Pobre Andreu

Es una sensación que me dio el otro día en el evento. Hablo de Andreu Buenafuente. Y digo Andreu, y no Buenafuente, porque me refiero más a la persona que al personaje, al individuo más que al icono televisivo. El hombre vino al Evento Blog a hablar sobre su experiencia y proyectos en internet. Creo que el que se subió al escenario era en un 80% Andreu y en un 20% Buenafuente, lo cual es bastante más de lo que yo habría llegado a esperar.
Y sin embargo… la gente se olvida de que Buenafuente es Andreu. Que no es sólo un personaje, también es una persona. Me dió un poco de pena cuando después de su intervención, en la que fue persona más que personaje (y en la que entre otras cosas había hablado de lo que podía llegar a molestar la gente pidiendo fotos o no dejándole tranquilo, diciendo que él cuando va por ahí no paga las copas con dinero pero las paga en fotos, o contando lo que le sucedió en un aeropuerto…) se abalanzaron sobre él un montón de personas cámara en ristre para pedirle una foto. Lo que dijo le entró a la gente por un oído y le salió por el otro.
Por la noche, en la discoteca, tres cuartas de lo mismo. Venga fotos, y más fotos. Y el tío aceptándolas con cara de circunstancias, hasta que en un momento rechaza una diciendo «estoy saturado de fotos»… y todavía le increpan.
A veces intento ponerme en el lugar de esta gente tan conocida. De imaginar cómo sería la vida si cada vez que saliese de casa para cualquier cosa la gente se me quedara mirando. Si estando en cualquier sitio y en cualquier circunstancia la gente se me acercara a decirme «eh, tú eres Raúl, el consultor de no sé dónde, ¿una foto?». Qué infierno.
Por eso, yo cuando veo a alguien conocido procuro ni mirarle. «Vale, sí, es conocido pero ahora está paseando con su familia» o «Vale, sí, es conocido pero ahora está tomándose unas cañas». O simplemente «vale, sí, es conocido… ¿y qué?». Ni miradas, ni codazos a los acompañantes, ni mucho menos acercarme a pedir una foto, un autógrafo o similar. Intento ver a la persona, no al personaje.
¿Sabéis lo peor? Que en esta ocasión yo también me acerqué a él. Pero no con intención de sacarle una foto, sino simplemente para decirles (a él y a Mia) que su intervención me había gustado mucho y a comentar un par de puntos sobre el tema. Igual que lo hice con otras personas que habían hablado, con gente que había hecho preguntas… quizás no fuese el momento ni el lugar, pero probablemente no habrá otro momento u otro lugar. Estuve a punto de no hacerlo, y en realidad todavía la duda me corroe… ¿valorará esta gente un acercamiento de este tipo, en el que solo quieres ir a comentar una serie de ideas, o lo vincularán igual a «los pesaos de las fotos»?
Siempre he dicho que mi forma ideal de conocer a un «famoso» sería la existencia de amigos comunes que un día, con la mayor naturalidad del mundo, nos presentase mientras tomamos unas cañas o en una comida común, y charlamos de fútbol, de música, de la tele o de lo que sea. Como con una persona cualquiera.