El otro día veía cómo un contacto en mis redes compartía la presentación que había utilizado en una charla reciente. Muy aparente, sin duda. Y con unos cuantos de esos diagramas-resumen que tanto nos gusta meter en las presentaciones: unos círculos por aquí, unos bloques apilados, unas flechas que unen unas cosas con otras, unas pocas sabiamente elegidas…
Y me hizo pensar.
Cuando uno es el que «prepara la presentación», estos diagramas son prácticamente la culminación del proceso. «¡Sí! ¡Por fin! Aquí está condensado todo mi conocimiento, todos los aspectos clave perfectamente interrelacionados entre sí, todo resumido en un único gráfico que cualquiera puede llevarse a casa. ¡Lo conseguí! ¡Es brillante! ¡Me deberían adorar!»
Sin embargo, visto desde fuera, lo que se observa es demasiada información, demasiado resumida, con conexiones no tan evidentes. El significado para el uno y para los otros es muy diferente.
Ocurre con estos diagramas como con los resúmenes, como con los mapas mentales, como con el sketchnoting. Y es que cada uno tenemos nuestra propia forma de interpretar una información, que depende de nuestro contexto, de lo que ya sabíamos (del tema del que se trate o de otros con los que podemos relacionarlos), de cómo funciona nuestro cerebro a la hora de asociar ideas o representarlas…¿Qué nos ha resultado interesante? ¿Cuáles son las relaciones que hacen que todo tenga sentido? ¿Cómo nos parece más útil organizar la información?
Ocurre entonces que lo que para el que elabora la presentación es el no va más de la perfección, no le dice absolutamente nada al que está al otro lado.
Tendemos a pretender que el otro vea el mundo exactamente como nosotros lo vemos; pero eso es absolutamente imposible. Mejor centrémonos en darle datos, en resolver sus dudas. Dejemos que él se haga su composición de lugar, su resumen, su diagrama. No será igual que el nuestro… pero para él tendrá mucho más significado.
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Hay un libro muy bueno sobre estas cosas: «The back of the napkin», no se si lo conoces . Aunque tienes toda la razón en que cada uno ha de hacerse su composición, habla de principios comunes a todos los seres humanos que pueden resultar útiles a la hora de preparar diagramas.