Coaching para profesionales: cuando las cosas no salen como uno quiere, hay tres cosas que puedes hacer.
No nos vamos a engañar, que ya somos todos mayorcitos.
En la vida hay muchas veces en que las cosas no salen como uno quiere. Yo no soy ningún gurú con soluciones maravillosas, y te puedes imaginar que a mis 46 años he tenido mi propia ración de situaciones en la vida donde las cosas no salieron como yo quería.
Y es muy frustrante.
Sobre todo cuando llegas a un punto en el que no sabes qué hacer, cómo salir de esa situación.
Te bloqueas, y ya no sabes por dónde avanzar.
- Como cuando estás en un trabajo que no te satisface. Y vas cada día, y sientes que «algo debería cambiar». Pero nada cambia.
- O como cuando alguna de tus relaciones personales no fluye, pero ahí sigues día tras día viendo cómo se erosiona.
- O como cuando tienes hábitos que no te hacen bien, pero no ves la forma de cambiarlos.
Y tienes ahí ese zumbido de incomodidad de fondo que te acompaña durante días, semanas, meses.
Y que a veces te pega con tanta fuerza que no te deja dormir.
Te decía que, en esas situaciones, hay tres cosas que puedes hacer:
- Seguir con la inercia, esperando a ver si la situación se resuelve sola, y pasándolo mal en el camino.
- Aceptar las cosas como son, y dejar de torturarte.
- Hacer cosas diferentes para hacer que la situación cambie.
Para la primera no necesitas ayuda.
Para las otras dos, igual puedo hacer algo por ti.
¿Cómo? Acompañándote en un proceso de coaching para profesionales.
«Coaching es el arte de hacer preguntas para ayudar a otras personas a lograr sus objetivos a través del aprendizaje y la exploración»
A ver, lo de «arte» igual es un poco pretencioso.
Pero déjame decirte algo: de todas las cosas que escucho decir a las personas que trabajan conmigo en procesos de acompañamiento, hay una frase que es la que más me gusta.
«¡Hasta ahora no lo había visto!»
Es en ese momento cuando la otra persona descubre que hay una alternativa que hasta ahora le había estado escapando.
Ahí es cuando se da cuenta de que quizás haya una forma distinta de encarar su situación. Ahí es cuando noto que su mente empezar a maquinar nuevas posibilidades.
Ahí es cuando recupera la ilusión.
Si nuestras conversaciones te llevan a ver las cosas de una forma distinta, y de ahí te surge hacer cosas distintas, quizás consigas resultados distintos.
Y todo habrá merecido la pena.
Eso es el coaching.
¿Oyes hablar de un «coach» y te imaginas a un señor con silbato y chándal? Olvídate de las pelis americanas, y descubre qué es el coaching y cómo te puede ayudar. Verás que no tiene demasiado que ver con mensajes buenrollistas escritos en tazas de desayuno (y la verdad, a mí nunca me quedó bien el chándal).
¿Cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo a pensar en ti y en tus inquietudes, sin interrupciones y sin distracciones? Aquí tendrás HORAS para hacerlo. Yo te brindo el espacio, y tú decides cómo usarlo.
Todo el mundo hace buenos propósitos a principio de año. Lo malo es que después se olvidan. Y una de las causas es que no hay nadie a quien rendirle cuentas, alguien que te persiga para ver si has cumplido lo que has prometido.
Una advertencia: si lo que esperas es una solución mágica a tus problemas, aquí no es. Vas a tener que trabajar y hacer un esfuerzo.
Y te voy a decir una cosa: de la situación en la que estás solo te vas a sacar tú. Un coach te puede acompañar. Pero en última instancia tú decides qué es lo que quieres, y qué vas a hacer para conseguirlo. ¿Realmente quieres cambiar tu situación?
Cuando trabajemos juntos, te voy a proponer que hagas cosas diferentes de las que has venido haciendo. Y es posible que haya momentos donde te vaya a resultar incómodo. Pero solo haciendo cosas diferentes vas conseguir resultados diferentes.
«Cuando hago cosas que antes no hacía, pasan cosas que antes no pasaban»
«¿Pero esto no lo puedo hacer yo mismo, y gratis?» ¡Por supuesto! Puedes dedicar tiempo a reflexionar sobre tu situación, marcarte compromisos y seguirlos. Cuanto más puedas hacer esto, menos ayuda externa necesitarás. Pero si ves que te atascas… igual te viene bien una ayuda.
También, claro, tienes amigos. Lo bueno de los amigos es que te quieren y te apoyan. Lo malo es que, por quererte y apoyarte, igual no te ayudan a ver las cosas con claridad. Un coach no es un amigo.
¿Y sabes lo bueno de hablar de tus cosas con un extraño? Que no tiene ninguna idea preconcebida sobre tu vida. Y que no te lo vas a encontrar al día siguiente en el trabajo, o en una comida familiar. Que puedes abrirte al 100% con él… sin consecuencias.
Bueno, una consecuencia si tiene: que te cobrará por sus servicios. En mi caso, 800 € (+IVA) por acompañarte en tu proceso de aprendizaje y exploración.
Yo sé que ese dinero, así de entrada, cuesta gastárselo. Y más en algo tan etéreo. Así que te lo voy a poner muy fácil: por solo 100€, disfruta de dos sesiones para valorar si esto es para ti. Y si yo soy para ti.
Y si no te convence, tan amigos.