La gestión de la tesorería es uno de los elementos más importantes en la gestión financiera de las empresas. Significa asegurarse de tener dinero para realizar los pagos cuando éstos se presentan. Pero también (y esto es importante, y algo que muchas veces se obvia) minimizar el dinero que está «muerto», sin producir rentabilidad (es más, devaluándose por efecto de la inflación), esperando a que lleguen los pagos. Ese equilibrio de tener a mano el dinero necesario cuando es necesario, e invertirlo bien cuando no lo es, es la clave de la gestión de tesorería.
Un ejercicio que también se puede hacer, sin duda, en el ámbito doméstico. La operativa de muchos de nosotros es muy sencilla en este sentido: vamos recibiendo pagos en nuestra cuenta corriente, vamos haciendo gastos (con la tarjeta, o sacando en el cajero)… y ahí va quedando el saldo de la cuenta corriente como resultado. Si nos encontramos en una dinámica de «ahorro» (es decir, que en condiciones normales ganamos más de lo que gastamos), ese saldo va creciendo poquito a poco… y se remunera a un tipo de interés irrisorio. ¿No podemos sacarle un poquito más a nuestro dinero? Seguro que sí… ahí van algunas recomendaciones:
- Analiza bien tus gastos e ingresos corrientes a lo largo de un periodo reciente y razonablemente largo. Los ingresos y gastos corrientes (la nómina, la cuota de la hipoteca, la luz, el gas, el agua, los seguros…) son fácilmente extrapolables al futuro, y te van a permitir saber cuánto dinero te va a sobrar y cuánto vas a necesitar en los próximos meses
- Planifica los gastos e ingresos no recurrentes que puedas tener en los próximos meses: si sabes que vas a reformar parte de la casa, que toca revisión del coche, que necesitas comprar muebles para una habitación, que te quieres ir de vacaciones… tenlo en cuenta a la hora de valorar cuánto (y cuándo) necesitarás el dinero
- Define tu colchón de seguridad: así como en las empresas puede ser normal que haya una gestión de la tesorería muy dedicada y sofisticada (analizando las necesidades y excesos de tesorería prácticamente al día, y utilizando productos financieros complejos que permiten colocar los excesos a periodos muy cortos), en la gestión doméstica no es habitual poder dedicarle ese nivel de atención ni tener acceso a esos productos. Así que es importante plantear un determinado volumen de caja «de seguridad» que nos permita despreocuparnos de si un pago se adelanta, o un ingreso se retrasa: jugar demasiado al límite podría provocarnos un descubierto que tendríamos que pagar a precio de oro.
- Invierte tu dinero en productos con plazos adecuados: a la hora de invertir los excesos de tesorería, no valores únicamente el tipo de interés, también ten en cuenta el plazo. Quizás parte de ese dinero puedas necesitarlo a corto plazo (y un producto a uno o dos meses sea el más adecuado), y otra parte puedas colocarla a un plazo mayor.
- Ten un plan de contingencia: como los imprevistos ocurren, y puedes tener necesidades financieras en un momento determinado (porque los excesos imprevistos son un «problema» más llevadero), asegurate de que los productos en los que inviertes tienen posibilidades de rescate (aunque sea renunciando a parte de la rentabilidad) o de contar con alternativas de financiación prepactadas (posibilidades de un préstamo personal, ampliación de hipotecas, líneas de crédito, amigos con recursos…)
Esta mañana hemos bajado mi mujer y yo a contratar un depósito de ahorro a plazo con el exceso que teníamos. A un 4,5% TAE puede que no parezca mucho (sobre 1.000 euros supondría 45 de intereses, sobre 10.000 euros 450, etc.), pero es tontería renunciar a ello simplemente por no preocuparse, ¿no os parece?