Préstamos y donación, en Kiva.org

Hoy he hecho algo que tenía pendiente desde hace un tiempo. Ha sido una entrada de Borja Prieto la que me lo ha recordado (y fue él mismo el que me metió el gusanillo hace ya unas semanas), y dicho y hecho: me he apuntado a Kiva.org, he dado mi primer «préstamo p2p» (y además, me he unido al equipo liderado por Borja) y he donado una cierta cantidad a la propia organización de Kiva.
¿Qué es Kiva.org, y qué es eso de los préstamos p2p? Kiva es una organización que sirve de enlace entre «prestamistas» (a título individual) del primer mundo, y emprendedores del tercer mundo. Se trata de utilizar internet para hacer posible un sistema de microcréditos distribuidos, al estilo de lo que implantó M.Yunus. Claro, la noción de «emprendedor» cambia sustancialmente respecto a cómo estamos acostumbrados a usar la palabra por estos pagos. Puede ser desde un agricultor que necesita fertilizantes para su tierra, un artesano que necesita dinero para comprar material, un taxista que necesita reparar su vehículo, un trabajador que necesita ampliar su taller…
La idea es que, a través de Kiva, estos emprendedores reciben ese dinero que les permite poner a funcionar o mejorar su pequeña actividad empresarial, y así incrementar su flujo de ingresos. No se trata de una donación a fondo perdido, sino que el objetivo es que esos ingresos generados sirvan, además de para procurarles un beneficio a ellos, también para devolver lo prestado (eso sí, sin tipo de interés).
Tenemos que pensar que lo que para nosotros puede ser un «dinero de bolsillo» (se pueden dar préstamos a partir de 25 dólares), para ellos puede ser una pequeña gran fortuna. Y que teniendo en cuenta el inexistente sistema financiero en gran parte del tercer mundo, estos préstamos pueden ser la única forma que tengan de acceder a una financiación que les sirva para poner en marcha «la rueda del dinero». Y es que, para los que entendemos que la actividad empresarial es la principal fuente de generación de riqueza para una sociedad, estos préstamos no son sólo útiles para el emprendedor que los recibe, sino también para su entorno.
¿Qué garantías tiene este sistema? En principio, existen organizaciones sobre el terreno que son las que se encargan de hacer un primer filtro entre los emprendedores, y de asesorarles para un uso provechoso de esos fondos. Pero no actúan como garantes, así que es más una cuestión de confianza. Algo que no debería provocarnos demasiada inquietud: las cifras hablan de porcentajes de devolución por encima del 95%.
No sé hasta qué punto el «affaire Mobuzz» (y la reflexión sobre si es una causa que merece la pena apoyar o no) ha tenido algo que ver en que haya dado finalmente este paso. Es posible que algo haya influido. Pero al final, como le decía a mi mujer, es necesario darse cuenta de que, con todas las «crisis» y problemas que podamos tener en nuestra sociedad «del primer mundo», estamos mejor que el 90% de los seres humanos de este planeta. Y es bueno ponerse en esa perspectiva y empujar en la dirección correcta.
Foto | liewcf

Créditos preconcedidos: piénsatelo dos veces

Recibo una llamada de la BBK, entidad con la que he trabajado intensamente pero que ahora es para mí residual. Me cuentan que hace unos días me enviaron información por correo sobre un crédito al consumo que tenía preconcedido hasta un límite de 6.000 euros, que si la he recibido. Se trata de que puedo pedir un préstamo por esa cantidad cuando quiera, sin más estudios ni aprobaciones adicionales.
Supongo que recibí la carta, y que tal y como la abrí, la tiré. No me interesa. Pero no es ya una cuestión coyuntural (de que ahora no tenga esa necesidad financiera) sino de que cualquiera debería plantearse si realmente necesita un crédito así; pagar cerca del 10% TAE de intereses (¿no nos quejamos de que la hipoteca nos ha subido al entorno del 6%?) para créditos orientados al puro consumo. Que si un viaje, que si comprarse una tele nueva, que si… Y esto tu «entidad financiera de confianza»: las condiciones de los préstamos al consumo que se anuncian en la tele son incluso peores.
Una recomendación financiera básica es no endeudarse para pagar caprichos. Si no tenemos dinero para esos caprichos, nos aguantamos. Pero meterse en un crédito personal y asumir la carga de intereses simplemente por ese capricho… es una muy mala decisión.
También reseñable la actitud de las entidades financieras: si entras ahora a pedirles un préstamo hipotecario, es probable que llamen a los de seguridad para que te echen con cajas destempladas de la oficina. Pero eso sí, para «colocarte» un préstamo al consumo (mucho más caro, es decir, con mejor margen para ellos; y de mucha menor cantidad, o sea, menos riesgo de impagos para ellos) te mandan carta, te llaman e incluso, cuando le dices que «es un producto que no me interesa», te dicen que si lo has pensado bien, que es un dinero que te viene muy bien ahora en el verano…
Otro consejo financiero, dos por uno: nunca confíes en el asesoramiento de quien tiene algo que ganar o que perder en función del consejo que te da.