Hace ya algún tiempo (mucho… es de los primeros posts del blog) hice una reflexión sobre las metodologías usadas, habitualmente, por los consultores. Hoy, casi cuatro años después, vuelvo sobre el tema.
Y es que los consultores somos muy dados a crear «modelos» y «metodologías», que se resumen en unos gráficos con unos cuantos bloques, unas cuantas flechas, unos cuantos colores y unas cuantas palabrejas extrañas. En teoría, nos decimos, sirve para transmitir de forma gráfica un concepto complejo… pero yo creo que lo cierto es que la mayoría de las veces sirve para enrollarse durante mucho tiempo para contar alguna perogrullada que no costaría contar más de medio minuto acodados en la barra del bar.
Pero claro, un modelo mola mucho más. Demuestra lo listos que somos, lo mucho que discurrimos. Demuestra que realmente sabemos, y que merece la pena pagar por nuestros servicios («¡eh, que tenemos ‘el modelo’!»). Y más cuando tenemos un modelo exclusivo, hasta patentado en muchas ocasiones. Citándome a mí mismo, «los consultores utilizan sus ‘inventos’ como un presunto elemento de diferenciación, la demostración más palpable de que su trabajo va a ser mejor que el de otros».
No tengo problema en que se utilice un modelo para explicar un concepto. Lo que me molesta es cuando se eleva el modelo a categoría de tótem. No. Lo importante es el concepto, no el modelo. Y si podemos explicar el concepto sin más parafernalias, lo demás sobra.
Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí
Grandes palabras, si señor. Ya lo decía Pazos en Airbag, «el conceto es el conceto». Lo malo es que a veces tenemos tantas capas de «formación» que para ir al grano sudamos. Eso, y que me da la sensación de que hay interlocutores que necesitan ver la parafernalia que puede desplegar uno mismo, ¿no te ha dado esa sensación alguna vez?
Claro que sí, por supuesto que hay clientes que no pagarían tanto dinero si le cuentas la perogrullada «plain and simple»; ellos quieren los powerpoints, los gráficos complicados, y todo lo que les permita pensar que están gastando bien el dinero. Igual que prefieren que vayan los consultores de McKinsey con todo su boato, aunque lo mismo se lo puede hacer Pepe Pérez (pero como suelen decir, a nadie le han despedido por hacer lo que dice McKinsey; pero si haces lo que dice Pepe Pérez y la cagas…)
En cuanto a las «capas de formación»… creo que precisamente por eso: el consultor que realmente conoce de lo que está hablando, es capaz de condensar ese conocimiento en pocas palabras, en transmitir «el conceto», sin parafernalia. El que no sabe muy bien por dónde se anda, se agarra a los modelos como a un clavo ardiendo. Éste segundo es el que hace del modelo el centro de su razonamiento.
También estoy de acuerdo con lo que explicas. Para mí las metodologías solamente tienen cabida en el caso de temas demasiado complejos/extensos, o también en el caso de que la persona sea un incompetente y quiera tapar su incompetencia con palabras, o en el caso de que los jefes no entiendan ni papa de lo que hacen sus subordinados y tengas que dárselo como papilla. Para el resto de casos, que suele ser la mayoría, simplemente es un contratiempo más, pero especialmente doloroso por ser un problema creado de la nada.
Si la empresa tiene empleados medianamente competentes, no sé de dónde han sacado la idea que hacer una reunión de 3 horas para explicar algo que lleva menos de 10 minutos es lo mejor.
Muy interesante el post y los comentarios. Por mi experiencia como auditor, las grandes firmas le sacan 2 ventajas, al menos, a los modelos:
– como dices permiten complicar conceptos sencillos y facturar por ellos. Igual que dice Victor Pimentel, a lo mejor tu cliente necesita cuatro cálculos pero si le vas a clavar X mil euros habrá que respaldarlo con hojas y hojas de análisis y gráficos, aunque la conclusión sea la misma.
– abaratar costes, porque los modelos permiten poner a gente menos experta y con menos conocimientos a la hora de hacer ciertas tareas. Al modelizar y estandarizar casi cualquiera puede hacer trabajo (al menos la parte más ladrillo) Estoy pensando en las herramientas de auditoría que servían para pasar programas de trabajo de un año para otro con una sola tecla y que el sistema de revisión era tan sencillo que evitaba «obligar a pensar» a la gente.
No sé, igual me he ido por los cerros de úbeda.
No creo que te hayas ido por ningún cerro… más bien has dado en un gran clavo. Estandarizo, y así reduzco costes…. ¿pero doy el mismo servicio? ¿es lo mismo un novato con una metodología que un experto? Y lo más importante… ¿voy a cobrar en proporción? La cosa es que yo creo que las consultoras «industriales» que optan por este modelo al final hacen la trampa: «en vez de al experto te doy al novato con metodología… pero yo te cobro más o menos lo mismo».
Sinceramente, yo no me considero propiamente un consultor, pero si he aportado un modelo, una metodología, unos sistemas y unas herramientas para desarrollar espacios de innovación, y lo he hecho desde la investigación, desde la intervención, desde la acción y desde la academia. No sé si conoces mi libro: «Innovación y Gestión del Conocimiento», publicado por Editorial Díaz de Santos en 2006. Llevo cinco libros sobre el tema, más de doce artículos publicados en revistas científicas y desde hace más de dos años voy haciendo un blog (http://www.robertocarballo.com/) que ya lleva casi 700 entradas y una buena cantidad de comentarios. Tal vez por eso, siento que estas cosas se pueden hacer de muchas formas. Para mí no es una forma de vender un producto, sino de contribuir a la regeneración social, aunque ésta no puede existir sin acción-transformación-innovación. Un abrazo y gracias por ilustrarnos con tus posts. Roberto Carballo. Aldebaran Innovation
Y sin metodología, ¿cómo justificamos nuestros costes?, ¿qué hacemos con tanto power point que en su capítulo dos dice «Enfoque metodológico del proyecto»?, ¿qué hacemos con tantas palabras que hacen que parezcamos más listos que el cliente?, ¿dónde dejamos toda la parafernalia que justifica la necesidad de nuestro trabajo cuando es completamente inútil?,…
Estoy siendo un poco irónico -como consultor que soy, me aplico la ironía a mí mismo, y la descargo en otro blog metodotutankamon.blogspot.com -pero también hay parte de realidad en esto. Estoy de acuerdo contigo: SABEMOS que nos sobra carga superflua (no siempre, hay veces que la complejidad nos obliga a cierto aparataje), pero de alguna forma, tenemos MIEDO a trabajar sin ella, como si estuviéramos desnudos sin ella, y otras veces, nos sirve para JUSTIFICAR nuestro trabajo cuando los resultados son intangibles.
Os dejáis un matiz importante: cuando le presentas al cliente «el conceto» limpio de polvo y paja y, entonces, dice que «es poco», o «ha quedado muy pobre», o…Tachaaaan…Que falta un «modelo» o una «metodología».
Los clientes tienen tanta culpa como los consultores, ya que no entienden que el fruto de un proyecto de un millón de euros pueda ser un simple documento de veinte páginas. Hace falta «peso». Pues toma dos tazas…
BUEN DIA. ME GUSTARIA SABER CUAL ES EL FORMATO PARA REALIZAR UNA PROPUESTA PARA OFRECER MIS SERVICIOS PROFESIONALES A UNA EMPRESA. YA QUE, NO CONSIGO INFORMACION EXACTA L RESPECTO. FAVOR DE ENVIARME UN FAX AL
1 787 995-2754. ESTOY EN PUERTO RICO. AGRADECERE, ME PUEDA AYUDAR. GRACIAS ANTICIPADAS IVELISSE OTERO
BUEN DIA. ME GUSTARIA SABER CUAL ES EL FORMATO PARA REALIZAR UNA PROPUESTA PARA OFRECER MIS SERVICIOS PROFESIONALES A UNA EMPRESA. YA QUE, NO CONSIGO INFORMACION EXACTA L RESPECTO. FAVOR DE ENVIARME UN FAX AL
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