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El valor del self-service

Hace un rato he publicado en Digitalycia esta presentación: se trata de un esquema de trabajo para ayudar a las organizaciones a definir líneas de acción para adaptarse al entorno 2.0. O sea, uno de mis productos: yo ayudo a las empresas a definir, en base a mi conocimiento y experiencia, esas líneas de acción.

Digitalycia Plan De Acción 2.0

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El caso es que lo he comentado en Twitter y he recibido el comentario de Íñigo: «Es una presentación muy buena (y un poco self-service ¿no?)». Gracias por lo de «muy buena», por cierto. 😀
Cuando dice «self-service», entiendo dos cosas:
a) Un potencial cliente podría ver esta presentación y «cocinarse» su propio plan de acción, prescindiendo de mí. ¡Pues vaya una acción comercial!
b) Un potencial competidor podría ver esta presentación, «apropiársela», y utilizarla para vender y «robarme» clientes. ¡Otro movimiento brillante por mi parte!
Veamos. No desprecio esos «riesgos», es posible que suceda tanto lo uno como lo otro. Pero es que no creo que mi valor añadido resida en «retener» ideas (unas ideas que, por otra parte, tampoco son nada del otro mundo: vamos, que no soy un genio que se ha pasado años haciendo I+D para parir esto, ni salen del estudio de una realidad que sólo yo estoy viendo). Mi valor añadido reside por un lado en poner en práctica esas ideas, y por otro lado en mi capacidad para generar otras nuevas.
Así pues, con la publicación de la presentación, lo que quiero decir es «eh, aquí están estas ideas: si te gustan y quieres ponerlas en práctica, quizás te pueda ayudar» y también «mira, éstas son mis capacidades de análisis, síntesis, organización, creatividad… si te gustan, las puedo poner a tu servicio». Al final es como si publicas unas «instrucciones para aprender a conducir», consistentes en explicarte que hay que pisar el embrague, meter la marcha y soltar mientras pisas el acelerador. En teoría, con eso alguien podría efectivamente ponerse a conducir. Sin embargo, todos (los que conducimos) sabemos que para aprender a conducir hace falta mucho más que eso: hace falta la ayuda de alguien externo que te vaya indicando cómo se hacen esas cosas que vienen escritas, que te vaya explicando todos los matices, las excepciones, las cosas a tener en cuenta, que te acompañe en el proceso… sí, también lo puedes hacer solo, pero luego los resultados son los que son.
En definitiva, que yo no vendo el «how», sino el «know how». Regalo el «how» para mostrar que sé de lo que estoy hablando, y que merece la pena pagar por mi «know how». Si alguien prefiere quedarse sólo con el «how»… pues estupendo.
También es una forma de marcar el territorio, de hacerme notar: éste es mi argumentario, mi forma de ver las cosas. En el mundo de las ideas es absurdo pensar que puedes guardártelas en un cajón sin que nadie las vea. Las ideas fluyen, van de un sitio a otro, inspiran, se mezclan, se enriquecen. Yo lo hago con ideas de otros, y otros lo hacen con las mías. Y en este juego, prefiero ser «inspiración» y «referencia» para otros que pasar inadvertido (incluso asumiendo que parte de esos «otros» puedan jugar sucio; otros muchos jugarán limpio)

7 comentarios en “El valor del self-service”

  1. Hola. A mi me ha resultado bastante sencilla y esclarecedora. Si me permites solo un par de consejos la página 12 quizá un poco «extensa», tanta letra agobia un poco. Por otro lado la página 14 que añade slideshare da un poco de «yuyu» con lo de la crisis económica, sobre todo teniendo en cuenta que es una presentación banstante comercial. Imagino que es publicidad que añade slideshare automáticamente.
    Por lo demás muy clara y sencilla de leer. Enhorabuena.

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  2. Yo creo que tiene otro valor, y es que el hecho de compartir la proyección de tu «know-how» en un documento, también hace de germen para la discusión entre las personas que se dedican a lo mismo que tú, favoreciendo el debate, el intercambio de ideas, etcétera. Como tú pienso que eso no es regalar información a los competidores, sino enriquecimiento mutuo aún en el caso de que se asienten tus ideas, pues el sólo hecho de debatirlas te da solidez argumental (y el que piense que su valor se puede poner por escrito, es que se tiene en poca estima (o tiene poco valor que ofrecer)).
    Respecto a la presentación te diré que, como «libro», me gusta, pero como presentación con vocación de tarjeta de visita para quien no te conozca creo que puede resultar un poco «ladrillo» (y te lo digo confesando que a mi me pasa lo mismo cuando hago mis transpas, tiendo a acumular ideas como viñetas en una transparencia con un esquema en lugar de usar una transparencia por idea, y tiendo a usar una cantidad excesiva de texto con respecto a imágenes/esquemas).
    También te diré que en el modelo «sólo visual» y no «audiovisual» abusar de las imágenes y minimizar el texto me parece igual de malo, pues este tipo de transparencias no transmiten casi nada y sólo tienen sentido para reforzar lo que alguien transmite «en vivo».
    Yo que tú me plantearía una de estas opciones:
    1) Distribuir el contenido de las transparencias más densas en varias, pero manteniendo el modelo «legible».
    2) Migrar a un modelo más rico en imágenes con menos carga textual en transparencias, pero complementándolo con grabaciones dónde te explayes un poco más en la transparencia en cuestión. De esa forma se te vería (oiría) más «a tí» y creo que la riqueza de personalizar de esa forma la presentación puede ayudar a transmitir mejor cuánto valor puedes aportar (y también te lo digo reconociendo que a mí ese tipo de ejercicios me cuestan un horror, aparte del tiempo que hay que dedicarles para que queden bien y el cierto pudor que me dan… pero bueno, siempre puedes hacerlos tapándote la cara ;^D).

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  3. ¡Anda! Ni me había fijado en lo de que slideshare mete una slide propia. Pues vaya…
    Lo de la página 12 lo tendré en cuenta.
    José María, la idea de hacer una especie de «screencast» no se me había ocurrido, podría quedar bien! Me lo tengo que plantear.
    La verdad es que esto no es una presentación orientada a verse en pantalla, ni en un proyector: más bien es un «handout» (y en ese sentido, impresa en papel es mucho menos «intimidatoria»).

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  4. Raúl, me tatuaría esta afirmación que haces: «Mi valor añadido reside por un lado en poner en práctica esas ideas, y por otro lado en mi capacidad para generar otras nuevas.»
    Me veo reflejado, nunca había reflexionado sobre ello y acabas de darme la respuesta. Creo que has estado muy lúcido.
    Saludos

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  5. No pretenderás que me lea todo eso, ¿No? 😉
    Ya te lo han dicho: mucho texto. Recuerda la norma del 30x30x30 (treinta diapositivas, treinta segundos por diapositiva, tamaño de texto 30).
    Echa un vistazo al video que acabo de colgar en PB… 😉

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  6. Yo, personalmente, no metería más de una o dos traspas más, para descargar un poco de texto las más largas. A lo mejor es dformación profesional, pero creo que más de 4-5 ideas por traspa la hace muy compleja. Como dice José María, la parte principal de las presentacionesdebe ser la persona.
    En cualquier caso, aunque hoy por hoy no me voy a centrar en estudiar tu trabajo, me aprece muy interesante este post si sirve apra abrir un debate sobre las «Presentaciones Eficaces» o más aún «Eficientes», aunque eso va a ser mucho decir, porque ya me han dado dos o tres veces charlas sobre las presentaciones eficaces y cada uno lo ve de una forma.
    Un saludo, por cierto siempre te leo, pero no escribo mucho a ver si me pongo las pilas.

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