En mi trabajo me sacan de quicio

Asombrado me quedo de lo que cuenta Alejandro… que su empresa (la Administración) ofrece un curso que se llama, ojo al dato, «Ya nadie me saca de quicio». Su reflexión es enormemente precisa respecto a la indudable realidad de que siempre hay gente a la que, por ostes o por mostes, no soportamos (y viceversa, nosotros podemos ser los «no soportados»), las dificultades que eso genera en el funcionamiento de una organización y cómo en una empresa «normal» donde hay más movimiento eso puede ser un problema puntual pero en la administración, donde la fluidez es escasa, puede convertirse en problemas enquistados durante decenios.

En resumen, que puede ser que te vayas a pasar el resto de tu vida viendo a esa persona que te saca de quicio. Y lo que en una organización ágil es problema de meses, en la Administración es cosa de hasta que te jubiles, tú o el contrario.

Ese siempre ha sido uno de los aspectos que me han dado verdadero pánico de convertirme en funcionario público o de trabajar en una de esas grandes empresas «funcionarizadas». A mí donde esté la agilidad y sobre todo la libertad para en un momento determinado cambiar de aires…