Que sí, que sí que existen. Que yo he visto uno. He aquí la prueba gráfica.
Ocurrió el otro día, en una comida con amigos. Llegada la hora de la cuenta, empezamos a sacar todos nuestras miserias de 20 o de 50 euros para pagar a escote. En ese momento, uno de ellos dijo «traed, que me viene bien tener cambio». Y apareció el billete de 500, así, tan nuevecito (únicamente con las arrugas derivadas de las dobleces).
Casualmente, su propietario se dedica a la promoción inmobiliaria. Y es originario de las Rias Baixas.
Lo que yo digo; casualidades.
PD.- Sí, ya sé, este post me deja como un pobretón que no «maneja lana». Lo cual no dista mucho de la realidad :). Pero es que, además, nunca jamás he sido de ir con dinero en metálico. Como para ir con billetes de quinientos en quinientos.
Se nota que no has trabajado en una sucursal bancaria, te aburres de verlos y les temes.
Alguna vez al sacar del cajero para pagar la matrícula o cosas de la Universidad, llegué a tener tres de 500….y la sensación no es demasiado agradable!
Por cierto, como puedes comprobar, los de las Rías Baixas manejamos 😀
Se nota que nunca has hecho, por ejemplo, obra en la casa; No existe otra moneda.
Un Bin Laden!!!
En serio, parece que se han reducido mucho en España últimamente, hubo tiempos hace 1 o 2 años de mucho más movimiento, hasta niveles escandalosos según estadísticas de la UE.
¡Medio sueldo mileurista en pantalla!
Yo soy de los que tampoco los han tenido en mano.
Los que si son díficiles de ver también son los de 200. Los amarillos
Me imagino que os lo aceptaron, aunque el del bar, se lo pensaría dos veces 🙂