a quien no (no se puede gustar a todos), y ya está.
Pero nadie debería pedirme cuentas de lo que leo o dejo de leer, de a quién sigo o a quién no. Si lo hace, se arriesga a que le conteste lo que hay: leo lo que me interesa, sigo a quien me interesa, y lo que tú cuentas ya no entra en esa definición. ¿Puede resultar hiriente? Quiero creer que no, pero si alguien se lo puede llegar a tomar a mal… mejor que no pregunte.
Yo tengo muy claro que cada uno somos los dueños de nuestra atención, la empleamos como mejor nos parece y no tenemos que dar explicaciones a nadie por ello.
¿Veis como soy un antipático 2.0?

Friendfeed, toda mi actividad en un mismo lugar

Hoy he introducido una pequeña novedad en el blog. En el lateral, ahí a la derecha, he introducido un widget de Friendfeed.
¿Qué es Friendfeed? Es un servicio web que permite agregar toda tu actividad online. Ahí aparece una notificación cada vez que escribo un post aquí, o en Digitalycia. Cuando grabo un enlace en del.icio.us. Cuando escucho una canción de last.fm. Cuando subo una foto a Flickr, o un video a Youtube. Cuando comparto un post a través de Google Reader. Etc.
Además, Friendfeed permite hacer un seguimiento de todo lo que hacen tus «amigos». Y comentarlo. Y decir si te gusta o no. Es un «metaservicio». Además, tal y como explicó su creador en el EBE, la idea es permitirte un «ajuste fino» de todo eso, de forma que entre lo que tú le enseñes voluntariamente (por ejemplo, que de Fulanito te interesan sus fotos pero no sus posts; o que te enseñe sus posts, pero no sus actualizaciones en twitter) y lo que el sistema aprenda por sí mismo (que tiende a gustarte todo lo que publica Menganito, pero nunca lo que publica Zutanito), puedas ir filtrando toda esa información para quedarte únicamente con lo más relevante.
En fin, el meta-lío de la 2.0 (¿y qué pasa si el feed que sale de Friendfeed lo metes de nuevo como fuente en Friendfeed? ¿Se produce un bucle recurrente infinito? ¿Se rompe internet?). De momento, a mí para lo que me va a servir es para mostrar, todo junto, todo lo que voy haciendo. Si a alguien le interesa, ya sabe dónde puede mirarlo. Ah, y éste es mi Friendfeed, por si alguien quiere suscribirse o agregarme.

¿Qué hacer con un twitter de empresa?

Microblogging y empresa. Difícil cuestión. Si ya cuesta encontrar un encaje para «blogs y empresas», hacerlo para «microblogs y empresas» se me hace bastante complicado.
Siempre he creído que la esencia de los blogs son las personas. Comunicación entre individuos. En ese contexto, siempre se me ha hecho difícil concebir aquéllo de «la empresa que bloguea». No, la empresa no bloguea, bloguean las personas. Sobre eso, sí es posible articular formas para que las empresas aprovechen tangencialmente los blogs: empleados y directivos que a través del blog transmiten los valores de la empresa, blogs temáticos que refuercen una marca, etc. Pero siempre van primero las personas y luego la empresa. La empresa, como tal, no bloguea igual que no piensa, no siente ni padece. De hecho, cuando es la empresa la que bloguea, siempre acaba recordándome a una serie de notas de prensa: el mismo perro con distinto collar, en el que el blog supone simplemente un sistema de gestión de contenidos, pero que carece de ningún matiz «emocional/social» que es, para mí, lo que realmente diferencia la tendencia del blogging.
Y con el microblogging, más aún. Todavía no he visto ninguna iniciativa de «microblogging corporativo» que me convenza. Detrás de cada twitter hay, tiene que haber, una persona. Y prefiero seguir a esa persona (si me interesa lo que tenga que decir) que a su «máscara corporativa».
En estas llega Actibva, y la «necesidad» de crear un twitter de Actibva. Bueno, pues creado está. Ahora… ¿cómo se le puede sacar partido? Una cosa que tengo muy clara es que no debería ser usado para hacer spam. Muchas iniciativas «empresariales» sobre twitter se dedican a agregar a decenas de personas. Creo que, la mayoría, en la ignorancia de pensar que, agregándolas, automáticamente convierten al «agregado» en follower (cuando una de las deliciosas virtudes de twitter es, precisamente, su asimetría: yo te sigo a tí, pero no es condición ni necesaria ni suficiente para que tú me sigas a mí). Otros, con la esperanza de conseguir, vía notificación, un mínimo de visibilidad. Ninguno de los dos me resulta apropiado y, en lo que de mí dependa, no va a usarse así.
Tampoco me gustan quienes utilizan el twitter como un «agregador de actividad», dedicándose a lanzar mensajes cada vez que escriben un post, sacan una foto o similar. No, no. Si quiero seguir tus posts o tus fotos, o tus videos, o lo que sea… ya iré a la fuente original (tu blog, tu flickr, tu youtube) y, si me apetece, me suscribiré a esos contenidos. No me gusta que inunden el twitter a base de eso.
Así que en esas ando. ¿Qué uso interesante, y a la vez respetuoso, le podemos dar al twitter de Actibva? De momento, el uso va a ser bastante moderado. Avisos breves sobre el funcionamiento de la web, alguna referencia importante, y poco más. Pero quizás más adelante se nos ocurran nuevas funcionalidades. De momento, ahí estamos, con ganas de experimentar cosas.

Twitter y otras herramientas de comunicación: enriqueciendo las relaciones personales

Estaba escribiendo un comentario en esta entrada de Enrique Dans, pero ha crecido hasta convertirse en entrada propia.
El caso es que un comentarista dice que «Resulta triste ver cómo en la era de las comunicaciones, la gente tiene cada vez menos amigos ‘corporales’ y más amigos ‘virtuales’.» Y me ha dado rabia. Porque parece que, con esta perspectiva, utilizar un canal de relación «virtual» (que no sé por qué lo llaman virtual, cuando es tan real como cualquier otro… ¿o es que el teléfono o a las cartas también son virtuales?) hace que las relaciones personales tengan menos valor. Que las únicas relaciones personales que valen la pena son las «físicas».
Y no creo que sea así en absoluto. Que no, que no hay diferencias, yo tengo amigos, o conocidos, o gente que siento afín. Y punto, no hay un «apellido». Con algunos de ellos interactúo más por unos canales (en persona, por teléfono), y con otros por otros. Pero no son más o menos amigos en función del canal, eso es ridículo.
El email, el blog, el messenger, el twitter, el flickr, el facebook y cualquier otra herramienta de este tipo son solo eso, herramientas. Herramientas que, en mi opinión, sirven para enriquecer y fortalecer las relaciones personales. Me permiten estar en contacto con personas con las que, por cuestiones de distancia o de agenda, no sería posible hacerlo de otra manera. Además, permiten hacerlo de una forma mucho más flexible, asíncrona y enriquecida.
Y en ningún caso sustituyen al contacto «físico». Pero si nos limitásemos al contacto «físico», nuestras relaciones sociales serían infinitamente más reducidas en cantidad y calidad. Sólo podríamos tener contacto con nuestro entorno más directo (la gente de nuestro barrio, nuestro pueblo…), salvo que tuviésemos disponibilidad para desplazarnos (tiempo y dinero). Sólo podríamos mantener el contacto cuando a la otra persona y a nosotros nos viniese bien hacerlo a la vez. Sería mucho más difícil conocer nuevas personas (sólo si nos las presentan «en vivo» alguna de las personas a las que conocemos). Sólo podríamos ver sus fotos cuando fuésemos a su casa a que nos enseñase los álbumes, o ver sus videos organizando una cena tras la cual nos apoltronamos en el sofá. Etc.
Por supuesto, todas esas cosas se pueden seguir haciendo, y de hecho se siguen haciendo. Pero ADEMÁS se pueden hacer muchas más que antes no se podía, dando como resultado muchas más relaciones, más intensas, más variadas, más interesantes.
Me pregunto si en el siglo XVII a los que gustaban de escribirse cartas con gente de otros países les mirarían mal por «tener amigos virtuales en vez de relacionarse como dios manda», o si a quien usaba el teléfono a mediados del siglo XX les abroncarían por «no tener amigos corpóreos». ¿Es tan difícil de ver que es exactamente lo mismo? Nuevos canales que nos permiten comunicarnos. Nada más.
De hecho, como ya he contado alguna vez, me encantaría poder utilizar estos canales con todos mis amigos. Siento que, sin poder utilizarlos, las relaciones son mucho menos ricas de lo que podrían ser.

Hablemos de twitter

Ah, twitter, twitter… quién me lo iba a decir a mí… con la chorrada tan grande que me pareció cuando salió, y ahora no sólo soy un adicto sino que encima me permito el lujo de hablar sobre el tema como si fuera un experto… cómo cambian los tiempos, Venancio, ¡qué te parece!
El caso es que esta tarde he repetido intervención en Enredados (ya participé allá por octubre). Esta vez en el papel, más grato, de «tertuliano». El que ha introducido el tema esta vez ha sido… ¿Juan Larzábal? ¿Javier Barrera? (algún día deberíamos hablar de quién eres en realidad, y quién es «el otro»…) con un post en su Periodismo al Pil Pil, y hemos sido Antonio Ortiz y yo los que hemos estado hablando un buen ratito (¡y se ha hecho corto!) sobre twitter, el microblogging y demás historias.
Ahí queda el audio:


Descargar | Feed | iTunes

Adios Twitter, hola Jaiku

Jaiku

Dije que Twitter era una tontería, y acto seguido me dí de alta (cada uno que extraiga la conclusión más pertinente). Y hasta ahora sólo puedo decir que me molaba. Pero llegó la hora de dejarlo atrás. Me paso a Jaiku, una herramienta similar a Twitter pero con mucha mejor pinta en cuanto a aspecto y funcionalidades.
Se supone que Twitter permite enviar «mensajitos» a las personas que se suscriben a tí, y leer mensajitos de gente a la que tú te suscribes. Esa misma idea tiene Jaiku. Entonces… ¿por qué cambiar?
Empecemos por algo básico: Twitter falla más que una escopeta de feria. Entre gatitos y pajaritos estamos cada dos por tres sin poder usarlo, y no es plan. Además, el «feeling» de Jaiku es mucho mejor. Y Jaiku incorpora algunas funcionalidades más que interesantes, como la posibilidad de vincular feeds de distintas herramientas a tu Jaiku: vamos, que si subo una foto a Flickr, sale un aviso en Jaiku. Si subo un video a Youtube, sale en Jaiku. Si marco un enlace en del.icio.us, sale en Jaiku. Si escucho una canción en Last.fm, sale en Jaiku. Todo lo que tenga un feed RSS se puede vincular. Y eso mola.
Hay un único punto negro a priori. Y es que Twitter llegó antes, y consiguió que mucha gente se diese de alta en su servicio. Gente que, por pereza, no se va a pasar a Jaiku. Así que el componente social, en gran medida, se pierde. Pero creo que es un inconveniente más ficticio que real, y me explico:
En Twitter sigo a 26 personas. De las cuales, se pueden contar con el dedo de una mano los que lo usan con una cierta regularidad. El resto, es como si no existieran (de hecho, muchos seguro que se dieron de alta un día, les hizo gracia un par de días… y nunca más se supo). Así que en realidad son los «twits» de 4 o 5 personas los que echaría de menos (si no pudiese consultar Twitter de todas formas, cosa que seguiré haciendo). Y por el lado de quienes me «siguen», el sistema dice que hay 83 followers. Pero tengo la sensación de que en su gran mayoría son «seguidores fantasma», gente que en un momento determinado me ha elegido (cuan Pokemon) pero que luego no son usuarios activos del sistema, por lo que es como si no estuvieran.
Y al final, para lo que me gusta un sistema de este tipo es para integrar con el blog, como un medio de poner pensamientos, reflexiones, etc… que no dan para un post (porque no tengan enjundia por sí mismos o porque no tenga yo tiempo o ganas de hacer un post largo al respecto) pero que encajan en la dinámica del blog. Y con Jaiku tanto la integración gráfica como la incorporación de esas otras fuentes de las que antes hablaba hace de ésto un sistema más interesante.
Así que lo dicho. So long, Twitter. Welcome, Jaiku! (mi Jaiku es éste)