Ayer, cuando sal� de la oficina, decid� dar un paseo. Vivo lejos del trabajo. Desde que naci� el ni�o, he cogido costumbre de ir y venir en coche (para poder ir a comer a casa), y lo dejo en un garaje concertado cerca de la oficina.
As� pues, mi rutina diaria es levantarme, bajar al garaje de casa, meterme en el coche, conducir en el atasco y con la radio puesta, encerrar en el otro garaje, andar 5 minutos hasta la oficina, pasar el d�a all� o en clientes… y el camino inverso sin entretenerme para poder llegar aunque sea a ba�ar al peque.
Siempre con ruido de fondo: la radio, la gente de la oficina, los tel�fonos, el aire acondicionado, ruido de coches… as�, un d�a tras otro. Y siempre con exigencia de tiempo: para no llegar (demasiado) tarde, para no faltar a la cita con tal cliente, para poder entregar el informe, para que no se pase el plazo, para llegar a cenar, para…
As� que ayer decid� aprovechar que me he quedado una semana de rodr�guez y que, por lo tanto, nadie me esperaba en casa, para dar una vuelta. Sin rumbo fijo. A paso lento. Con las manos en los bolsillos. Dejando fluir los pensamientos sin que nadie ni nada los interrumpiese. Fij�ndome en la otra gente. En una palabra, deambulando.
No fu� mucho rato. Pero fu� fant�stico, relajante. La sensaci�n de no tener prisa, de no tener responsabilidades, de poder girar a derecha o a izquierda en cada esquina, de poder entretenerme todo lo que quisiera, de no tener que decirle nada a nadie, de poder estar callado y abstra�do. Qu� paz.
Algunos tiran de bici de monta�a para eso. Yo es que no soy nada deportista… as� que si Julen cre� la etiqueta BTT para referirse a esos «momentos m�gicos», yo los llamar� a partir de ahora PSRF – Paseando Sin Rumbo Fijo.
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Siempre me ha parecido curioso ver los ritmos de las ciudades. La velocidad a la que anda la gente.
Yo siempre ando deprisa, aunque no tenga realmente prisa no soy capaz de andar lento. Supongo que mis piernas responden a las prisas de mis neuronas.
Cuando camino por Bilbao, voy adelantando a la gente. Cuando camino por Santander, parezco Schumacher. En Madrid, creo que estoy muy ligeramente por encima de la media…
Como se nota que est�s en un momento de transici�n…
Aprovecha. 🙂
A m� tambi�n me resulta muy placentero caminar sin prisa por la calle, observando lo que hay alrededor, todo lo que se mueve y, sobre todo, a las personas.
El coche es la prisa, esperar en un paso de peatones o en un sem�foro se hace interminable. Sin embargo, caminar relaja, estimula la reflexi�n (siempre que no vayamos pillados de tiempo, claro). Es como si al caminar estuvi�ramos m�s presentes, m�s conscientes de nuestra vivencia.
De alguna manera, la velocidad es evasi�n, mientras que el ritmo de caminar nos facilita sentirnos m�s presentes, m�s conscientes, m�s vivos.
Definitivamente, comparto la vivencia placentera que describes en tu post.
Yo en bici tambi�n lo hago a veces. Lo llamo «hacer barrios». Si estoy un poco vago como para tirarme al monte (aqu� todo es subir) a veces voy a «hacer barrios». Voy con la bici al t�pico barrio de Bilbao al que no he ido jam�s (y aunque esto sea peque�o, hay un mont�n) y doy vueltas con la bici para ver c�mo es, qu� tiendas hay, si hay alg�n parquecillo, alguna plaza, alg�n punto de encuentro de jubiletas…
Vamos PSRF-BTT 😉