Desde hace unas semanas tengo online un nuevo «proyecto» (que no llega a la categoría de tal, digamos mejor «experimento»). Se trata de Regalos para recién nacidos. Bastante autoexplicativo, ¿no?
En fin, se trata de una web en la que ir reseñando regalos susceptibles de hacerse con ocasión de un nacimiento. La idea (que he aplicado a esto pero podría aplicarse a muchas otras cosas) es establecer un sitio donde, con criterio editorial independiente, se agregue la oferta de distintos proveedores. Porque claro, cada proveedor o tienda online trata de arrimar el ascua a su sardina, muestra solo los productos que él vende… y hace falta una «capa» superior que dé visibilidad a toda la oferta, una especie de «catálogo multimarca».
El objetivo sería hacer crecer ese sitio (principalmente vía posicionamiento) y actuar como «canal de entrada» para la gente que busque este tipo de productos. A partir de ahí, sin traicionar el espíritu independiente, podrían surgir oportunidades de rentabilización mediante la venta de espacios publicitarios premium, algún tipo de acuerdo de afiliación con algún proveedor… qué se yo.
El caso es que me apetecía poner en marcha algo así, y como el movimiento se demuestra andando, lo hice sin darle muchas más vueltas. Si en el futuro tiene algún recorrido, estupendo. Y si no, pues algo habré aprendido en el camino.
regalos
Los regalos de las entidades financieras
Ayer nos llegaba a casa un folleto de nuestra entidad financiera (La Caixa) con el catálogo del denominado «Nuevo Depósito Estrella«. Su lema es «Disfrute de sus ahorros, sin gastarlos» y consiste en un catálogo de productos que se pueden conseguir a cambio de meter dinero naen un plazo durante un periodo determinado. En fin, es una práctica habitual de muchas entidades («abra un plazo y le regalamos una vajilla», etc.)
Y una práctica un tanto confusa. Porque lo cierto es que de puede existir la confusión de considerar que son «regalos», cuando de regalos no tienen nada (si acaso, somos nosotros los que les «regalamos» dinero).
La idea que subyace es ésta: en condiciones normales metes el dinero en un plazo, a cambio de unos intereses. Con este sistema, lo que hacen es que en vez de pagarte esos intereses, te entregan el producto.
¿Merece la pena? Pues hombre, depende. Si realmente queremos ese producto, hay que valorar dos alternativas:
- Meter el dinero en un plazo normal, obtener los intereses y con ellos comprar el producto en el mercado
- Meter el dinero en estos plazos, renunciar a los intereses y conseguir el producto
Por ejemplo, uno de los productos que ofrecen es la consola Wii de Nintendo, que vale 249 euros en el mercado. Nos la ofrecen a cambio de 8.500 euros a un año (TAE 3,71%), 4.780 a dos años (TAE 3,33%) o 3.400 a 3 años (TAE 3,17%). Hagamos el ejemplo con el plazo a un año:
- 8500 euros a un año al 3,71% TAE suponen unos intereses al final del periodo de 315,35 euros. Comprando nosotros la Wii, tendríamos una Wii y 8.565 euros. Con su sistema, tendríamos una Wii y 8.500 euros. Nos «timan» 65 euros por la cara.
La única variable que podría merecer la pena considerar sería la de la financiación: con este sistema nos estarían adelantando la Wii (que, en teoría, sólo podríamos comprar al finalizar el periodo que es cuando se han devengado todos los intereses). Pero aun así, las cuentas salen claras: por ejemplo, en el caso de los 8.500 euros a un año, merece la pena comprar la Wii (250 euros) e invertir los 8.250 euros en el plazo (que generarían unos intereses de 306 euros). Al final del año tendrías una Wii de un año y 8.556 euros, mientras que con su sistema tendrías una Wii y 8.500 euros: 56 euros menos.
En fin, de forma clara y sencilla: se están quedando con nosotros (con nuestro dinero, más bien). Tengamos en cuenta que en ambos casos habría que considerar el efecto fiscal (ya que bien recibiendo el dinero o bien recibiendo el producto se consideran ingresos sujetos a tributación en el IRPF, y por lo tanto nos tocará pagar por ellos), así que no habría diferencia en ese sentido.
Por lo tanto, mucho cuidado antes de lanzarse a meter dinero en plazos seducidos por estos productos. Hay que alizar bien, porque en muchos casos no es en absoluto rentable, es más, les estaremos regalando dinero.
Otro ejemplo: un iPod nano de 4 Gb a cambio de un plazo de 6.300 euros a un año al 3,72% TAE. Los intereses al cabo del año son 234 euros… cuando el iPod nano vale 179 euros. Es decir, nos «esconden» 55 euros (49 si consideramos la financiación).
Lo dicho, mucho ojo.
Regalicos, tienda de regalos en Zaragoza

Caminando el otro día por Zaragoza me llamó la atención esta tienda. Es la típica tienda de recuerdos o souvenirs. Pero su nombre, y en concreto su adaptación al acento maño, me pareció muy curioso. Una forma muy acertada de llamar a una tienda de manera que transmita claramente cuál es su objeto social: vender regalos de Zaragoza.