Fotografía con objetivos manuales

Mi llegada al mundo de la fotografía ha sido ya en tiempos de la tecnología digital. Eso tiene sus indudables ventajas, aunque algunos fotógrafos «de los de antes» refunfuñen de vez en cuando. Pero en general puede decirse que la tecnología ha simplificado el acercamiento de muchos al mundo de la fotografía.
Yo tengo algunos recuerdos vagos de la afición fotográfica de mi padre (últimamente renacida también para lo digital): recuerdo diapositivas, creo que incluso alguna ampliadora, los negativos, el flash, el trípode… pero vamos, como algo muy del pasado, muy artesanal, con lo que yo apenas tuve contacto.
Una de las cosas en las que creo que más ha avanzado la tecnología fotográfica es en lo relacionado con los sistemas de enfoque automático en los objetivos. Mejor o peor (a veces puede costar enfocar con poca luz, o el sistema de autofocus se hace un lío respecto a lo que quieres enfocar y enfoca otra cosa, con objetos en movimiento no son perfectos, etc.), estos sistemas facilitan que las fotos nos salgan «en foco» con sólo tocar un botón. Es decir, que cualquiera pueda sacar una foto decente sin estrujarse mucho los sesos.
Y eso, frente al sistema de enfoque manual, es un gran avance en una gran mayoría de situaciones (aunque en otras siga siendo mejor recurrir al enfoque manual)
Sin embargo, sigue siendo posible adquirir objetivos manuales. Por ejemplo, hace poco yo compré uno 50mm 1.8 (en Olympus la gama de objetivos OM). ¿Por qué? En general, tienen una relación calidad/precio muy interesante. Una focal fija sin sistema de enfoque automático es mucho más sencilla en su construcción, y cuanto menos «mecanismos» tiene, mejor calidad de imagen vamos a obtener por un precio más razonable. Para un aficionado sin ánimo de dejarse cientos de euros, puede ser la única oportunidad de acceder a determinadas focales y aperturas.
Aunque claro, tiene sus contrapartidas. Y es que enfocar manualmente requiere paciencia (especialmente trabajando con aperturas grandes, o sea, con una profundidad de campo limitada). Con objetos en movimiento ya diría que es casi cuestión de suerte acertar o no. Pero también tiene algo de «romántico», en los tiempos de la tecnología, experimentar con la sensación de enfocar «a pelo», como se hacía antes.

Charla de fotografía en Aranda

Como ya sabéis los que venís habitualmente, uno de mis hobbys más recientes es la fotografía. Y aparte de la vertiente «autodidacta», he ido descubriendo que el aspecto social de la fotografía es también muy interesante y enriquecedor.
Internet proporciona una vía fantástica (a través de blogs, Flickr, foros) para compartir la afición. Pero siempre he pensado que hacerlo también «en la vida real», con gente de carne y hueso, le añade un plus. Estando en Aranda tengo más difícil unirme a otras iniciativas de ciudades más grandes (tipo photowalk), así que de un tiempo venimos (junto con otros compañeros del curso de fotografía que hice hace algunos meses) rumiando la idea de promover actividades relacionadas con la fotografía en Aranda de Duero.
En este contexto, y mientras valoramos si hay ganas suficientes (tanto por parte de los promotores como del potencial público objetivo) como para hacer algo más serio (tipo asociación), me he liado la manta a la cabeza para organizar por mi cuenta y riesgo una charla de fotografía para ver si hay ambientillo.
Para ello le he pedido a Mauro Fuentes (fotógrafo, bloguero, tuitero, flickero… y todo ello en sus ratos libres; responsable de fotomaf.com, de los foros de ojodigital.com y miembro del colectivo Cazadores de Luz) que sea la «estrella de cartel» de esta primera iniciativa.
Aparte de tener una cierta afinidad «blogosférica» con Mauro, desde que le conozco en su vertiente de fotógrafo siempre me ha llamado la atención una cosa; que no es un fotógrafo «de rancio abolengo» sino que empezó como pude empezar yo, experimentando con una compacta, y que a base de práctica, tesón, esfuerzo, estudio… ha ido profundizando y mejorando hasta alcanzar un nivel más que notable. Y que además no le duelen prendas en compartir lo que sabe. Así que me pareció el candidato ideal para hablar sobre «Fotografía: de la afición a la pasión» (que es como se me ocurrió enfocar la charla).
En fin, que espero que tenga un gran éxito, y que sirva como germen para hacer muchas más cosas en el futuro.
Los datos de la convocatoria:

  • Título: «Fotografía: de la afición a la pasión»
  • Ponente: Mauro A. Fuentes, fotógrafo, responsable de Fotomaf.com y Ojodigital.com y miembro del colectivo Cazadores de Luz
  • Fecha: 7 de marzo, 18:30
  • Lugar: Centro Cultural CajaBurgos, Aranda de Duero (entrada por el lateral)
  • Organiza: conectaranda.com

Videos en Animoto

Ya le había visto alguna vez a Javier un video hecho con Animoto, y me había quedado con ganas de trastear con ello. Hoy le he dedicado unos minutos… y francamente, una experiencia bastante satisfactoria. Según la web, es una aplicación que «con un click produce videos a partir de imágenes y música seleccionados por el usuario». La idea es que la aplicación analiza música e imágenes y, mediante un sistema de «inteligencia artificial», los mezcla consiguiendo un video «que tiene el impacto emocional de un trailer de película y la energía visual de un videoclip».
Pues eso, que he estado probando con algunas fotos (las puedes subir tú, o recuperarlas directamente de tu cuenta de flickr y otros sitios similares) y una musiquilla (ellos tienen un pequeño catálogo por temas, pero podrías subir tú mismo la música), con el resultado que veis. A mí me parece que mola, y además se hace con cuatro clicks y el procesado del video va rápido. Y luego, claro, lo puedes insertar donde quieras, enviarlo por mail, exportarlo a youtube, descargártelo o incluso pedir que te lo envíen en DVD…
Bien logrado también su sistema de precios: una versión gratuita (que permite videos de 30 segundos como máximo) que te permite explorar sus posibilidades pero quedándote con las «ganas de más». Ganas que puedes satisfacer pagando, o bien por una suscripción «tarifa plana» de un año, o bien por 3$ para videos individuales. Todo ello para uso personal, porque si es para uso comercial hay una tarifa diferente.
Ya le voy a dedicar tiempo para hacer algún otro video. Y, quizás, me plantée la opción de pagar por hacer alguno más largo.

Del pixel al papel

TablaPixel
No os aburro más con los megapixeles y los formatos de impresión, es que he cogido carrerilla…
He preparado una tabla con los formatos de impresión más habituales (expresados en centímetros) y sus correspondientes necesidades en términos de píxeles para poder imprimirse con cierta calidad (he utilizado DPI de 200 y de 300, ya que si bien el estándar profesional es de 300, creo que con 200 ya suelen salir impresiones muy decentes a las que sólo un ojo muy entrenado podría poner pegas). (Tabla de conversión de centímetros a píxeles en formato grande)
La lógica de la tabla es: si yo quiero imprimir una foto en un formato 13×18… ¿qué resolución mínima de píxeles debe tener la imagen de partida para que la calidad sea aceptable?. Ya de paso le he metido un cálculo de cuánto ocuparía el archivo correspondiente (en formato RAW y con una profundidad de color de 24 bits, es decir, unos 16 millones de colores).
Para completar la historia, he creado un archivo Excel que permite automatizar el cálculo tanto para pasar de píxeles a centímetros como a la inversa, permitiendo definir la calidad en términos de DPI y la profundidad de color. Lo cuelgo por si a alguien más le puede ser de utilidad (creo que está bien, aunque no me hago responsable 🙂 ). (Descargar conversor de píxeles a centímetros y centímetros a píxeles)
Y con esto termino mi chapa sobre megapíxeles, megabytes y centímetros.

Proporción de las fotos

Una cosa en la que estoy profundizando con las fotos (y que la verdad es que nunca me había planteado) es en el tamaño y sobre todo en la proporción (relación entre el ancho y el alto) de las mismas. Y es que resulta que en la fotografía tradicional, con los carretes de 35mm, las dimensiones de los negativos mantenían una relación 3:2 entre el ancho y el alto. Sin embargo, en la fotografía digital la relación por defecto es de 4:3. ¿Qué efecto tiene esto? A la hora de sacar fotos o de almacenarlas, en realidad poco importante: sea 4:3 o 3:2, al sacar la foto (o al escanear una foto tradicional) obtendrás una imagen con un número determinado de píxeles (que guardarán la proporción de origen) y santas pascuas.
El problema viene a la hora de imprimirlas. Porque los formatos tradicionales están adaptados a las dimensiones del 3:2, por lo que al tratar de imprimir una foto digital (de 4:3) sobre uno de estos formatos nos encontramos con que no «cuadra»: si lo ajustamos para que la foto cubra el espacio vertical, nos «faltará foto» para rellenar todo el formato en la horizontal. Y si lo ajustamos para que cubra el espacio en la horizontal, entonces nos «sobra foto» en la vertical y hay que recortar.
La cosa se complica aún más porque algunos de los formatos tradicionales de foto impresa no responden exactamente a ninguna de las dos proporciones (por ejemplo, un 18×13 no es exactamente un 3:2 ni tampoco un 4:3).
La solución que se aplica en los laboratorios de revelado para adaptar la foto de origen al formato elegido puede ser o bien recortar la parte de la foto que sobra, o bien poner un marco a las fotos que, merced a aplicarle un grosor diferente en los segmentos verticales y los horizontales, consiguen adaptar la proporción.
En todo caso, la solución ideal es saber a priori en qué formato vamos a imprimir y ajustar nosotros el tamaño de la imagen para esas proporciones. Así nos aseguramos de ser nosotros los que decidimos qué parte «cortamos» si hace falta.

Del píxel al megabyte

Pixel
Una de las cosas que más me gustó de la primera clase del curso de fotografía fue el repaso que hicimos al concepto del píxel y a su impacto en todo el proceso de la fotografía, desde la captación a la reproducción pasando por el almacenamiento.
El píxel es la unidad básica con la que se forman las imágenes en el entorno digital. Al final, una fotografía digital no es más que un mosaico formado por un montón de puntitos que, vistos desde la distancia adecuada, componen la imagen. De hecho, si nos acercásemos mucho podríamos ver esos puntitos.
Así, a la hora de tomar la fotografía, el sensor detecta la luz que recibe (en tantos píxeles como defina su capacidad: por ejemplo una cámara de 6 megapíxeles será capaz de transformar la luz que reciba en unos 3.000×2.000 puntitos) y la transforma en información correspondiente a cada uno de los «puntitos».

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Las limitaciones del equipo

Bueno, pues ahí ando dando mis primeros pasos con la fotografía. Como ya comenté, de momento voy con mi compacta digital comprada hace al menos tres años (Canon Ixus 430) y ya me estoy encontrando con la primera gran limitación: la óptica.
Con motivo de las fiestas de Aranda de Duero se ha organizado un Maratón Fotográfico. El objetivo, realizar una colección de 6 fotos de distintas temáticas relacionadas con las fiestas. Y allá que me he apuntado. Un modo, por cierto, muy atractivo de disfrutar de las mismas ya que te «obliga» a acudir a las distintas actividades, persiguiendo esas fotos atractivas para tu colección.
El caso es que voy por ahí con mi camarita, intentando captar momentos especiales… y me encuentro con que, a la hora de componer la foto, el exiguo zoom (3x – «es un Canon de 36-108 mm (en paso universal), con un enfoque macro de 5 centímetros y una luminosidad que se reduce a unos correctos f2,8-4,9» según la review) no me permite mucho margen de maniobra. Ni puedo hacer composiciones al estilo gran angular, ni puedo cerrar el enfoque para captar los detalles especiales. Lo comparo con lo que podría hacer con una réflex digital con dos objetivos de 18-55 y 55-200 y creo que las diferencias son obvias, tanto por arriba como por abajo.
Para los ángulos amplios no hay mucho remedio. Sin embargo, para los detalles habría uno, que sería recortar a posteriori las fotos. Eso haré para consumo interno. Pero para el propio maratón tengo un doble problema: por un lado, está prohibido el retoque digital bajo amenaza de descalificación (y entiendo que el recorte entra dentro de esa categoría) y por otro las fotos hay que entregarlas en resolución de 2MP. Partiendo de que la máxima de la cámara son 4MP (y eso consumiendo bastante espacio) tampoco tengo posibilidad de cortar demasiado… para «mis» fotos sí que recortaré, total son para colgar en flickr…
En fin, una excusa como otra cualquiera para justificar que las fotos no sean muy allá. A ver si terminamos y selecciono las más interesantes para ponerlas, a ver qué os parecen.