Estos días estoy dedicando bastante tiempo a la «limpieza de material» después de finalizar la etapa profesional anterior. Eso incluye revisar carpetas, tareas pendientes, archivos y materiales varios. Y no deja de ser un proceso extraño. La mayoría son cosas con las que he estado trabajando de forma bastante intensiva durante bastantes meses. Cosas sobre las que hacías un seguimiento más o menos constante. Y de repente ya no tienes nada que ver con ello.
Lo razonable sería aplicar «fuego purificador» a todo. ¿Qué más da cómo tenías pensado abordar la siguiente fase del proyecto? ¿Qué te importan las tareas que estaban pendientes de hacer seguimiento? Alguien se ocupará de eso, supones. O no, vete tú a saber. En todo caso ya no es tu problema.
Y sin embargo, algo en tu cabeza se resiste a decir adios del todo. «Esto podría servirle a alguien», «es que esto es una buena idea». Sabes que no es verdad, que en el fondo es solo tu mente que prefiere la continuidad a la ruptura.
Así que voy a ayudar a mi cabeza. Como decía más arriba… fuego purificador.
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Lo del fuego purificador me ha gustado… habría que hacerlo todos los meses… y no con el material antiguo precisamente…
Saludos cordiales,
Silvia