Allá por el mes de octubre, puse en marcha mi «perfil en internet». Hasta el momento dicho perfil estaba alojado en un blog de blogspot, pero decidí que valía la pena ponerle un dominio propio, darle una vuelta al concepto, y hacerme un escaparate en internet más allá de este blog.
En realidad tampoco hice mucho más: lo enlacé desde este mismo blog (en el menú de opciones de la parte superior, donde «Sobre el autor») y puse la dirección en mis distintos perfiles que están por ahí danzando (ni siquiera estoy seguro de haberlo hecho en todos). Hace unas semanas, decidí hacer un pequeño banner que incluí en el blog, aquí a la derecha, con mi foto y mi nombre para enlazar hacia allí. Al mismo tiempo, creé una versión en inglés de la página, para darle también un carácter global.
El caso es que éste es el resultado en término de visitas. Dejando al margen el pico inicial (derivado de la curiosidad de la gente cuando lo anuncié aquí) y de un par de picos intermedios (que son el resultado de mis pruebas cuando he cambiado algo: también me cuentan como visitas), lo cierto es que andan entorno a los 2.000 usuarios los que han entrado a ver mi perfil.
2.000 usuarios. Obviamente, en términos de «tráfico web» no son cifras nada relevantes. Al fin y al cabo es una página estática, sin mucho contenido. Pero imaginemoslo en término de individuos. Imaginemos una sala con 2.000 personas. Imaginemos que hemos repartido 2.000 tarjetas de visita. ¿Cuál hubiera sido el esfuerzo de llegar a ese número de personas en «la vida real»? Quitemos un % que haya venido por casualidad, por una búsqueda poco eficaz. Aun así… ¿no merece la pena?
Por cierto, que el repunte que se aprecia de las últimas semanas, aparte de una mención en El Blog Salmón (en un artículo donde IC reflexionaba precisamente sobre estas cuestiones de «nueva curricula«), está directamente relacionado con la inclusión del cuadrito con mi foto al que hacía referencia antes: parece que la gente es mucho más proclive a hacer click en una cara que en un «sobre el autor» genérico.
Yo he sido uno de los que he pinchado en tu foto, por curiosidad.
Pero tomo nota, me parece muy significativo el ejemplo que pones de repartir las 2.000 tarjetas de visita. Al fin y al cabo, para los que tenemos un blog es autopromoción totalmente gratuita.
Un saludo