Hace unas semanas escrib�a en el Blog Salm�n sobre la ley antitabaco que va a entrar en vigor en Espa�a, y sus posibles consecuencias en los entornos de trabajo. La verdad es que el panorama se puede llegar a complicar bastante…
En mi caso, creo que tendr� suerte. Yo no fumo. Mi compa�era con quien comparto el despacho, tampoco (al menos, no en horas de trabajo; es una de tantos fumadores sociales o de fin de semana). Realmente, el �nico tabaco que me molesta m�s o menos a diario es el de una secretaria que est� en el pasillo. Luego, en el staff, hay algunos que fuman pero, al ser minor�a (y, adem�s, bien educada), ya optan por irse a fumar a la cafeter�a o a las escaleras.
Adem�s, pens�ndolo bien, ninguno de «los jefes» de los alrededores fuma. Lo cual es una garant�a de que no habr� conflicto ninguno o de que, si lo hay, ser� resuelto a favor de los no-fumadores.
Definitivamente, tendr� mucha suerte. Supongo que habr� muchos que estar�n temiendo la entrada en vigor de la ley: o bien porque fuman y ya se ven bajando a la calle a «echar un piti», o bien porque no fuman y tienen compa�eros (o, lo que es peor, jefes) que s� lo hacen, con quienes ya se ven discutiendo por que se piensan pasar la ley por el forro de sus caprichos.
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Jejeje, aqui en mi compa��a ya tenemos a un par de ejecutivos que han dicho que si queremos que no fumen que venga la Guardia Civil a impedirlo.
Con esos comentarios de entrada el conflicto parece inevitable.
Quizas no sea tan problematico un estudio reciente realizado en EEUU sobre una ley muy similar,comenta que los fumadores que salen a la calle ligan mucho mas, ya hablan, y se comunican con un grupo de gente que tiene curiosamente las mismas afinidades, por lo que quizas los no fumadores deberan pensarlo.
Un amigo m�o ha tenido esta semana varias entrevistas de trabajo para un puesto en las oficinas de una entidad bancaria. Al t�rmino de cada una de ellas, el entrevistador de turno no dudaba en alabar sus cualidades. As� hasta la �ltima y definitiva. Mi amigo volvi� a casa muy contento. Al salir del metro vio que ten�a varias llamadas perdidas de la consultora engargada de gestionar el proceso. Quer�an preguntarle si fuma, porque la empresa en cuesti�n lleva la prohibici�n muy a rajatabla. De hecho, esa hab�a sido una de las �ltimas preguntas en la �ltima entrevista: «ï¿½Fumas?». �l, claro, respondi� que s�. �Por qu� iba a mentir? Total, que puede quedarse sin el puesto por fumar. Os pod�is imaginar la de cosas que se le est�n pasando por la cabeza.
El problema tambi�n est� en el otro lado. Cuando como jefe tienes que imponer una prohibici�n impopular, y de dif�cil control.
En un equipo de unas 90 personas, sin posibilidad de salir a fumar a ninguna parte �qu� haces, despides al que desaf�a la regla de no fumar? �o haces la vista gorda, sabiendo que a partir de la 1� vez, la norma se convierte en papel mojado?
Creo que el marr�n muchas veces es m�s para los que mandan, independientemente de si fuman o no.