No soy español. Bueno, sí, pero no demasiado. A ver si me explico.
Nací en Salamanca. Dado que Salamanca pertenecía entonces y sigue perteneciendo ahora a una unidad administrativa denominada España, yo soy español. Es la nacionalidad que me corresponde, como me correspondería la castellanoleonesa (si Castilla y León fuese la unidad administrativa que determina la nacionalidad; ¿o sería el País Lliunés?), la salmantina (si fuese ese el caso), o la europea (si fuese ése el contexto determinante), o una hipotética nacionalidad ibérica si se fusionasen las unidades administrativas que ahora son España y Portugal. Es también la que me corresponde siendo los límites territoriales de España los que son, igual que lo sería si esos límites fuesen distintos, si hubiese una frontera en el Ebro, o en Despeñaperros.
Quiero decir con esto que para mí «ser español» es un hecho casi administrativo, más que una «identidad». Quién soy yo, cómo me relaciono con los demás… no está definido por esa circunstancia. No le tengo más aprecio a fulano por ser español, ni le resta puntos a mengano el no serlo. Tampoco me siento agredido ni minusvalorado si alguien dice que no se siente español, o que quiere irse de España… no me hace ningún daño. Y si alguien me desprecia a mí por ser español, lo que opino de él es que es gilipollas por el hecho de despreciarme por un hecho como ése (sin conocer nada más sobre mí).
No creo que la historia de España sea más «grandiosa» que la de otros países; habrá habido momentos destacables, otros lamentables… Los «héroes españoles» no me parecen más héroes que los de otros países, y creo que tenemos nuestra ración de villanos y vilezas como todos los demás. Los escritores españoles no son mejores por el hecho de ser españoles; los que son buenos lo son, igual que los buenos de otra nacionalidad.
Veo de continuo muchos españoles que me dan absoluto repelús y vergüenza ajena, del mismo modo que veo personas ejemplares de cualquier otra nacionalidad con quienes me gusta colaborar, de quienes me gusta aprender. Incluso a nivel de cultura, costumbres… veo tal diversidad que me cuesta creer que se pueda concretar qué es «ser español», no digamos identificarme con ello. Al final hay gente con la que siento afinidad y gente con la que no, y la variable «nacionalidad» pesa entre poco y nada.
Veo «ser español» como una circunstancia que te ha caído encima, como ser diestro, como medir 1.68, como tener los ojos marrones… pues sí, es un hecho, pero ya está, no da para más.
Claro, socialmente nos han inoculado desde pequeñitos vínculos de unión «ficticios» entre los españoles. Nos dan una educación más o menos homogénea, nos enseñan a dibujar «nuestra bandera», a reconocer «nuestro himno», nos enseñan «nuestra historia», nos centramos en «nuestra literatura», nos aprendemos «nuestros mapas»… Nos enseñan a animar a «nuestros equipos», a ver desfilar a «nuestros ejércitos»… Las noticias se contextualizan en lo «nacional»… Poco a poco, como una gota malaya, se va forjando esa «identidad nacional» (exactamente igual que han hecho algunas regiones, oh sorpresa), procurando inflamar ese sentimiento «patriótico», esencialmente tribal, de que el mundo se divide en «nosotros» y «ellos». Porque un colectivo tribal es mucho más manejable que un conjunto de individuos. Llegado el momento se puede apelar a esos sentimientos para distraer (¡gol de España!), para movilizar… en definitiva manipular al rebaño y llevarlo por donde interese.
Leo lo que he escrito y pienso que ojalá fuese más aséptico todavía de lo que realmente soy. Porque sí, pese a todo lo que he dicho, en realidad todavía hay momentos y situaciones en los que la «españolidad» me sale, y por ejemplo veo los partidos del Eurobasket y no me da igual quién gane. Inconsistencias humanas de las que no me enorgullezco especialmente, pero que ahí están.
Soy español porque es lo que me ha tocado ser, y eso no me hace ni mejor ni peor que nadie. Pienso en España porque es aquí donde vivo, porque son sus leyes las que delimitan mi capacidad de actuación. Y quizás me quede ese poso «sentimental», diría que residual pero inevitable, derivado de la educación y la exposición mediática durante casi 40 años.
Por lo demás, hay muchísimas cosas que definen mejor mi identidad.
Definitivamente, creo que en este país pasa algo raro.
Dices respecto a lo de ser español: que hay muchas cosas que defines mejor tu identidad (obvio, para cualquier nacionalidad y persona), que es lo que te ha tocado ser (obvio, también, aunque puedes cambiar de nacionalidad o hacerte apátrida, es una opción), que te gustaría ser todavía más aséptico (difícil: ¿te suena lo del roce hace el cariño?), en fin…
El otro día un famoso director de cine (español, que yo sepa) dijo que no se había sentido español ni cinco minutos en su vida: y a mi que me importa, pensé; pero luego me pregunté: ¿y que quiere decirnos con ese mensaje? ¿qué le motiva a hacerlo y difundirlo?
Yo creo que detrás de todo esto hay demasiados complejos, demasiada necesidad de que no le identifiquen a uno con cuestiones que no tienen que ver na con la nacionalidad; en fin: a ver si con un poco de suerte llega el lunes 28 y nos dejamos de estas pavadas, aunque me temo que la cosa va para rato.
Yo no tengo problemas con Trueba. Lo que sienta o no me da igual. Pero se equivoco en algo. El si dijo que deseaba el mal activamente, conscientemente, a cualquier cosa que represente a España.
Puedes no sentir apego, pero el sentía ODIO hacia a España.