Formador freelance con experiencia
La primera vez que me puse delante de un grupo durante una formación, se me puso el estómago del revés.
Llevaba un par de semanas acompañando a un consultor con más experiencia en una serie de cursos que hacíamos en una entidad financiera del norte de España. Aquel viernes, después de la comida y antes de regresar a nuestras casas, me dijo «el curso del lunes lo haces tú».
Aquel fin de semana dormí muy poco. ¡No estaba preparado! ¿Qué podía aportarles yo a aquellas personas? ¡Si podrían ser mis padres! ¿Y si se me olvidan las cosas que tengo que decir? ¿Tengo todos los materiales? ¿Y si no funcionan las dinámicas? ¿Y si…?
De aquello han pasado casi 25 años.
He ido acumulado cientos de horas de experiencia como formador. Mis habilidades (tanto en el diseño como en la facilitación, tanto en presencial como en virtual) han ido haciéndose más sólidas y robustas.
Sin embargo, hay algo que no ha cambiado: la sensación de responsabilidad y respeto por las personas que tengo delante, y la obsesión por hacer que el tiempo que pasan conmigo les resulte útil y provechoso.
Sin embargo, hay algo que no ha cambiado: la sensación de responsabilidad y respeto por las personas que tengo delante, y la obsesión por hacer que el tiempo que pasan conmigo les resulte útil y provechoso.
«Como formador se trata de contribuir de la manera más eficiente posible (dinámica, participativa, concreta y al grano) a que las personas mejoren sus capacidades profesionales»
Así veo yo la formación
Cuando afronto el diseño y la facilitación de una formación hay una serie de pilares que para mí son fundamentales:
- Utilidad: la formación tiene que resolver una necesidad concreta de los asistentes. No de sus jefes, ni del departamento de RRHH: de los asistentes.
- Participación: tratamos con personas que acumulan años de experiencia. Hay que abrir espacio para el intercambio, la aportación de valor y la personalización del aprendizaje. El facilitador pone el espacio, pero el aprendizaje es una responsabilidad compartida.
- Dinámica: el cerebro necesita de estímulos variados, y a las personas hay que involucrarlas en actividades que les ayuden a desarrollar el aprendizaje. La «clase magistral» aburre a las ovejas.
- Brevedad: ya lo dice el refrán; lo bueno, si breve, dos veces bueno. Trato de aportar el máximo valor en el menor tiempo posible, y dejar que vuelvan a su actividad principal con satisfacción y con ganas de más. Be brief, be brilliant, be gone.
Estas son algunas de mis referencias cuando me planteo una formación
¿Que te aporto como formador freelance?
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Experiencia: lo que coloquialmente llamamos «tablas», que me permiten gestionar toda la diversidad de situaciones que se producen durante una facilitación.
- Criterio: puedo contribuir con mi punto de vista externo en la mejora de los proyectos.
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Tranquilidad: soy un recurso fiable y autónomo no solo durante la facilitación, sino también en todo el proceso de preparación, logística, relación con el cliente, con los asistentes…
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Versatilidad: me adapto a un amplio abanico de formaciones; con mayor o menor estructura, con mayor o menor componente tecnológico… para todo tipo de colectivos.
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Flexibilidad: como freelance puedo apoyar las necesidades del proyecto de forma variable sin afectar a los costes de estructura.