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El éxito relativo según Stephen King

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Stephen King, un señor que ha escrito decenas de novelas, de las que ha vendido cientos de millones de copias, y que debe tener dinero para aburrir. Un hombre de éxito, diríamos. Y sin embargo, en esta entrevista, se encarga de desmitificarse.

«Yo vivo en Maine, en un pueblo pequeño donde soy uno más. […] Allí llevan viéndome toda la vida y les da igual; soy el vecino.»
«Me hace feliz saber que mi trabajo conecta con la gente. Crecí para contar historias y entretener. En ese sentido creo que he sido un éxito. Pero el día a día es mi mujer diciendo: “Steve, baja la basura y pon el lavaplatos”.»

Y uno se imagina a Stephen King bajando la basura. O llenando el friegaplatos. O bajando al súper. Y también se lo imagina yendo al médico, o discutiendo con sus hijos, o atrapado en un atasco, o en cualquier otra situación cotidiana.
Tendemos a apreciar el éxito de los demás porque, normalmente, nos fijamos únicamente en una parte de su vida en la que destaca. Probablemente, si nos fijásemos en el conjunto completo de la vida de esa persona (y no sólo en los «momentos destacados» que él o algún intermediario quiere que veamos, o que nosotros nos empeñamos en descontextualizar), el resultado sería bastante desmitificador.
En paralelo, tendemos a infravalorar nuestros propios éxitos. Al fin y al cabo nosotros sí somos capaces de darle el contexto (aquello que decía Woody Allen de que «me ha llevado 10 años tener éxito de la noche a la mañana»), sabemos de todas las luces y las sombras, conocemos la cara B.
Al final, todos estamos más o menos en las mismas. Algunas cosas nos salen bien, otras nos salen mal. Como decía Bielsa, el éxito absoluto es una excepción.

2 comentarios en “El éxito relativo según Stephen King”

  1. Lo que desmitifica mucho es pensar que esa persona de éxito es un ser humano, con sus carencias, defectos y virtudes, y que circunstancialmente, por el valor intrínseco de su obra y el valor adicional que el resto le atribuimos, ha «conseguido el éxito». De todas formas, lo que más se valora es que las personas estén equilibradas, sean de éxito o no, y que tengan un trato humano con el resto. En la medida en que no es así, se genera un grado de distorsión de la realidad que a largo plazo degenera en infelicidad (para el exitoso). En fin, que la condición humana es muy frágil y efímera. Gracias por el blog

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