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Vivir como un maestro

No llega a tanto… pero casi.

Hace unos d�as hablaba sobre la propiedad el�stica de la jornada del consultor , pero hay que reconocer que esta profesi�n tambi�n tiene sus puntos…

Por ejemplo, las vacaciones. Y es que esto de realizar «servicios profesionales» (vuelve a m� la analog�a que me naci� el otro d�a hablando de los chamanes y c�mo era «una de las profesiones m�s antiguas del mundo»…) tiene la ventaja de que, cuando los clientes paran, uno inevitablemente tiene que reducir el ritmo… es como si fu�semos gregarios de un ciclista: cuando el l�der para, no tiene sentido que tiremos del grupo.

Habitualmente (lo cual no quiere decir que no se d� el caso contrario), las vacaciones de verano son intocables. El pa�s cierra, y nosotros con �l. Eso s�, agosto, que quien se coje vacaciones en julio y luego va a la oficina en agosto se sabe que al final est� teniendo dos meses de vacaciones (en agosto no se trabaja «n�»), y eso ya no est� tan bien visto… vamos, no conozco a nadie que lo haya hecho y, ante los comentarios insidiosos, haya repetido. La presi�n social que dec�amos.

Pero es que adem�s de esas cuatro semanitas, es muy habitual que las firmas (al menos las «grandes») otorguen a sus humildes siervos unos d�as en navidad y otros d�as en semana santa, lo cual permite hilar una semanita aqui y otra all�, que vienen muy bien. S�, est� claro que es el «chocolate del loro» (al fin y al cabo, esas horas que parece que nos «regalan» no son sino una m�nima parte de de las que nosotros les hemos regalado a ellos en forma de horas extra no cobradas…), pero en el momento de recibirlas hacen una ilusi�n…

Los m�s avispados se habr�n dado cuenta de a qu� viene este post: que hoy, salvo cat�strofe, se inician para este Consultor An�nimo sus vacaciones, que le tendr�n alejado de la vida laboral hasta el pr�ximo 10 de enero del a�o que viene…. y como comprender�is, en este estado pre-vacacional, la mente no est� para muchas m�s reflexiones.

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