«Diseñamos campañas virales», «Tengo un viral que quiero difundir»… lo viral está de moda. Pero me gustaría que a las cosas les llamasen por su nombre. Las campañas no son virales. O mejor dicho, no lo son ex-ante. Mientras no se demuestre lo contrario, son solo «presuntamente virales». Llegan a serlo, en el mejor de los casos, ex-post. Es decir, una vez que ha sido difundida se puede decidir si era viral o no. Si sale en meneame, si la replican en cientos de sitios, si todo el mundo habla de ella… entonces efectivamente era viral. Si a pesar de hacerla con todos los (presuntos) ingredientes del éxito y difundirla por todos los medios a tu alcance la gente pasa olímpicamente… pues de viral, nada.
En ese sentido, me encantó en una frase que leí en una presentación de Janes (que en realidad es fantástica de principio a fin) que reseñaba Ãngel:
Youtube se ha convertido en una fosa común del marketing, donde pululan miles de videos virales que nadie quiere ver simplemente porque no son contagiosos
No viraliza quien quiere, sino quien puede.
La prieba evidente es que este video que les hice a garage30.com no se ha viralizado, ni casi visto, diría yo.
¿Estás usando mi blog para viralizar a la gente? Qué fuerrrrte…. 🙂
Mi idea es que ni siquiera viraliza quien «puede» ya que al final la viralidad o no viralidad depende de la gente, de la masa, del wisdom of the crowds. Así que a veces ni queriendo ni pudiendo eres viral. Y a veces lo eres aunque no quieras o parezca que no puedas.
Efectivamente, algunos clientes me piden campañas virales y se empeñan en llevar su aburrido spot a Youtube y otros canales. Una de las cosas buenas que tiene internet es que puedes elegir no seguir viendo el spot coñazo de turno. El reto está en conseguir el equilibrio entre comunicar lo que se quiere y que interese. Lo didáctico no está reñido con lo viral, si se tocan las «teclas» oportunas :))