Esta semana han coincidido en el tiempo dos eventos (bueno, seguro que muchos más, pero estos dos son los que me sirven para la reflexión). Por un lado, La Red Innova. Por otro, Brands&Video.
Comentaba hace un rato Gonzalo Martín, impulsor del segundo, que «300 asistentes leo sobre RedInnova, @brandsandvideo tenía 210 inscritos, pasaron unos 150 y creo que no llegamos siquiera al 1% del ppto.» ; «Y, por supuesto, el dato del 1% es una estimación. Nos hemos gastado algo menos de 3.000 euros. Xo no cuentan las horas hombre.»; «No es ni mejor ni peor:solo pienso que eventos austeros y gastar de otra forma puede ser mejor para el tejido de emprendedores.»
Y es que, si atendemos a la imagen que han transmitido ambos eventos, tenemos por un lado un evento «a lo grande», con gran despliegue de medios, con un propósito generalista (y un tanto disperso, en mi opinión). Y por otro un evento «pequeñito», con medios limitados (he leído que lo han llegado a etiquetar como «espíritu de garaje»), con una temática muy definida y muy orientado a un perfil muy concreto.
Creo que a la hora de plantear un evento hay dos vectores a tener en cuenta. Uno tiene que ver con el interés intrínseco del evento: ¿tiene un propósito definido? ¿está dirigido a la audiencia adecuada? ¿se han seleccionado contenidos y ponentes de interés? ¿se ha planteado una dinámica que permita desarrollar esos contenidos de forma que, al final, resulte útil para los asistentes?
El otro vector es el externo: el de la localización, el escenario, el despliegue tecnológico, el catering, las actividades lúdicas anexas, las condiciones de viajes y alojamientos, el contar con gente «de relumbrón» para «darle caché», los esfuerzos de comunicación y marketing…
Le decía yo a Gonzalo, y es el punto al que quería llegar con el post, que para organizar un evento interesante lo fundamental está en el primer vector. El interés intrínseco es condición necesaria, y suficiente, para el éxito. La parte de la fachada no es necesaria (se puede hacer un evento muy interesante sin grandes alardes) ni desde luego suficiente (porque entonces se queda en un bonito fuego de artificio).
A lo que voy es que, si yo tuviera que organizar un evento, todas las prioridades irían a desarrollar el interés intrínseco del mismo (siempre, claro está, ofreciendo unos mínimos en el aspecto logístico). Si luego sobra presupuesto (¿sobra alguna vez?) ya iría a la parte del lucimiento externo. Siempre y cuando, lógicamente, el objetivo sea «organizar un evento útil para sus asistentes»; porque cabe la posibilidad de que haya otros objetivos en la agenda (más relacionados con la visibilidad, notoriedad, etc.) que pueden hacer cambiar las prioridades.
Por supuesto, huelga decir que cabe encontrar eventos con interés intrínseco y que, además, tengan una fachada espectacular. Una cosa no tiene por qué evitar la otra. Aunque yo, no sé por qué, tiendo a tener un cierto prejuicio respecto a las apariencias (en esto como en todo): como si pensase que el esfuerzo realizado en los aspectos externos y superficiales fuese una maniobra de distracción para disimular una cierta mediocridad en lo esencial. Y he de confesar que, por este prejuicio, he sido bastante escéptico con La Red Innova desde el principio, aunque como no he estado no sé hasta qué punto me equivoqué o no.
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Hay que añadir algo más: la fachada es también marketing e influencia. Si tu evento tiene ánimo de lucro, ese nivel de marketing sirve para terminar concentrando lo más importante de una industria y eso lo hace relevante.
A mí lo que me inquieta es que, sobre todo cuando hay intervención pública, no nos damos cuenta que el precio del catering es más que lo obtienen muchos emprendedores de internet en su primera ronda, al tiempo que el evento se dedica a desarrollar internet… hay dinero rápido y fácil para comer y beber, para tener transmisiones en HD inncesarias y no hay recursos para que se desarrolle la actividad que da sentido al evento.
Es ahí donde me parece. Te pondré un ejemplo: es más práctico tener ayudas para que los empresarios de internet españoles vayan al IAB de México a encontrar anunciantes para ese mercado y adaptar sus contenidos que tener eventos más caros.
Recuerdo ahora que hay otro modelo austero de éxito claro: Iniciador. Pocas medios, consistencia y continuidad. sin un duro apenas por lo que me cuenta @loogic
estoy alineado con lo del interés intrínseco del evento y que sea útil para los asistentes ¿qué otra razón puede haber?
Es absolutamente lícito montar eventos de «relumbrón» …siempre que se hagan con dinero privado. Personalmente me lo pensaría dos veces, aunque sólo sea por la cansina saturación de eventos y por que son malos tiempos para meterse en aventuras disparadas en gastos.
Iniciador es gran ejemplo, pero hay más -aunque con otro contenido y orientación- p.e. el cava & twitts
Desde luego es motivo de reflexión la tendencia al gigantismo y la escalada del gasto en eventos patrocinados por la Administración… especialmente cuando se sabe que ese dinero crearía más valor invertido de otra forma
saludos
Gonzalo, entiendo que la «fachada» actúe como marketing. Aunque en estos tiempos de «2.0» tiendo a pensar que estamos más cerca de volver al «buen paño que en el arca se vende».
Creo que si yo decido dedicar mi tiempo a ir a un evento (no digamos si además tengo que desplazarme o pagar por asistir) no será llamado por las luces de neón, sino por el convencimiento de que voy a encontrar en él algo de provecho.
Si montas un evento en coordinación con actores principales de un sector, orientado a las necesidades reales y específicas del mismo, lo razonable es pensar que el «boca a boca» tendrá un gran valor a la hora de atraer asistentes. E Iniciador es un claro ejemplo. O el Cava&Twitts, que es similar. Al final, son eventos pequeñitos que han ido creciendo sesión a sesión gracias al boca a boca. Porque ofrecen cosas interesantes, con la infraestructura mínima imprescindible. Y funcionan.
Vale, sí, una cierta labor de promoción puede ayudar a esa atracción. Pero eso no tiene que ver con contratar actores para los descansos, dar caterings superguays, montar un escenario de estrella de rock, etc.
Alberto, ¿qué otra razón puede haber? A nadie se nos escapa que montar un evento así puede ser un medio para alcanzar un fin más relevante: notoriedad, salir en los periódicos, unas cuantas fotos y unas piezas de video…
Ambos habéis introducido cuál es el factor distorsionador: el dinero público. Como en casi todo, por otra parte. Cuando el dinero sale de nuestros bolsillos (como asistentes, como organizadores o como patrocinadores) nos enfocamos mucho a obtener el máximo retorno de nuestra inversión, la maximización del valor recibido. Cuando no sale de nuestro bolsillo, esa prioridad se diluye.
Y ojo, que también podríamos equiparar los patrocinios de grandes empresas privadas a la intervención pública: para un Telefónica o un BBVA, patrocinar un evento de estas características es «calderilla», pero pueden llegar a introducir un factor distorsionador igual de relevante.
A mi lo de «La Red Innova» me ha parecido el típico evento que han desarrollado para ver si la gente «pica» y unos cuantos se ganan un pasta gansa. Pero de contenidos poco poquito. No obstante lo han vendido muy bien – buen marketing – y si la gente paga por eso pues estupendo, espabilados que son los que lo han organizado. Pero me flipa la pasta que la gente se puede permitir gastar para asistir a este tipo de eventos, porque no me creo que al final se hagan operaciones como me lo quieren vender, una cosa es que conozcas a gente y otra muy distinta es que hagas negocios (dinero,dinero)
Hombre, habría que ver cuántas personas han pagado por ir a ese evento. Yo todavía no sé de ninguno, mientras que sí sé de varios que han ido invitados por la organización; yo mismo recibí invitación, pero la rechacé. Y desde luego, no se va igual de alegremente, ni se es igual de exigente (ni de crítico), cuando uno va invitado que cuando uno tiene que aflojar la mosca.
Estaría bien conocer ese porcentaje; yo apuesto que es pequeño. Lo cual nos llevaría de nuevo a la discusión anterior: que la financiación sea a base de patrocinios privados y dinero público… para quienes el valor quizás esté más en «salir en los papeles» asociados a algo así que en proveer valor real a los asistentes.
Un gran valor añadido de Iniciador, y en mi opinión una de las claves de su éxito, es el networking gratuito y de calidad.
Lo malo es que al menos en Madrid no hay casi aforo, por lo que o baja la afluencia o tendrán que mudarse de la cancha de la CAN, y puede que entonces toque buscar más mecenas o cobrar por entrar.
Espero que Xing lo soporte y puedan seguir igual; mejor pequeños y bien montados que enormes y supercaros, o con cantidades ingentes de publicidad. (Si es que no se han ideado como negocio… pero eso es otra historia)