Llego vía Lucas a este video que me ha resultado muy ilustrativo de las penalidades que sufre un diseñador. Yo no soy diseñador, o igual sí, un poco. En mi último proyecto he jugado a veces el papel del diseñador (teniendo que asumir los requerimientos evolutivos, crecientes y a veces contradictorios del cliente; y escuchando el célebre «está guay, pero…»), y a veces el papel del cliente tocapelotas (pidiendo cambios adicionales sobre el briefing inicial que yo mismo había hecho); y la mayor parte del tiempo, ejerciendo la labor de «correa de transmisión» y a la vez de «árbitro» entre cliente y diseñador/desarrollador.
Lo cual me permite alcanzar un cierto entendimiento de todas las partes. Entiendo al cliente al que le resulta imposible dar por cerrada la parte de especificaciones (porque siempre hay algo más de lo que te das cuenta después, cosas en las que no caes hasta que las ves negro sobre blanco, o siempre hay alguien que opina a destiempo), o que se ve sometido a presiones para contentar a mucha gente a la vez. Y también entiendo al pobre diseñador (o, haciéndolo más amplio, al equipo de desarrollo) que ve cómo las especificaciones cambian cada dos por tres (a veces de forma totalmente contradictoria) invalidando el trabajo realizado hasta el momento, obligando a replantear cosas (pero manteniendo las fechas de entrega, claro), y viendo cómo el cliente no valora el impacto de cada una de sus nuevas «ideas felices».
Pero sobre todo, sobre todo, entiendo al pobrecito que está en medio, intentando comprender a las dos partes y equilibrar los intereses de todo el mundo: por un lado haciendo que el cliente vea atendidas, dentro de lo razonable, sus expectativas; y por otro lado procurando «proteger» en la medida de lo posible al equipo de diseño y desarrollo. El problema es que eso se hace a base de «templar gaitas», de peleas y enfrentamientos (al cliente le tienes que decir, en algún momento, que entiendes sus demandas pero que no es posible; y al diseñador o desarrollador le tienes que decir, en algún momento, que entiendes que es una putada pero que hay que hacerlo y punto), de gestionar las renuncias de cada una de las partes (para dejar «moderadamente satisfecho» a todo el mundo todos tienen que ceder, lo cual implica que también estarán «moderadamente insatisfechos»).
Malabarismos que desgastan un huevo, una labor de fontanería poco agradecida con la que, si has hecho bien tu trabajo, nadie va a estar nunca 100% contento.
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ui esto me suena 😉
pero sucede lo mismo tanto en grandes empresas como siendo emprendedor, siempre hay que ser flexible, hasta un punto, cualquiera de los extremos es delicado.
La articulación yo creo que se debería transformar cada vez más en una colaboración entre todas partes. He aplicado la tecnica y casí diria que el 90 % de los conflictos aparecen por una mala comunicación que conlleva a una leve colaboración y a veces nula.
La solución entonces encuentra algún camino en la comunicación y la colaboración entre los equipos, pero eso sí, cara a cara, esto es fundamental.
saludos!