Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


Hijos y padres

Ser padre es una experiencia alucinante. Y por partida doble, doblemente alucinante. Cambia profundamente tu forma de ver muchas cosas. Y uno de los cambios tiene que ver con la forma en que percibes a tus propios padres.
Algo hizo «click» dentro de mí un día cuando, de visita en casa de mis padres, me quedé mirando una foto en una estantería. Eran ellos, conmigo de pequeño, dando un paseo. Una escena familiar típica, que habría visto cientos de veces. Sin embargo, esta vez fue diferente. Esta foto se parecía tremendamente a una escena mucho más reciente, en la que el niño era mi hijo y los padres éramos mi mujer y yo.
Cuando tienes un hijo, de repente ves a tus padres de otra forma. Dejan de ser tus antagonistas, unos señores que siempre han estado ahí y siempre se habían comportado como «padres» y que, por lo tanto, eran intrínsecamente distintos a ti. Cuando tú mismo eres padre, y te das cuenta de que estás viviendo todo lo que ellos vivieron 30 años antes, empiezas a comprender muchas cosas que nunca habías entendido de su comportamiento. Y llegas al convencimiento de que, inevitablemente, tus hijos también te verán con ese punto de incomprensión hasta que, con suerte, ellos mismos vivan la experiencia.
Esta especie de «iluminación» te lleva a ver la relación de otra manera, a quererles de otra forma. En cierto sentido, compartir la experiencia de la paternidad te hace romper esa barrera padre-hijo y te lleva a verles más como unos iguales. Te vuelves más comprensivo, te vuelves más tolerante. Aprecias mucho más todo lo que ellos han hecho por ti.
Por supuesto, siguen siendo tus padres. Y habrá momentos en los que discrepes con ellos, momentos en los que te parezca que se entrometen, momentos en los que te saquen de quicio, o en los que piensas que «te ponen en evidencia». Pero darte cuenta de que tus propios hijos van a pensar eso mismo de ti hace que empatices mucho más con ellos.
Tengo la enorme fortuna de poder compartir esta etapa de la vida con ellos, y me siento tremendamente feliz por ello. Es una de esas cosas en las que mucha gente repara únicamente cuando las pierde; o que, dándose cuenta, no lo expresa por pudor, o pensando que «ya habrá ocasión»… pero como dice el refrán, «la ocasión la pintan calva» y es tontería quedárselo dentro pudiendo decirlo.
PD.- Estoy convecido de que, si algún día mis hijos leen esto, se avergonzarán de mí 😉

21 comentarios en “Hijos y padres”

  1. Sabes que sigo constantemente tu blog, que me gusta como escribes,a veces no te entiendo, y eso ocurre cuando tratas temas técnicos y utilizas palabras que no forman parte de mi vocabulario.
    Si son en inglés, ya ni te cuento.
    Pero este tema, me ha llegado al corazón .
    Me lo habían dicho gente mayor que yo, con hijos mayores y con nietos mayores. . .han pasado por esas situaciones antes.
    Siempre me decían que cuando los hijos son padres, entienden y miran a los suyos de otra manera.
    Ahora tú lo escribes, lo constatas.
    Yo solo te digo gracias.
    Has comprobado lo que se siente con un hijo.
    Son sentimientos que no se pueden contar, solamente vivirlos.
    Todo lo hacemos con amor. . . aunque a veces nos equivoquemos.
    Pues si tus hijos leen esto algún día, que les quede constancia de lo que quisimos a nuestros hijos y de lo que los queremos a ellos.

    Responder
  2. Son los ciclos de la vida, que hacen evolucionar nuestro punto de vista al mismo tiempo.
    Me parece una reflexión muy hermosa y sincera.
    Es posible que tus hijos necesiten llegar a su momento para leer esto y sentirse identificados

    Responder
  3. Estoy realmente y gratamente impresionado. Tanto por el post, como por el comentario de Amalia. Sinceramente Raul has expresado perfectamente un sentimiento que uno tiene desde hace ya unos cuantos años. De hecho, la sensación de «deja vu» es constante en mi relación con mis hijos. Lo único que evidentemente uno se pone en la otra posición.

    Responder
  4. Bueno, no es para tanto. O quizás sí, no lo sé. A veces tiene uno la sensación de que habla y habla sin parar de cosas intrascendentes, y se deja en el tintero (digital) decir algunas de las importantes. Y como que no.
    A veces (imagino que la sensación se prolongará en el tiempo) tiene uno esa sensación de «yo esta peli ya la he vivido». Es como esos videojuegos donde en una fase encarnas a un bando y en la siguiente encarnas al contrario…

    Responder
  5. Una cosa que me dijeron cuando fui padre por primera vez y que se cumplió a rajatabla es que cuando tienes hijos eres consciente del esfuerzo que han tenido que hacer tus padres por ti. A mí tener hijos me ha hecho estar a muy agradecido a mis padres.

    Responder
  6. Los que estamos en la misma situación que tú, creo que te comprendemos perfectamente.
    Y permíteme añadir algo: cuando veas cómo mira tu hijo a sus abuelos y cómo se comporta con ellos, cómo les quiere, probablemente se genere en ti un sentimiento «como de culpa», porque verás que es así como tendrías que haberte comportado tú. Pero claro, un abuelo no es lo mismo que un padre.
    En fin, hacen falta entradas como estas de vez en cuando. Gracias.

    Responder
  7. Eso mismo pensaba ayer mientras acariciaba la barriga hinchada y juguetona de mi mujer. Es sorprendente como las cosas cambian para uno mismo, aunque siempre han estado ahí y así.
    Salud!

    Responder
  8. Totalmente de acuerdo Raúl. Al igual que cuando se pasan dificultades de enfermedad, valoras cada segundo de tenerlos cerca.
    Lo que si es cierto, es que tener un hijo, y asumir el papel de madre/padre con toda su fuerza y expresión, te cambia la vida. Dejas de tener una vida en la que piensas en tí, para pensar en que hacer para el mejor futuro de ellos.
    Yo no me planteo mi vida sin hijos, es más, no le veo sentido a esto sin ellos.

    Responder
  9. Cuando era niño y me portaba mal con mi madre,lo cual pasaba muy a menudo, porque era bastante inquieto, ella se resignaba y mirándome muy tranquila me decía «ahora no lo entiendes, pero recuerda que mis nietos me vengarán».
    Hace ya mucho tiempo que comprendí en toda su crudeza la profundidad de esa frase. Hoy, con mi madre sólo en mi recuerdo y con mis tres hijas adultas, el trabajo y la vida cotidiana imponiendo su ritmo te hacen olvidarte de las cosas que de verdad importan.
    Menos mal que existen personas sensibles, observadoras y sinceras como tú que nos recuerdan cúales son los valores en los que confiar.
    Gracias por tu esfuerzo.

    Responder
  10. A mi algo me ha hecho ‘click’ con tu post y me ha permitido desarrollar mi propia reflexión con sentimientos muy similares. Muchísimas gracias.

    Responder
  11. Muy de acuerdo,
    Y bonita reflesión porqur al menos TU te diste cuenta.
    Desgraciadamente veo en ocasiones a Hijos que ya son padres, pero que no hacen la extrapolación y paralelismo que nos cuentas y se centran en sus nuevos hijos olvidandose en demasía de sus padres.
    Resaltaría el haberte dado cuenta, lo que indica calidad humana.
    Salutes.

    Responder
  12. Hoy, como en muchas ocasiones, llego tarde. Es cierto y lo confieso, que miro tu blogg «de vez en cuando». Hoy es uno de esos días. Y mira tú por donde, me siento aludido de cerca.
    Es la vida, pero para aquellos que se paran a reflexionar. Como tú. Gracias a Dios tu mente despierta e inquieta te lleva a muchas reflexiones. Y ésta me ha gustado. Tu sabes que me expreso poco. Pero me ha gustado. Y me ha gustado porque has sido capaz de reconocer que la vida toma otro sentido. A todos, los hijos ,desde que vienen al mundo, nos quitan y nos dan cosas.Nos quitaís horas de sueño, nos quitáis la paciencia, nos quitáis seguridad… Y nos dais alegrías, cariños, serenidad,.. Pero nosotros ,los padres, sólo sabemos dar. No quitamos. Lo que pasa es que, visto desde el otro lado, parece que quitas libertad, que quitas poder de decisión, que quitas…Tu te das cuenta. Cuando castigas a tu hijo, mis nietos, ¿lo haces por reafirmarte? ¿o lo haces para enseñar? ¿a que te resulta incómodo?.
    Me gustaría que esta reflexión tuya llegara a mucha gente. Sobre todo a los que no «tienen tiempo» para pensar. Quizás algo cambiaría en sus vidas.
    Gracias. Todo lo que hicimos, hacemos y haremos será de regalo. Sin pedir nada a cambio. Solo vuestro respeto y cariño.
    Un abrazo.Y espero que ellos, que ahora son !tan pequeños! lleguen a leer esto. Espero poder disfrutar del momento.

    Responder
  13. Muy cierto, Raúl, y muy emocionante, Amalia.
    Y esto sólo es el principio.
    Esa ternura para con mis padres me invadió hace ya unos pocos años. Pero es que ahora, cuando veo que mi hija mayor se acerca inevitablemente a esa edad… ejem, ya me entiendes, me pongo más todavía en la piel de mis mayores y me quito el sombrero (que no llevo) cuando me doy cuenta de cuán acertados estuvieron en sus decisiones mientras mis hermanos y yo éramos un cúmulo de hormonas enloquecidas.
    Y sí, más vale que un día de estos llame a mi madre para decírselo, que ella no tiene intenné para leerme.

    Responder

Responder a Juanjo Cancelar la respuesta