Pequeña historia de éxito de la webdospuntocero

Os cuento un «sucedido» de esta misma mañana, que me ha hecho gracia, y que pone de relieve (a una escala pequeña; pero creo que precisamente ésta es la escala a la que tienden a suceder las cosas en esta bienamada «webdospuntocero») las curiosas implicaciones que puede tener esto de los usuarios que generan el contenido.
Hace unos meses tuve un pinchazo. Vamos, en realidad bajé al garaje y tenía la rueda descojonada. Total, que ponte a buscar un taller (un viernes a la tarde, nos íbamos de viaje), que te arreglen… contacté por casualidad con Midas (porque me sonaba de haber pasado por delante, ya ves tú), me atendieron estupendamente y todo fenomenal. Estando en el taller, se me ocurrió sacar una foto y subirla al blog desde allí, complementando luego el post en casa.
El caso es que hoy he vuelto a ir para que me echaran un vistazo a las dos ruedas que todavía no se han cambiado, porque me parecía que ya iba tocando darles «pasaporte». Y estábamos comentando, «y cuánto tiempo hace que cambiaste las otras dos», «pues hace ya x meses, que fue una odisea…». Y me dice la encargada «no, sí, si me acuerdo perfectamente, que además nos sacaste en internet».
Me he quedado un poco a cuadros. No esperaba que aquel post fuese a llegarles a ellos. Claro, soy consciente de que lo que escribo está ahí para todo el mundo, pero uno siempre tiene la sensación de que «todo el mundo» es un ente difuso, no personas con ojos y cara, y menos cuando hablamos de un entorno a priori tan «poco internet» como puede ser un taller mecánico de Aranda de Duero. Me ha pillado completamente desprevenido. «Sí, sí, nos llamaron de la central para felicitarnos y todo, asi que ¡gracias!».
En fin, creo que esta batallita refleja a la perfección lo que es, o puede llegar a ser, ésto de la webdospuntocero. Alguien que cuenta su experiencia en internet de forma espontánea (tan espontánea como una foto sacada con el móvil y subida tal cual a su propio blog, contada con sus propias palabras y su propia imagen), y esa experiencia llega, como por arte de magia, a generar consecuencias insospechadas.
Por cierto, bien por la persona de Midas que viese mi post y tuviese el detalle de trasladar la felicitación al taller. Con la de veces en que suena el teléfono o recibimos mails sólo para echarnos broncas cuando algo va mal (o, simplemente, para «controlar»), da gusto ver que hay gente que se toma las mismas molestias para felicitar cuando las cosas salen bien.

Midas me arregla el pinchazo




Al salir de viaje hemos visto un neumatico pinchado. En Midas me estan cambiando la rueda y atendiendo genial


Actualización: no era un pinchazo, sino que la rueda estaba hecha puré (y no, no tenía tantos kilómetros… creen que pueda haberse desequilibrado el eje y provocado un sobredesgaste). Lo curioso (y aterrador) es que el jueves hice 350 kilómetros con esa rueda, aparqué a medianoche y hoy, la siguiente vez que he ido al coche, estaba así: podía haberme dejado tirado en mitad de la noche en mitad de la meseta o, lo que es peor, haber reventado en pleno viaje. Mejor no pensarlo.
Por cierto, lo dicho, en Midas de Aranda de Duero me han tratado genial. Me han atendido superrápido, ha venido un mecánico a mi casa para poder sacar la rueda, llevarla al taller, cambiar el neumático y volver a casa a montarla. Luego he ido yo al taller para cambiar la rueda del otro lado (dicen que conviene cambiar a la vez las ruedas del mismo eje) y que echaran un vistazo a las de atrás, por si acaso. Los dos mecánicos con los que he tratado y la mujer que estaba en el taller han sido amables, cercanos, discretos, atentos… excelente trato, vamos (y no, no me han hecho ningún descuento que motive estos halagos… los trescientos y pico del ala han caído).
En fin, que ha habido que posponer el viaje para mañana por la mañana. Mal menor comparado con lo que podría haber pasado.