Lo vuestro es de todos; lo mío no se toca

Curioso como en pocos días coinciden en el tiempo distintas circunstancias que te llevan a elaborar una idea. La última de ellas ha sido este post en el blog de Enrique Dans en el que experimenta un plugin para importar los comentarios de Meneame al blog en el que se encuentra la noticia original [Nota: si no has entendido demasiado de la frase, no te preocupes: cosas de frikis]. La paradoja es que el primer comentario importado es: «Quiero decir… si yo estoy comentando una entrada en menéame no quiere decir que quiera aperecer en los comentarios del blog que ha generado dicha entrada/noticia. He decidido aparecer en meneame, no en ese otro sitio»
O sea, que nos parece bien que Meneame recoja la información procedente del blog original para nutrirse. Pero luego nos parece mal que los comentarios que se hacen en menéame los coja a su vez dicho blog. Está bien tomar el contenido de otros, pero el mío no lo toques.
Otro ejemplo (veréis que bien voy a hilar esto) lo tenemos en las televisiones, como bien apunta la Chica de la Tele en este twitter referido al primer caso: cuando los llama «vasilitos» se refiere a Paolo Vasile, máximo directivo de Telecinco. Esta cadena ha denunciado tanto a Youtube como a La Sexta por usar sus contenidos… y mientras tanto, emite programas como «El coleccionista de imágenes» basados precisamente… en los contenidos de otros. O sea, yo puedo jugar con los contenidos de los demás, pero si los demás juegan, denuncio.
En este mismo blog vimos el otro día argumentos que defendían los feeds incompletos porque «mis contenidos no los doy gratis» o para evitar «agregadores que se dedican a copiar contenidos desde los feeds». Mientras tanto (y aquí mi argumento da un giro un tanto demagógico, lo sé), nos parece lo más normal del mundo que las canciones de cualquier artista o cualquier película o cualquier software se puedan bajar cómodamente desde redes P2P («la cultura es libre», o «que se busquen otro modelo de negocio», decimos), y nos soliviantamos cuando la industria intenta poner algún tipo de traba.
Al final da la sensación de que todos estamos muy cómodos con la idea de que el contenido de los demás sea accesible al 100%, con la cultura del «todo gratis»… pero que nos «escuece» un poco más cuando es lo nuestro lo que está en juego.

Contra los feeds cortados e incompletos

Desde hace un tiempo (he recuperado mi hábito de leer feeds después de una época de abominarlos) me vengo encontrando gente que ofrece, para sus contenidos, feeds cortados, incompletos.
Vale, inciso explicativo: para el que no lo sepa, un feed es una suscripción a los contenidos de un sitio. Si tú te suscribes al feed de un sitio, el contenido que se va publicando en ese sitio llega a tu email o a tu lector de feeds (como Google Reader o bloglines) de forma automática, y te permite leerlo sin necesidad de ir a la página original, redundando en una mayor comodidad para ti (tienes todas tus lecturas centralizadas y organizadas, puedes hacer búsquedas entre los sitios que te gustan, marcar algunos artículos como favoritos, estar enterado de cuándo hay un nuevo contenido…).
Bien, pues el caso es que hay gente que manipula sus feeds para cortarlos. Es decir, en vez de mandarte el contenido completo, te mandan sólo una parte (normalmente el título y una mini introducción) y, si quieres leer el contenido completo, te obligan a ir a su web.
¡¡Mala idea!!. Para el usuario/lector (que encima es un habitual de la página: es el que ha mostrado interés por suscribirse a tus contenidos) es sumamente molesto (recuerda lo que decía Aza Raskin: «Don’t make me click«, no me hagas dar más clicks de los necesarios para llegar a lo que quiero), e invalida parte de las ventajas inherentes a la suscripción: ni puedes leer todos los contenidos tranquilamente en tu lector, ni puedes realizar búsquedas entre tus fuentes…
¿Y todo a cambio de qué? ¿De una triste y miserable página vista en tus estadísticas? Por favor. Si vas a ofrecer tu contenido gratuitamente, hazlo de la forma más sencilla posible, aquélla que facilite más que efectivamente te lean, que te citen, que comenten en tus contenidos.
¿Cuál es la prioridad? ¿Que te lean y conozcan tus opiniones, o tener páginas vistas? Resulta que tienes una base de suscriptores, de fieles, que en esta economía de la atención donde conseguir una fracción del tiempo de otros es tan difícil se han fijado en tí… ¿y tú lo que haces es ponerles dificultades?
Yo desde luego lo tengo muy claro: para mí, un contenido tiene muchas más posibilidades de ser leído, comentado y referenciado (y por ende, tener mayor repercusión y finalmente incluso devenir en más páginas vistas) cuanto más fácil me pongan el acceder a él. Si te empeñas en ponérmelo difícil… no te preocupes, que hay cientos de otros iguales y mejores que tú que no lo hacen; ellos se quedarán con mi atención, y tú con tus feeds incompletos.

La tiranía de los agregadores RSS

RSS Adoración

La tecnología RSS es fantástica. Los agregadores RSS una maravilla… bueno, sí, pero tienen sus inconvenientes.
Para los que no los conozcan, la tecnología RSS permite que una persona se pueda suscribir a unos contenidos determinados. Es decir, que cada vez que, por ejemplo, yo publico algo en este blog automáticamente se ve reflejado en mi RSS, lo que facilita que quien quiera estar al tanto de mis novedades no tenga que venir aquí al blog sino que pueda seguirme a través de ese feed RSS.
Complemento imprescindible de un feed RSS es un agregador de feeds. Los hay online (bloglines, google reader) u otros que necesitas instalar en el ordenador. Pero básicamente, todos son parecidos: te permiten leer las fuentes RSS de aquello a lo que estás suscrito. Y siempre está actualizado: cuando un medio al que tú estás suscrito publica alguna novedad, automáticamente aparece en tu agregador de feeds sin que tú hagas nada. Y ahí se van acumulando las informaciones hasta que las das por leídas. Por hacer un símil con la vida física, sería como un buzón de correo en el que, cada vez que alguien publica algo a lo que tú te has suscrito, se deja una copia. Así, cuando tú vas a abrir tu buzón, te lo encuentras lleno de las novedades que tú has solicitado.
Las ventajas son evidentes: es una forma de centralizar la información que consideras que te interesa. No tienes que ir buscando las nuevas actualizaciones de contenido, sino que éstas llegan a ti y te están esperando para cuando tú quieras… a priori, una forma muy atractiva de poder luchar contra la «infoxicación» propia de los tiempos que corren.
Sin embargo, el problema quizás no sea tan evidente, pero existe. Y es que con la profusión de fuentes a las que es posible suscribirse (cualquier blog, cualquier medio digital, fotos, videos…) no es difícil encontrarse con una auténtica avalancha de información. Toda ella potencialmente interesante (al fin y al cabo, por eso te has suscrito a ella), pero inmanejable. Aun cuando mediante las suscripciones estemos ya filtrando contenido interesante, seguiremos sumidos en la infoxicación más absoluta.
A diario veo a gente que se agobia porque «tiene muchas cosas por leer en su agregador» o que consideran una victoria «tener el agregador a cero». Al final, nos suscribimos a tantas cosas (porque hay muchas interesantes, y es tan sencillo hacerlo) que nos generamos una especie de obligación de leer todo aquello a lo que nos suscribimos. Y, simplemente, no hay tiempo.
Cuanto antes asumamos que hay una cantidad de información interesante infinitamente superior a la que nosotros podremos manejar nunca, antes perderemos la ansiedad por intentar abarcarla. Antes ya pasaba con los libros, o con los discos, o con las películas: hay más de las que podríamos ver en mil vidas seguidas. Pero estaban en librerías y bibliotecas, en filmotecas. Allí, lejos. Ahora, con la información en internet, el problema es que está toda al alcance de nuestra mano.
Hace tiempo que no abro mi agregador de feeds. Y desde luego, cuando lo abro ni se me ocurre pelear por «dejarlo a cero». Cuando tengo tiempo libre, me dedico a visitar los blogs que me apetece visitar: leo lo que han escrito últimamente, me entretengo un rato (que es de lo que se trata) y listo. Cuando necesito información para algo concreto, la busco: voy a las fuentes habituales, tiro de los hilos… y cuando he conseguido la información que buscaba dejo de buscar (nota: no lo hago pero creo que sería una buena idea hacerlo – crearse un buscador restringido a las fuentes habituales para mejorar las búsquedas). Cuando voy a charlar con alguien con blog, o cuando me apetece saber de él, me voy a su blog a ver cuáles son sus últimas andanzas.
Es decir, la información sirviendo a un propósito. Pero consumir información por el mero hecho de que «es potencialmente interesante», sin un objetivo definido, podría llevarnos siglos y siglos de tiempo. Así que liberémonos de la tiranía de los agregadores, busquemos la información cuando la necesitemos y no nos volvamos locos. Porque si no, seremos nosotros los que bailemos al ritmo de la información, y no la información la que se ajuste a nuestras necesidades.

El uso de los feeds

Al hilo de la puesta en marcha del agregador de blogs de reseñas de restaurantes de Madrid. Cuando planteé el experimento, lo hice como tal. El objetivo «forrarme con Adsense» es algo ilusorio: lo es en mi blog, tras dos años y medio de dar la matraca, como para no serlo en esta historia. Aun así, tenía idea de ponerle Adsense: le pongo adsense a todo, me parece una buena idea y si es 0,1$ al mes, pues 0,1$.
El hecho es que, por supuesto, pensaba qué implicaciones tendría hacer esto para los terceros: los que aportan su feed y los que aportan el agregador. Al fin y al cabo, poner Adsense en esa página supone «ganar dinero» (con todas las comillas del mundo) agregando contenido ajeno en una herramienta creada por alguien ajeno. ¿Jeta? Bueno, Google lo hace todo el tiempo, ¿no?. Y va como un tiro.
El caso es que con el software no tenía ninguna duda: una clara licencia CC que impedía el uso comercial estaba allí. Aun así, les comenté la situación y fueron extraordinariamente comprensivos: «Ad-Sense en sí mismo no lo consideramos comercial.». A cambio de su comprensión, les he puesto banners en el blog y en la página de restaurantes, espero que les dé más visibilidad porque se la merecen. El caso es que si me hubiesen dicho que no, una de dos: o hubiese quitado el Adsense o hubiese pensado en otra plataforma.
Pero respecto a los feeds… tengo muchas dudas. Si veis el resultado en la página, veréis que el uso que se hace del feed es mínimo: apenas unas líneas introductorias seguidas del correspondiente enlace a la fuente. Básicamente, se trata de un «enlace enriquecido», cosa que creo que lejos de suponer un «robo de contenido» es una fuente de visibilidad. Creo que nadie se plantearía pedir permiso para enlazar a un sitio, y pedir permiso para usar el feed de este modo es prácticamente eso. A nivel legal, estoy más que seguro que el uso de este formato entra de lleno en el derecho de cita amparado por la ley: se reproducen fragmentos (mínimos) y no el texto completo, y se referencia claramente (con foto y todo!) autor y procedencia.
En fin, que en mi planteamiento de contacto con los autores de los feeds no era tanto por una cuestión de «pedir permiso» sino más bien por una cuestión de cortesía. Las respuestas, en general, estupendas: «Por mi parte perfecto, no sólo es que la licencia lo permita, sino que creo que nos beneficia mucho», «por nosotros no hay problema en estar en ese agregador y no hay problema en que coloques tu adsense al menos por el momento, si te conviertes en el sitio más popular de inet tendríamos que hablar!», «No hay ningún problema, todo lo contrario nos encanta que cada vez hayan más mashups, agregadores o cualquier cosa que use nuestros contenidos.».
Sin embargo, con Cucharete pinché en hueso. Al parecer, el problema es el Adsense: «Piensa que no admiten lo de Adsense, pues ni nosotros mismo lo tenemos». Ante esto, tres opciones para mí: eliminar el feed de Cucharete y dejar el Adsense, eliminar el Adsense y dejar el feed de Cucharete… o dejar las dos cosas y a ponernos modorros. ¿Que les parecería mal? Seguramente, pero como digo, estoy seguro de que puestos a malas estaría haciendo un uso legítimo de recursos puestos en internet libremente por sus autores.
Pero como ya he dicho, esto es un experimento, nada más. Si Cucharete fuese imprescindible para su funcionamiento, o si mis lentejas dependiesen de ello, quizás tendría sentido iniciar un «tour de force» a ver quién gana. Pero no es el caso, y obviamente no voy a tener gente en mi casa que no quiere estar en ella, ni a ponerme a malas con nadie, ni a buscarme un abogado para que defienda mi planteamiento desde la legalidad. Así que cada mochuelo a su olivo, Cucharete fuera del agregador y santas pascuas.
Eso sí, no puedo dejar de opinar que es una actitud que me sorprende, y me alegra que el resto de implicados lo hayan visto de otra manera. Como bien decía alguno de ellos, si esto se convirtiera en un pelotazo tendríamos que hablar. Dudo mucho que eso llegue a suceder, pero si sucede, que a nadie le quepa duda de que se hablará de lo que sea menester. Es de bien nacidos ser agradecidos…

Los mil y un suscriptores (reloaded)

1001 suscriptores

Vaya… esto es un hito… el número de suscriptores a este blog ha superado la barrera de los 1.000. Mentiría si dijera que me ha sorprendido este hecho. En realidad, el número de suscriptores lleva rondando los 1.000 varias semanas: 950, 986, 993, 970, 996 (lo más cerca que se había quedado hasta hoy) y estaba casi se podría decir que ansioso esperando a ver cuándo se alcanzaba la «cifra mágica». Ya sé, ya sé que no es para estar «ansioso» y que suena hasta ridículo, pero seguro que todos los que estáis con esto de los blogs sabéis lo fanáticos que podemos ser de estadísticas y demás.
Decía que no me ha sorprendido llegar hasta aquí, pero igual no me he expresado bien; quería decir que no me ha pillado de sorpresa. Pero sorprenderme, sorprenderme, sí. Me sorprende cada día que pienso que puede haber alguien a quien le interesen las cosas que cuento. Más profesionales unas, más personales otras. Más interesantes, o más banales, hay de todo. Siendo «Anónimo» y sin serlo. Pero siempre, siempre, siendo un trocito de mí.
Así que después de un día largo y complicado, en medio de una semana que se prevé intensa, me voy a ir a dormir con el ego inflado. Gracias a todos vosotros, porque sin vosotros (y esto es un hecho :P) no habría sido posible llegar a 1.001 suscriptores.
PD.- Si alguno de estos ilustres suscriptores recibe dos veces este mismo post es culpa mía… pero no es un ataque de egolatría suma, es sólo que el primero no lo encontraba! Y he tenido que volver a publicar…