En mi primera entrevista de trabajo con una consultora (era para hacer unas prácticas en una empresa que fue absorbida y reabsorbida y ya no sé si queda algo de ella), me hicieron una pregunta: «¿cómo reaccionarías si te dicen que un trabajo que tú has hecho y que crees que está bien no vale?». Respondí (en modo «entrevista de trabajo», claro) que «hombre, trataría de identificar qué cosas son reaprovechables y cuáles hay que cambiar, y volver a construir a partir de eso».
Esta pregunta reflejaba una realidad muy relevante en nuestro mundo: nuestro trabajo está sujeto a múltiples modificaciones, enmiendas y correcciones, aunque esté muy bien hecho.
- Podemos trabajar durante semanas en una dirección para que llegue un gerente y diga, en la primera vez que se digna a ver nuestro trabajo, que «hay que darle una pensada» o «este enfoque no es adecuado».
- Podemos realizar el trabajo de acuerdo a las instrucciones de nuestro gerente, y ver cómo el socio decide, diez minutos antes de presentarlo al cliente, que aquello no es lo que queíaa, que le hagamos alguna modificación de «última hora».
- Podemos haber generado un contenido brillante y sin embargo tener que echar horas para cambiar «ese cuadrito que tiene que quedar un poquito más grande en todas las páginas».
- Podemos esforzarnos hasta altas horas de la madrugada para acabar un trabajo calificado de «urgente» para ver cómo se pasa varias semanas en la mesa de quien tenía que revisarlo.
- Podemos realizar cinco documentos de enfoque y aproximación a una propuesta para que al final el cliente se lo dé al más barato.
- Podemos estar meses desarrollando un proyecto para que el cliente, al final, decida que el proyecto se para.
Todas y cada una de estas situaciones (y algunas más que seguro que se os ocurren) son potencialmente frustrantes, dejándonos la sensación de «tanto trabajo para nada». Sin embargo, son consustanciales a nuestra forma de trabajar. El cliente es impredecible en sus comportamientos. Los requerimientos de los trabajos cambian. Los gestores de los proyectos no siempre tienen el tiempo o la capacidad (tampoco son videntes) para transmitir cómo debe quedar algo al final.
Por ello, tener una elevada tolerancia a la frustración es importante en este trabajo. Porque si no, las energías necesarias para superar cualquiera de los obstáculos mencionados se pierden cuando más se necesitan: en el momento de volver a construir lo ya construído.
PD.- Este es el primero de una serie de posts dedicados a las «Habilidades del consultor». Podéis sugerir ideas al respecto aqui
Uy, qu� familiar me resulta eso del cuadrito.
Si se�or.
Bien elegida la habilidad que debe ocupar el primer lugar de la lista.
Pues si, no puedo estar m�s de acuerdo.
Esta habilidad est� ene l top ten
Ya han pasado varios d�as tras las vacaciones y os sigo notando muy «depres».
Creo que empieza a ser urgente el organizar una «quedada».
Parece que lo que dice el gerente o el socio o lo que dice el cliente es por capricho. Y me temo que no es as� de simple �no te parece?
Si te has tirado 3 semanas haciendo una propuesta que el cliente finalmente solo va a adjudicar por precio puede ser porque el gerente o el socio o ambos hayan decidido que hay que aprender a hacer propuestas de ese tipo, no creo que tirar el dinero a la basura de esa forma entre dentro de sus competencias ni creo que estropear su cuenta de resultados porque s� sea algo habitual.
L�gica frente a Realidad.
Me encanta el punto de vista de perdidaenmadrid. Porque es lo L�gico.
Sin embargo lo que dice Consultor An�nimo es la Realidad (o una paerte de ella) porque de hecho ocurre.
Yo creo que hay personas que necesitan (o creen que necesitan) afianzar su autoridad, y de ah� pedir cambios absurdos o actividades in�tiles. Si parece que mandas es que mandas. Si pareces detallista es que eres detallista. Si hacen lo que dices es que eres jefe.
Yo creo que el problema no est� en lo que es l�gico o real. Tampoco digo que el gerente o el cliente hablen por capricho. Pero s� es verdad que primero dicen una cosa y al cabo de muchas horas de trabajo, te dicen otra.
Tendr�n raz�n o no, pero es lo que pasa. Y eso j***.
Reconozco – y en cierta manera me siento contenta conmigo misma – de que esta cualidad la interioric� hace bastante tiempo.
Me costo no te vayas a creer pero ahora lo asumo como algo m�s del trabajo; vamos, que lo veo de lo m�s natural que ocurran estas cosas.
blcglz