Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


De datos e intuiciones

En una clase sobre planificación que estoy dando, planteaba a los alumnos la necesidad (o no) de planificar en base a datos versus a la posibilidad de utilizar la intuición / experiencia como base para la toma de decisiones. Les pedía que se dividiesen en dos grupos (como en los típicos concursos de debate de las series americanas), y que cada uno de ellos defendiese una postura.
Datos. Los análisis cuantitativos siempre dan una base más sólida, objetiva, para la toma de decisiones. En ese sentido son obviamente relevantes. Sin embargo, como les decía, obtener datos relevantes cuesta tiempo y dinero, y no siempre vamos a tener la posibilidad de ellos. Y además, debemos ser siempre precavidos con los datos, porque como bien dice la conocida frase, hay mentiras, jodidas mentiras y estadísticas. Los datos se pueden retorcer con facilidad, y no siempre un dato refleja la realidad.
La intuición, por su parte, no es un mecanismo mágico. Suele ser producto de la observación y de la relación con experiencias pasadas. Muchas veces no necesitas datos para saber «por dónde van los tiros» (importante no confundir esto con las «anécdotas», es decir, con la generalización de una experiencia puntual), y puedes acortar mucho los plazos si asumes algunos presupuestos básicos. Y será más sencillo recurrir a la intuición (o más fácil que te compren tu argumento) en la medida en que tengas un mayor prestigio y credibilidad.
Por otro lado, cuanto mayor impacto tengan las decisiones a tomar, más buscaremos el soporte de los datos. Los técnicos de Fórmula1 analizan muchas variables para decidir cuánta gasolina cargan en el vehículo, porque de ello puede depender su competitividad en la carrera. Algo que un usuario particular nunca hará, porque las consecuencias no van más allá de parar en una gasolinera u otra que está quince kilómetros antes o después.
Obviamente, como concluimos al final del ejercicio, lo ideal es un equilibrio. Datos en la medida en que sean relevantes, y cuando el coste-beneficio de obtenerlos tenga sentido; intuición para el contexto, y para avanzar más rápido.

Deja un comentario