«¿Perfeccionista yo?». Mi cara denotaba incredulidad. A ver, creo que (y que levante la mano el que no lo ha hecho nunca) puede que alguna vez, en mis primeras entrevistas de trabajo, respondiese que «soy demasiado perfeccionista» cuando me preguntaban por mis defectos (Dios, aun hoy se me cae la cara de vergüenza… en fin, pecadillos de juventud). Pero vamos, hace mucho tiempo que llegué a la conclusión de que yo, «perfeccionista», no soy. De hecho, soy un gran fan de Pareto y su 80/20; si con el 20% del esfuerzo consigo el 80% del resultado, ni se me pasa por la cabeza hacer el 80% adicional de esfuerzo que me requeriría la perfección. 80% de resultado, a otra cosa mariposa.
Y sin embargo, el otro día durante una conversación me hicieron pensar. Porque siendo verdad lo anterior, llevo bastante mal que las cosas no sean «como yo creo que deben ser», o «como yo sé que podrían ser». No me acostumbro a que «las cosas son como son, y no como nos gustaría que fueran». La diferencia entre la expectativa y la (percepción de) la realidad muchas veces me frustra. Otros, más tolerantes con la realidad, tienen más facilidad para fijarse en lo positivo de las cosas (en cuánto se ha avanzado con un proyecto, en cuánto han cambiado las cosas, en lo que hay de bueno en una situación aun siendo imperfecta). El eterno debate entre el vaso medio vacío o medio lleno.
Como digo, me hizo pensar. Igual hay que aprender a convivir un poco mejor con la realidad y su imperfección. Especialmente cuando, como decía al principio, partimos del hecho de que uno se sabe imperfecto…
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Pues lamento discrepar, pero… creo que por lo menos hay que intentar llegar a ese 80% que falta.
Hacer lo contrario se llama conformismo, y suena al «así vale» que tanto daño hace a cualquier aspecto en España, sea atención al cliente, proyectos, organizaciones, etc.
¿Ver la realidad? Sí. Pero el perfeccionismo es llegar al 101%. Llenar la parte que falta del vaso para que no quepa duda si está medio vacío o medio lleno.
Soy de la opinión que el vaso esta siempre lleno, quizas de lo que no queramos… pero el reto esta en trabajar con las herramientas que se disponen, en todo caso tambien supone un acto de valentía el reconocer que no podemos hacer mas alla de lo que podemos. Un saludo, buenas vivencias.