
Como se suele decir, no está bien vender la piel del oso antes de cazarlo. Pero bueno, está ya cazado. A falta de elevar el contrato a escritura pública, ya hay contrato privado y señal de por medio, y no parece que vaya a haber ningún problema. Así que ya está listo el piso de Madrid para ser entregado.
Al final ha ido con una pequeña rebaja de por medio hasta quedarse en 312.500. Aun así, supone una revalorización de un 44,68% en un periodo de cuatro años y medio, ligeramente por debajo de las estimaciones que por ejemplo hace Idealista (que habla de un 49,45% para esa zona y ese periodo).
Al final han sido poco más de 3 meses desde que pusimos el piso a la venta, y hemos conseguido evitar intermediarios (por los pelos, de hecho esta fué la última visita que atendí personalmente y ya tenía apalabrado con la inmobiliaria la gestión en exclusiva del piso).
No sé si hubiésemos podido «rascar» algo más. Igual sí, o igual no. En todo caso, a base de dedicarle tiempo y esfuerzo. Todas las voces indican que el proceso de venta de los pisos cada vez está más complicado. Yo no llego a creerme lo del estallido de la burbuja y demás, pero sin duda por experiencia propia he visto que a los pisos cuesta darles salida, que ya tienen unos precios que dificultan mucho el acceso para algunos perfiles, que los bancos ya empiezan a mirar más con lupa a quién y cómo le dejan el dinero… Así que considerando que queríamos olvidarnos del tema cuanto antes (del piso y de su amiga hipoteca), estamos encantados de haber cerrado el acuerdo.
Siente uno un poco de nostalgia. Pero como dice mi mujer, ese piso dejó de ser «nuestro piso» el día que hicimos nuestra mudanza. Así que… so long, my friend!
Enhorabuena, la verdad es que habéis tardado muy poquito, ahora a vivir tranquilos 😉
y yo que pensaba que era un proyecto …
Te felicito por esta entrada. Da una visión muy humana del mundo inmobiliario desde el otro lado. También celebro que la venta no se haya convertido en un calvario.