Rajoy sigue, ¿bueno o malo para el PP?

En fin, los últimos días estoy muy político, pero imagino que la situación lo requiere.
Después de la derrota del pasado domingo (por mucho que se quiera vender la burra, es una derrota; no una debacle, pero desde luego no un triunfo), la gran incertidumbre era qué iba a pasar con el PP. Bueno, lo sigue siendo. Pero con una incógnita menos: Rajoy no se va, quiere volverlo a intentar.
¿Es esto bueno, o malo? Pues (haciendo honor al galleguismo del personaje) «depende». Depende de qué Rajoy sea el que intenta esta nueva aventura, de qué planteamientos hace, de qué equipo se rodea. Desde que Aznar le designó como el «heredero», siempre tuve simpatía por este hombre. Pensé que, de su mano, el PP podría retomar el discurso centrista / moderado que tan buenos resultados le dio en el periodo 1996-2000 (que acabó con una rotunda mayoría absoluta) y que abandonó en gran medida en el 2000-2004. Pensé que, de su mano, desaparecerían los Acebes, Zaplanas y demás rostros «duros» (que no caraduras, ojo :P) que representaban la imagen y el discurso más «derechista» y que serían sustituidos por la «nueva hornada» (Ana Pastor, Núñez Feijoo, Gallardón, etc.) de corte más moderado.
Pero aquéllo no pasó. Acebes secretario general, Zaplana portavoz. El discurso del PP, lejos de centrarse, parecía cada vez más escorado a la derecha. Incluso el bonachón Rajoy interpretaba ese papel. Pero, a decir verdad, nunca le vi cómodo en ese ambiente crispado.
Siempre he interpretado que a Rajoy le tocó lidiar con huesos duros de roer dentro de su propio partido. Que sus inquietudes centristas, dialogantes y moderadas fueron frenadas por los sectores más conservadores del partido. Y que en aras de mantener la «unidad interna» (al menos de puertas para afuera) Rajoy tuvo que hacer concesiones y jugar a un juego que no quería.
Su decisión de volverlo a intentar yo la interpreto como un gesto de orgullo. De decir «si he de perder y marcharme, que sea por haber puesto sobre la mesa mis ideas y mis equipos y, no como ha sucedido ahora, por haberme visto obligado a jugar el juego de otros». Por eso intuyo que el equipo que presentará al congreso del PP será bastante distinto al que ha tenido durante estos cuatro años, y bastante parecido al que yo hubiera querido en un primer momento.
Por supuesto, de ser así, no lo va a tener fácil. Hay muchos en el PP que daban por amortizado su puesto y que ya estaban preparándose para el asalto al liderazgo, y a quienes esta decisión les habrá chafado los planes. Y ahora tienen dos opciones, la primera empezar con zancadillas internas de todo tipo (incluyendo los «mensajitos» a través de los medios afines, que ya desde ayer empezaron con la labor de zapa). Y la segunda, la guerra frontal: plantear candidaturas alternativas y a ver quién prefieren las bases populares. Lo que no creo que vaya a hacer Rajoy es presentar un equipo «de consenso»; eso ya lo ha hecho, y ya sabe qué resultado va a obtener.
Claro, que también puedo estar equivocado… :). Quizás sea solo un gesto para aplazar el anuncio de su marcha (y poder hacer una transición ordenada). En todo caso, se presenta (y me alegro) un inicio de legislatura movidito para el PP. Lo necesitaba el partido, y lo necesitaba el país.