Curiosa (por poco habitual) la confesión de Enric González en las páginas dominicales de El País (de hace un par de semanas):
En general, nos arreglamos con materiales aproximativos […] Manipulamos datos, impresiones e imágenes en bruto que generalmente ha obtenido alguien a quien no conocemos, y fabricamos algo más o menos verosímil
Quizás sea uno de los males del periodismo actual. La (probablemente necesaria) industrialización de los medios de comunicación provoca que los periodistas tengan que «montar» noticias a base de piezas sueltas (un teletipo por aquí, un par de noticias de archivo por allá, una foto de agencia por acullá…), haciendo uso de su buena (en ocasiones no tanto) voluntad y experiencia y conocimientos (con suerte) para darle una cierta coherencia al conjunto, aunque en ese proceso la noticia se aleje (en ocasiones demasiado) de la realidad.
Eso lo sabe cualquiera que, por una razón o por otra, haya salido en los papeles: apenas se reconoce en la «versión periodística» de sí mismo.
¿No os ha pasado que, cuando leeis en los periódicos algo sobre un tema que domináis, tenéis la sensación de que las noticias están cogidas, en el mejor de los casos, con alfileres? Yo siempre pienso que si lo hacen con este tema en concreto, probablemente lo estén haciendo con todos los demás. Lo cual me lleva a ver el periodismo con cada vez mayor distancia…
Efectivamente, cada vez que te enfrentas a un artículo sobre un tema que dominas, se te abren las carnes de pensar las barbaridades que te estarán colando sobre temas que desconoces. Me hace gracia contrastar las cosas que he leido con compañeros que sí que andan duchos en estos temas. Sin ir más lejos, comentar algún artículo de medicina con algún amigo médico suele dar bastante juego para echarse unas risas. Supongo que será reir por no llorar, pero bueno.